Muchas veces, ya sea en debates televisivos, programas de
radio o blogs de temática económica, se alude al pensamiento keynesiano,
derivado del expuesto por John Maynard Keynes, como si se tratase de una única
escuela de pensamiento. No está mal para un comentario genérico, pero lo cierto
es que hay una gran heterogeneidad dentro de los así llamados “keynesianos”,
que puede estructurarse en tres escuelas diferenciadas cuyo eje central de
discurso, hipótesis de partida y conclusiones políticas son bastante
diferentes.
El desarrollo de estas diferentes escuelas parte, obviamente, de los propios escritos de Keynes, siendo la
“Teoría general del empleo, el interés y el dinero” uno de los libros más influyentes
para el desarrollo de la teoría económica.
En el discurso que dio Krugman hace poco más de un año en el
75 aniversario de la publicación del ya citado libro dividía el pensamiento
keynesiano en dos líneas diferenciadas. Una, centrada en el capítulo 12, que
versa sobre la psicología de los inversores y su influencia en un mundo en el
que se van formando expectativas en un contexto de incertidumbre. Y otra,
basada en el equilibrio general entre una demanda agregada que podía ser
insuficiente para dar trabajo a todo el que estuviera dispuesto. Hice una exposición de esa división en su momento.
Aquí quiero hacer una dicotomía más clara, partiendo de las
diferentes escuelas así reconocidas, como son la síntesis neoclásica
(neokeynesians), el nuevo keynesianismo (new keynesians) y el post-keynesianismo
(post-keynesians).
Neokeynesianism (Síntesis neoclásica del keynesianismo)
Keynes no era muy ortodoxo. Su planteamiento general sobre
la economía la realizaba desde un tratamiento discursivo y pocas formulas
pueden encontrarse en sus conocidos libros. Era, por tanto, casi una necesidad
atraer sus ideas al mundo ortodoxo de los modelos económicos, para que el
tratamiento de sus hipótesis y las conclusiones derivadas de las mismas
tuvieran un tratamiento más científico (falsable), y pudieran compararse (como
así escribiría Hicks) con otros trabajos que trataban temas similares como, por
ejemplo, los de Pigou.
Al menos así lo expone Hicks que, en 1937, escribía “it
seems worth while to try to construct a typical “classical” theory” para
introducir el famoso modelo IS/LM, que sintetizaría las ideas de Keynes sobre
el equilibrio general en un contexto en el que los precios estaban fijados por
el contexto económico. Se ha convertido prácticamente en la escuela introductoria
del keynesianismo en la enseñanza universitaria actual. Pero ya en las conclusiones el
propio Hicks recalcaba que el modelo no dejaba de ser una mera simplificación
de la estructura teórica que había detrás y que no incluía elementos tan
importantes como la estructura y la distribución de la renta dentro de la llama
“renta agregada”.
Samuelson y Solow colaboraron en esta reformulación de las
teorías keynesianas en un marco clásico que intentaría, más adelante,
reformular las teorías macroeconómicas (sobre el comportamiento de los
agregados) a través del comportamiento microeconómico de los individuos.
La idea principal que desarrolla esta escuela versa sobre
las causas del desempleo, que ocurría cuando el sistema dejaba de estar en
equilibrio, por la escasa flexibilidad de los salarios o los precios y, por
tanto, las fricciones inherentes del sistema a tender al equilibrio. El objetivo era el de construir la idea de equilibrio general expuesta por Keynes y explicar en
base a esta las causas del desempleo no voluntario. El problema es que para
ello tuvo que apoyarse en tres ideas fundamentales de la llamada “escuela
clásica”:
- La neutralidad del dinero, que dice que los cambios monetarios no afectan a la economía real.
- El axioma ergódico, que plantea que el mundo pueda ser predicho, es decir, esté predeterminado por los parámetros del mercado.
- La sustitución perfecta, que dice que cada bien puede ser sustituido por el consumo de otros bienes.
Pero lo cierto es que Keynes no creía en ninguna de estas tres cosas.
Cuando uno trata de acercarse verdaderamente al pensamiento
keynesiano es, justamente, como una refutación a estos planteamiento clásicos.
Por ello, a esta escuela se la suele denominar como “bastard keynesianism” y, a
aquellos que no la abandonaron (incluso Hicks se arrepintió más adelante), “old
keynesians”.
New keynesianism (nuevo keynesianismo)
Con el auge del monetarismo, la teoría neoclásica, y la
ortodoxia económica, este keynesianismo descafeinado no resistió el envite que
fue la crisis de los 70. Así, nació la necesidad de volver a las ideas
originales de Keynes pero, de nuevo, a través de la ortodoxia económica. Se trató
de repetir el invento anterior desde una perspectiva más compleja y más
completa. Los modelos más sofisticados podían permitir introducir algunas ideas
diferentes de una forma más realista y afín a las ideas originales.
Lo cierto es que el desarrollo de esta escuela se hace en un contexto de gran
heterogeneidad entre sus autores. La idea que tenemos de que todos los
keynesianos promueven la necesidad de déficits fiscales (quizás una de las ideas más comúnmente expuestas) es erróneo, puesto que
ni siquiera todos creen en la efectividad de la política fiscal.
De nuevo, surge la necesidad de realizar modelos basados en
una teoría macroeconómica que introduzca en el equilibrio los problemas e ideas
que aparecen en un contexto agregado, como pueden ser los bienes
públicos, externalidades, fallos de mercado o problemas de información
perfecta. Quizás sean estas ideas las que mejor describan el leitmotiv de esta
escuela, independientemente del pensamiento original de Keynes que, de nuevo,
se pierde un poco por el camino.
Así mismo, la idea de una mico fundamentación de toda teoría
macroeconómica se afianza. Se rechaza todo inductivismo, el hecho de trazar las
líneas generales de la teoría basándose en la experiencia y la evidencia. Por
ejemplo, en vez de partir de que el consumo es una parte de la renta derivada
de nuestra propensión marginal a consumir (tautología obvia), se parte de que
el consumo forma parte de nuestra función de utilidad y es, a través de su
maximización, cuando los individuos deciden cuanto consumir.
Así, estos “nuevos keynesianos” necesitan de ciertas
herramientas neoclásicas como las expectativas racionales, que, junto a la
posibilidad de que existan varios equilibrios posibles a corto plazo llegan a hacer efectiva la política económica (tanto monetaria como fiscal).
El eje de acuerdo fundamental sigue siendo el que los
precios y los salarios (elementos monetarios) no se ajustan automáticamente, por
lo que el equilibrio puede no estar asegurado durante bastante tiempo. Un gran
interés ha sido dotar de fuerza microeconómica esta idea, a través de toda una
batería de elementos como los contratos implícitos, evolución de los mark-up,
selección adversa, problemas en las balanzas sectoriales, costes de menú, etc. Además de
potenciar el estudio del desempleo no solo a través de la demanda, sino del
emparejamiento en el mercado laboral y sus fricciones.
El enfrentamiento fundamental entre la escuela clásica y el
nuevo keynesianismo se encuentra en el estudio del corto plazo y su tendencia
al equilibrio. En el largo plazo, la economía de oferta cobra un mayor
protagonismo (incluso algunos creen en la ley de Say) y la neutralidad del
dinero adquiere más fuerza.
Actualmente, la macroeconomía avanzada da cuenta del
debate y las ideas en torno al desarrollo de estos equilibrios en el corto y
medio plazo, en base a modelos más variados, específicos y sofisticados.
Post-keynesianism
Paralelamente al nuevo keynesianismo, surge el post-keynesianismo,
que es el intento de retomar las ideas originales de Keynes al completo,
actualizándolas consecuentemente en torno al desarrollo de una nueva escuela
más próxima al autor. No se trata por tanto de convertir algunas ideas de
Keynes en un contexto ortodoxo, sino de seguir el espíritu de sus ideas en el
desarrollo de una teoría económica que no tenga porqué seguir los cánones de la
ortodoxia.
Una de las principales críticas que hacen los autores post-keynesianos
es la mala representación que se hace de las ideas originales de Keynes por
parte de los autores de las dos escuelas previamente descritas. Esto no quiere
decir que todas las ideas del post-keynesianismo surgan o sean originales de Keynes, sino todo lo contrario. No tratan de “copiar con diferente letra”, sino
de inspirarse y seguir el análisis por la senda abierta (y ni mucho menos
cerrada) por Keynes. De hecho, los primeros autores de esta escuela son los propios estudiantes de Keynes.
El punto de ruptura surge en el inicio del desacuerdo, el
propio modelo IS/LM, y la consideración de que es la rigidez en la flexibilidad
de precios lo que causa el desempleo no voluntario.
La primera de las criticas a la escuela clásica, la noción
de “neutralidad del dinero”, causa todo un desarrollo analítico sobre los
efectos monetarios en la economía. Desde las restricciones que el crédito puede
causar en la demanda efectiva, la endogeneidad del crédito (o imposibilidad de elegir
el nivel de oferta monetaria y el tipo de interés a la vez), los desarrollos
sobre la formación de burbujas o la inestabilidad financiera de Minsky, y la
más reciente Teoría Monetaria Moderna.
En segundo lugar, la estructura en la preferencia de activos
líquidos o monetarios y el hecho de que parte de estos no son perfectamente
sustitutivos en el corto plazo en bienes o servicios hace que pueda originarse
una demanda ineficiente para una estructura productiva determinada.
Unida al hecho de que el futuro no puede ser predicho, en
base a la incertidumbre como eje fundamental, hace que la inversión pueda ser
demasiado inestable como para hacer que en el medio y largo plazo se vuelva a
tender al equilibrio.
Durante una crisis, la gente puede tener preferencia a
guardar más dinero, atesorar o ahorrar (ya que le da una cierta seguridad tener
dinero líquido), y que las inversiones se localicen en otro país (por la
incertidumbre en torno al desarrollo de la crisis), deprimiendo aun más la
economía.
Por supuesto, parte de estos desarrollos (muy variados),
forman parte de la heterodoxia económica al no ajustarse o, directamente,
rechazar varias ideas que conforman el mainstream de la economía actual.
También hay que añadir que algunos autores incluyen, sino dentro del post-keynesianismo sí muy cercano al mismo, al pensamiento derivado de Sraffa y de Kalecki.
También hay que añadir que algunos autores incluyen, sino dentro del post-keynesianismo sí muy cercano al mismo, al pensamiento derivado de Sraffa y de Kalecki.
Conclusiones
Espero que haya quedado claro que hablar del keynesianismo
como tal es útil en un contexto muy general, pero puede no ser muy acertado en
un uno en el que el análisis del pensamiento económico sea la clave. Como podemos ver en la siguiente tabla, las
diferencias entre el nuevo keynesianismo y el post-keynesianismo son notables, aunque ambas estén más próximas entre si que junto a otras teorías como puedan
ser el monetarismo de Friedman o la escuela austríaca.
Fuente: La relación entre la nueva economía keynesiana y la economía postkeynesiana
Me gustaría enfatizar aquí la divergencia metodológica expuesta en la tabla. Si bien la ortodoxia económica (y por tanto el nuevo keynesianismo) intenta establecer y formular modelos generales que intenten simular el comportamiento económico con el fin o el propósito de entender su funcionamiento y poder, con ello, predecir (siendo estas predicciones las que se validan y contrastan con la realidad), la propuesta del post-keynesianismo se basa en partir de la realidad establecida y explicarla a través de modelos que, de partida, se asumen que no son universalmente válidos. El énfasis, por tanto, pasa del objetivo científico de predecir en el caso de uno, a explicar, en el de otro.
Por último, reseñar el hecho de que cada autor, dentro de una misma escuela económica, tiene sus particularidades y propios desarrollos, que amplían y dotan de ciertos matices teóricos (y filosóficos) que son los que dan vida e interés a los debates y los que hacen que el desarrollo y la construcción personal de un pensamiento único y propio sea mucho más útil y e interesante.
Por último, reseñar el hecho de que cada autor, dentro de una misma escuela económica, tiene sus particularidades y propios desarrollos, que amplían y dotan de ciertos matices teóricos (y filosóficos) que son los que dan vida e interés a los debates y los que hacen que el desarrollo y la construcción personal de un pensamiento único y propio sea mucho más útil y e interesante.
PD: Para describir una escuela económica en particular
habría que escribir (y así se ha hecho por parte de numerosos autores) varios libros. Ya no digo nada si lo
que se intenta es enmarcar varias escuelas y contraponer unas con otras. Lo
aquí expuesto no es más que un resumen muy simplificado de cada una de las escuelas
y sus diferencias.
Fuentes:
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Keynes and Money (P. Davidson)
La relación entre la nueva economía keynesiana y la economía postkeynesiana: Una interpretación.
La relación entre la nueva economía keynesiana y la economía postkeynesiana: Una interpretación.
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