Hace unas cuantas semanas intentaba dar unos pequeños
apuntes diferenciando las ramas que habían ido surgiendo del pensamiento (comúnmente denominado) keynesiano.
Hoy quiero ir un poco más allá y centrarme en los diferentes
enfoques que sirven de base para el desarrollo del pensamiento económico, tanto
el que discurre por la corriente principal como los enfoques heterodoxos.
En vez de clasificar todas las escuelas económicas (lo cual
suele dar problemas) y definir las bases de las mismas, voy a partir
directamente de los fundamentos de la filosofía económica.
Si bien no es una tarea fácil definir qué es aquello que
conforma los principios filosóficos no solo en un nivel interpretativo de la
realidad (¿qué es lo que vemos?) sino también la forma en la que observamos
esta realidad (¿Cómo lo vemos?) y el uso que le damos a esta información, me
iré guiando por las aproximaciones que más o menos pueblan el debate a partir
de la exposición que realiza Lavoie: La epistemología, el individuo frente a la
sociedad, el concepto del homo economicus, y la definición de la economía como
ciencia.
Realismo frente a instrumentalismo
Una de las primeras contiendas se realiza en el plano del propio
conocimiento. ¿Para qué debe servir? ¿Es el conocimiento un fin en si mismo?
El enfoque científico se separa en dos vías claramente
diferenciadas:
- El enfoque realista, que ve en la ciencia la forma en que el ser humano puede acercarse a la realidad, conocerla y entenderla. Una realidad que es ajena al que observa y que existe por si misma. El objetivo del científico “realista” es alcanzar la verdad de esta realidad.
- El enfoque instrumentalista, que ve en la ciencia el instrumento para analizar y predecir los fenómenos que suceden en la realidad, independientemente del proceso por el qué estos fenómenos ocurran. Lo importante bajo este marco no es entender lo que subyace (lo que no se ve, lo que no nos afecta), sino solo lo que se ve.
Así, la visión del instrumentalista (según Osiander) hace
que las hipótesis que sustenten una teoría (y por tanto, una predicción o el
propio conocimiento), no necesiten ser ciertas, pues es suficiente con que
estas proporcionen unas conclusiones que sean consistentes con la realidad
observada.
En el plano de las teorías (en nuestro caso económicas), lo
que hace que una teoría sea científicamente “cierta” (o, categóricamente
“mejor”) es, desde el punto de vista realista, que la teoría se sustente bajo
la verdad de todos los elementos que la componen (hipótesis y
conclusiones), mientras que desde el punto de vista instrumentalista, solo las
conclusiones (por ser lo que directamente necesitamos y queremos contrastar)
necesitan acercarse a la verdad.
La visión instrumentalista es mucho más práctica (de hecho
es puramente pragmática), en tanto en
cuanto no dudará en imponer una restricción, un axioma o una hipótesis que sea
poco realista si con ello consigue un mayor poder explicativo.
El economista Schumpeter, descrito en Shionoya (1990) como un
instrumentalista, escribía:
“The absolute truth of our hypotheses does not matter…The role of hypotheses is merely formal; even if it were proved that they are themselves true, nothing would be gained from it for our laws."
Friedman, otro conocido instrumentalista, sugería que una teoría, aun siendo falsa, podia ser más util (y por tanto debía
ser preferida) que una cierta.
Es por tanto en las hipótesis donde encontramos la primera divergencia.
El enfoque realista trata de utilizar hipótesis ciertas, ya vengan estas de la
propia observación y experimentación (tras corroborar la verdad de estas
proposiciones con respecto al mundo real) o a través del conocimiento
apriorista (cuya existencia es otro debate abierto).
Aunque en el contexto de la construcción de modelos formales
teóricos sobre el comportamiento del mundo real, el uso de hipótesis (y más en
el plano económico) implica matizar un poco que significa aquello de “real”. Y
es que, ¿Cuan realista puede ser una simplificación, una hipótesis?
En primer lugar, los modelos teóricos no muestra la
“verdad” del mundo real (algo complejo y lleno de infinitos e infinitesimales
detalles), sino el comportamiento en base a las “fuerzas” que lo mueven. El movimiento o comportamiento lo describimos a través de nuestras ideas subjetivas en los modelos que luego contrastamos con la realidad.
Una hipótesis extra es que se pueden estudiar estas fuerzas
de manera individual (la gravedad sin tener en cuenta el magnetismo, el consumo
propio de patatas sin tener en cuenta la tasa de ahorro de los chinos…). Esto
nos permite en primer lugar excluir toda aquella parte de la realidad que
afecta en un grado muy pequeño (o nulo) al comportamiento que queremos
analizar.
Si no asumes esa hipótesis, quizás creas que el estudio
detallado del contexto histórico es la única forma de intentar explicar los
eventos pasados, y que la complejidad de un mundo casi caótico (donde una
variable se ve afectada por todas las demás) no puede llegar a conocerse (ni
por medio de la generalización inductiva del pasado, ni por medio de la deducción
lógica, al no disponer de todas las hipótesis necesarias, esto es, el estado inicial del sistema al detalle).
Por otra parte, casi cualquier hipótesis sobre el
comportamiento social debe simplificarse a la hora de introducirla en el
lenguaje lógico-matemático. Cualquier simplificación es, por mera construcción,
una abstracción de la realidad (si no lo que haríamos sería simular la realidad
en un matrix condicionado al estado inicial del mundo sobre el que hacemos las
hipótesis). ¿Hasta que punto esa abstracción sigue manteniendo la verdad y, por
tanto, debe ser válida para los “realistas”?
Creo que es una pregunta que mantiene abierto el debate.
Desde mi punto de vista, la respuesta está en el enfoque. Empezando
porque cualquier observación que obtengamos está cargada de juicios de valor
propios, e implica un análisis parcial de la realidad, debemos ser conscientes
de que aunque exista el termino “real”, lo que hacemos nosotros es acercarnos
más o menos a esa realidad, pero no alcanzarla. Las hipótesis que hagamos
(basadas en nuestro conocimiento y experiencia) serán siempre, por tanto, más o
menos cercanas a la realidad, nunca puramente reales (excluyo enunciados analíticos / tautológicos).
Así pues, cualquier simplificación es una
abstracción que no es estrictamente verdad. Pero no incumple el sentido
“realista” de la ciencia, puesto que lo que este enfoque hace es valorar la
mayor o menor verdad de las hipótesis para valorar el modelo teórico en su
conjunto, admitiendo (al menos en mi caso, ya que soy más próximo al realismo
que al instrumentalismo) que cualquier modelo es una abstracción y, por tanto,
que jamás será una “verdad” pura.
La econometría, como herramienta utilizada para estudiar la
correlación y fuerzas existentes entre diferentes variables económicas se
dispone para validar la verdad o falsedad de las conclusiones expuestas en las
diferentes teorías, como método para validar la teoría en
sí. El enfoque mainstream, por tanto, es el instrumental, popularizado tras las aportaciones de Friedman.
Y si bien en el plano teórico las aportaciones se realizan a
través de una mayor sofisticación en las hipótesis, la relevancia de las mismas
sigue validándose a través de los resultados que estas aportan en sus
conclusiones.
Los enfoques heterodoxos (marxistas, post-keynesianos,
institucionalistas…) se basan más en la noción realista de la ciencia, cuya
principal crítica ante las aportaciones neoclásicas se basa en el mundo
imaginario sobre las que descansan.
Se puede hacer un comparación entre las aptitudes de cada una de las posturas científicas y la aportación que hacen sobre el método científico a través del trabajo de Cacioppo, Semin y Berntson (2004):
Se puede hacer un comparación entre las aptitudes de cada una de las posturas científicas y la aportación que hacen sobre el método científico a través del trabajo de Cacioppo, Semin y Berntson (2004):
Elaboración propia a partir del gráfico elaborado por Cacioppo, Semin y Berntson (2004) |
Organicismo e individualismo
El segundo de los principios que entrañan divergencia es la
óptica desde la que hay que estudiar y analizar el comportamiento económico de
los agregados sociales en el escenario económico (lo que en términos clásicos
se denomina “mercado”).
La principal es aquella que estudia el comportamiento del
individuo y lo generaliza, lo suma y lo agrega para determinar el
comportamiento del conjunto. En el otro lado del ring nos encontramos con la
propuesta organicista, aquella que rechaza el reduccionismo como forma de
analizar un complejo entramado de entidades que se relacionan, vinculan y
restringen entre si.
La forma más simple de reducir el principio de estos dos
conceptos es preguntarse: ¿Es el todo simplemente la suma de sus partes?
La visión neoclásica se fundamenta en el agente económico
individual y la microfundamentción de su comportamiento para desarrollar una
teoría de preferencias que acabará en el intercambio óptimo a través de la
maximización de lo que se denomina su utilidad. Y es este intercambio, en la
forma en la que se distribuyen los bienes entre los agentes, el que describe el
estado de la economía (del mercado).
El enfoque holista, u organicista, ve en el hombre no solo
un animal individual, sino, sobre todo, un ser social, que genera estructuras
organizativas a través de la colaboración entre individuos, que conforman una
entidad diferente y que afecta directamente no solo a la estructura del
mercado, sino a la propia capacidad de acción del hombre.
¿Qué es una mesa, sino simplemente cuatro patas y una tabla?
Sin embargo, la mesa, como objeto, como entidad, no es solamente el conjunto de
los cinco objetos que la conforman, sino que necesita una cierta organización,
una forma (abstracta, o ideal, en el sentido platónico del término), para que
tal conjunto sea, efectivamente una mesa.
La visión organicista toma esto en consideración, e
introduce las instituciones (la forma en la que se organiza la sociedad, ya sea
en base a leyes o a entidades económicas, como bancos, organizaciones
territoriales, la cultura…), como un elemento crucial en el contexto de la
producción, intercambio y consumo de los individuos.
Estas instituciones, que surgen de los individuos, pero que
siguen otras normas o propósitos (una mayor justicia social o económica, una
mayor eficiencia productiva, un mejor uso de la información disponible), deben
tenerse en cuenta.
Popper criticó esta visión afirmando:
Popper criticó esta visión afirmando:
"Todo fenómeno social…debe ser siempre entendido como el resultado de las decisiones, acciones, actitudes, etc. de los individuos y… no deberíamos estar satisfechos con ninguna otra explicación que esté en términos de los llamados colectivos."
Sin embargo, no se trata tanto de no explicar el
comportamiento institucional o cultural a partir de las decisiones (o
preferencias sociales) de los individuos, sino de incluir esto de una manera
correcta en los análisis de corte económico.
Se alude, pues, a esta “emergencia” (porque emerge, no
porque urja), como aquello que existe como el conjunto de decisiones,
colaboraciones y acciones de los individuos.
Si los modelos que parten del individuo incluyen estos
procesos emergentes, podrían llegarse a conclusiones parecidas, pero se me
antoja difícil por la complejidad de incluir la heterogeneidad y las relaciones
necesarias para que esto ocurra.
Harold Kincaid daba tres razones por las que una visión reduccionista (no organicista) no era válido en ciencias sociales:
Harold Kincaid daba tres razones por las que una visión reduccionista (no organicista) no era válido en ciencias sociales:
"There are three good reasons to think that reduction will fail on any likely development of social sciences: (1) multiple realizations of social events are likely; (2) individual actions have indefinitely many social descriptions depending on context; and (3) any workable individualist social theory will in all likelihood presuppose social facts. Each of these claims, if true, rules out reduction as defined here."
Existen ramas (bastante novedosas) de la economía que
intentan explorar esta emergencia, como pueden ser las teorías de la
complejidad, la auto-organización, sistemas adaptativos, evolutionary
economics… en diferentes ámbitos más o menos cercanos a posiciones heterodoxas
o neoclásicas. Sin embargo, creo que esta dicotomía es bastante más fuerte de lo que parece. Sobre todo si creemos que las organizaciones e instituciones también afectan al pensamiento y las preferencias de los individuos. A continuación podemos ver el popurrí de áreas de estudio social donde aparecen estos conceptos:
Robots optimizadores Vs Procesamiento imperfecto
Ya sea sobre el eje del comportamiento únicamente
individual, o en base al conjunto de instituciones y estructuras sociales,
nadie duda de que conocer el "ser" es indispensable.
Lo que define al ser humano es su
capacidad de pensar (de ahí que seamos sapiens). La capacidad de recoger u
utilizar la información de la que disponemos es un elemento
fundamental a la hora de estudiar la toma de decisiones.
El ser humano es, a todas luces, un ser racional, en el
sentido de que utiliza de la mejor forma que le es posible, la mejor cantidad
de información que le es posible conseguir, para tomar una decisión de entre
las que pueda elegir. Hay tres "puedes" ahí.
En el sentido neoclásico el ser humano, u homo economicus, tiene una racionalidad casi
perfecta. En los modelos teóricos se presenta al individuo como una máquina de
optimizar que utilizará toda la información disponible (que también suele
simplificarse en “toda la información existente”) para elegir la mejor decisión
posible.
La inclusión de expectativas racionales (uso generalizado
por Robert Lucas), que incorporan el hecho de que toda predicción es
esencialmente cierta excepto por un error aleatorio, es una de sus principales
conclusiones.
Esto asume que el modelo teórico de
comportamiento de los individuos es conocido por los propios individuos (ya que
los individuos, que tienen información, también tienen la información que se
desprende del análisis del comportamiento económico).
Si el modelo predice que la inflación va a ser del 3%, el
modelo intenta describir una realidad en donde ese modelo es cierto y los
individuos lo conocen (por que tienen toda la información a su alcance),
entonces los individuos actuarán en consecuencia. Y puesto que una de las
virtudes de la economía es que es, en muchos casos,
auto-proféticamente-cumplida, la inflación será del 3%.
Otro de los elementos que incluyen estas expectativas
racionales es el hecho derivado del punto número 2, el concepto individual en el
análisis del agregado. En vez de tener en cuenta las asimetrías entre
individuos en la suma de estos (que se forman en base a su propia interacción,
en lo que antes denominábamos “emergencia”), se genera un representante de los
mismos, que dará cuenta por todos. Al tener que simplificar la economía al
comportamiento de un individuo, este debe reunir el comportamiento agregado
medio, que en el caso del proceso mental, implica una moderación en la
variabilidad que pueden surgir de los errores del comportamiento individual.
Es decir, que un individuo puede equivocarse más o menos,
pero en media, el conjunto (y por tanto el individuo que la represente) no se
equivocará mucho.
Por otra parte está la visión procedimental del proceso de
toma de decisiones que utiliza la llamada “racionalidad limitada” desarrollada
por Herbert Simon.
No solo los seres humanos tenemos diferentes informaciones,
sino diferentes formas de procesarlas. El tiempo y las emociones afectan a
nuestra toma de decisiones más de lo que queremos aceptar.
En esta visión, si bien como seres humanos intentamos
analizar todas las alternativas y las consecuencias de las mismas para tomar
una decisión, relegamos en la heurística (proceso por el que elegimos
basándonos en decisiones pasadas, estrategias, para resolver los problemas).
Una de estas estrategias puede ser el “sentido común” que
puede diferir entre diferentes contextos sociales (agregados, todo se
retroalimenta).
En concreto, delegamos la toma de decisiones en normas o
algoritmos predefinidos, que pueden estar mejor o peor preparados para
optimizar la decisión.
Daniel Kahneman, por un lado, o Daniel Ariely (y todo lo que
implique el estudio de las behavioral economics), por otro, dan cuenta de las
limitaciones, costumbres y el reflejo de las emociones y el entorno en nuestras
acciones.
Y si el empleo de la información es un tema importante, las
asimetrías derivadas de una información imperfecta o incompleta (o incluso
inexistente) cobran aun más importancia. Sobre todo si tenemos en cuenta que la
información es, también, algo generado por el ser humano, por lo que un tipo de
poder social puede tener preferencia ante la generación de información falsa o
incompleta ante la que no hay alternativa y que generará de todo menos una aproximación a la eficiencia.
Y en la cúspide de todo este embrollo, la incertidumbre se
mantiene como eje principal de algunas escuelas heterodoxas como el
post-keynesianismo, el hecho de no tener información disponible ni siquiera
para calcular los riesgos de un futuro que es (a cierta escala) impredecible.
¿Qué demonios es la ciencia económica?
Por último voy a comentar uno de los ejes principales de
divergencia que, quizás, sea el principal. Pues antes de pensar sobre economía debemos definir propiamente qué nos preocupa, cual va a ser nuestro principal
punto de análisis. Debemos, por tanto, definir el tema sobre el que va a versar
la ciencia económica.
Una de las visiones es el estudio de la satisfacción de
necesidades ilimitadas (dado nuestro carácter de no saciabilidad, una
consideración que ya entraña debate) con una serie de recursos escasos, y la
manera en la que la asignación de estos recursos entre todas las personas
implica una mayor o menor eficiencia.
El problema surge, por tanto, de la escasez de estos
recursos.
Este enfoque no solo da pie a la forma que toma la
distribución de estos recursos (puesto que el “todo” está limitado), sino que,
puesto que las partes, es decir, los diferentes bienes que se producen con
estos recursos, son también escasas, debemos enfrentarnos a un proceso de
decisión derivada de un coste de oportunidad (elegir algo implica no elegir
otra cosa) que confronta nuestras preferencias, con las posibilidades de
producción, determinando así los precios (demanda y oferta). Es en esta
confrontación donde podemos obtener información de tipo económica, en el
mercado. Esta confrontación entre uno que compra y otro que vende, uno que
demanda y otro que ha producido, se centra en el acto del intercambio.
El primer enfoque, por tanto, se centra en el intercambio de
bienes, derivado del trabajo y preferencias individuales, como forma de
estudiar “la economía”.
El segundo enfoque se basa primordialmente en la forma que
toma la producción y el crecimiento económico derivado de la misma. Y no es
tanto la forma en la que toma la asignación de los recursos en los diferentes
procesos productivos (o de consumo), si no el grado en el que estos recursos
son utilizados o desaprovechados en el proceso productivo.
Este proceso deriva del hombre, que es el que demanda y el
que en última instancia produce. Si son las maquinas las que producen, será el
hombre el que haya producido las máquinas.
Poniendo el enfoque en el propio ser humano y en su relación
con el proceso productivo, el estudio y análisis del empleo es, por tanto,
fundamental.
El primer enfoque trata de discernir si la distribución de
los trabajadores por el proceso productivo es el más eficiente, dando por hecho
que se aprovechan todos los recursos disponibles y que, por tanto, todo
desempleo es voluntario.
El segundo enfoque estudia porqué no todo el mundo está
trabajando, porqué el proceso productivo no incorpora a trabajadores que desean
y pueden trabajar.
Si esos trabajadores tienen una capacidad de trabajo y unas
necesidades o preferencias. ¿Por qué no se incorporan al proceso productivo y
de consumo?
Si bien el primer enfoque da por sentada una cierta
eficiencia, el segundo se pregunta por el grado de esta, y el proceso por el
cual esta no se llega al alcanzar.
Aun más heterodoxa, la propuesta marxista argumenta que el
concepto en si mismo está equivocado, no es la relación del hombre individual
con unos recursos escasos, sino que hay que estudiar las relaciones sociales
que fundamentan el proceso de provisión social (al final y al cabo, todo es una
lucha de clases).
Elaboración propia |
Filosofía económica
La base del pensamiento económico, que da forma a las
teorías que tratan, por un lado, de explicar nuestra realidad, y por otro, de
ser útiles, se basa, primero, en aquello sobre lo que queremos pensar, segundo,
en la forma sobre la que creamos que actúa y es el ser humano, y tercero, en la
forma en la que el ser interactúa con el medio, tanto natural como social.
Es en la filosofía, por tanto, donde encontramos la base del
pensamiento económico (y científico). Y es en las consideraciones subjetivas como las arriba
expuestas de donde parte toda divergencia.
Muchas veces se alude al hecho de que las escuelas
económicas están muy dispersas y piensan de forma completamente diferente como algo
necesariamente malo. Como la clara representación de que no existe “verdad”
detrás de la propia ciencia económica y de que, por tanto, no debe llevar la
palabra “ciencia”.
Lo cierto es que hay diferentes aproximaciones científicas,
diferentes visiones de lo que es la realidad. Diferentes formas de obtener y
contrastar el conocimiento adquirido. Lejos de ser un lastre, hace
de la ciencia económica una ciencia aun más rica e interesante.
Y ya está, y así va todo. Whatevers Works, que diría Woody
Allen.
PD: Durante la búsqueda de fuentes de información para la elaboración de este artículo he encontrado un libro que puede ser del interés de aquel que haya llegado hasta el final: The philosophy of economics, una antología de textos de autores como Marx, Veblen, Friedman, Hausman, Schumpeter, Sen...
PD: Durante la búsqueda de fuentes de información para la elaboración de este artículo he encontrado un libro que puede ser del interés de aquel que haya llegado hasta el final: The philosophy of economics, una antología de textos de autores como Marx, Veblen, Friedman, Hausman, Schumpeter, Sen...
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Fuentes:
Realism Vs Instrumentalism
Two responses to the failings of Modern Economics: The Instrumentalist an the Realist
Shionoya (1990): Instrumentalism in Schumpeter's economic methodology
Cacioppo, Semin y Berntson (2004): Realism, instrumentalism and scientific symbiosis
Methodological individualism Vs. methodological holism
Anti-Reductionism Example
Think Complexity
Readings in the Philosophy of Social Science
Introduction to Heterodox economics
Escrito por Miguel Puente Ajovin en Caótica Economía. Sígueme en twitter
Realism Vs Instrumentalism
Two responses to the failings of Modern Economics: The Instrumentalist an the Realist
Shionoya (1990): Instrumentalism in Schumpeter's economic methodology
Cacioppo, Semin y Berntson (2004): Realism, instrumentalism and scientific symbiosis
Methodological individualism Vs. methodological holism
Anti-Reductionism Example
Think Complexity
Readings in the Philosophy of Social Science
Introduction to Heterodox economics
Escrito por Miguel Puente Ajovin en Caótica Economía. Sígueme en twitter
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