Entre 2000 y 2010, el gasto sanitario en España en
relación al Producto Interior Bruto ha aumentado más de un 30%. Esta
tendencia creciente ha sido compartida por la gran mayoría de los países de nuestro
entorno. Sin embargo, como mencioné en mi último artículo,
en cuestiones de salud, no sólo es importante fijarse en el gasto, sino también
en los resultados obtenidos.
De este modo, tanto el gasto como los resultados en
salud deben tenerse en cuenta a la hora de valorar un sistema sanitario. En
este sentido, como refleja el informe de la
OECD de 2011, España presenta un gasto sanitario per cápita inferior a la media
de la OECD, y unos resultados en salud superiores. Esto supone, que el esfuerzo
realizado en la provisión de salud permite obtener buenos resultados. Sin
embargo, el crecimiento experimentado en la última década requiere propuestas
enfocadas a hacer sostenible el gasto a largo plazo.
Una de las propuestas estrella es la privatización
de las gestión de los servicios
sanitarios, para mejorar la eficiencia del sistema. El principal motivo es
la creencia ciega de que la gestión privada es siempre “mejor” que la pública. Sin embargo, como ya he mencionado,
en cuestiones de salud no sólo importa la eficiencia. De este modo, veamos
algunos datos sobre gestión privada vs pública y los resultados obtenidos en
salud(1).
Esta figura muestra la relación que existe entre el
gasto privado en salud y la esperanza de vida. Como se puede observar, no
existe una relación robusta entre ambas variables, sin embargo esto puede
explicarse debido a las diferencias que existen entre si la organización es con
ánimo de lucro o no. Veamos un ejemplo:
En esta tabla se presenta el riesgo relativo de
mortalidad (cociente entre el riesgo de mortalidad en entidades con ánimo de
lucro y entidades sin ánimo de lucro) que existe entre pacientes de
hemodiálisis en función de si la entidad es con ánimo de lucro o no. Como queda
patente en este estudio (2), el riesgo de mortalidad es superior en las
entidades con ánimo de lucro; es decir, los resultados en salud son diferentes cuando se trata de una asociación con ánimo de lucro.
Por su parte, la relación entre gasto público y esperanza
de vida vienen recogidos en la siguiente figura:
Como muestra el estudio, existen diferencias entre
la relación que existe entre gasto privado o público en salud y esperanza de
vida. Este hecho puede tener relación con la perspectiva adoptada a la hora de
gestionar estos servicios; es decir, si se adopta una perspectiva de proveedor (maximización de beneficios económicos) o
una perspectiva social (análisis
coste-beneficio buscando el mayor nivel de salud del modo más eficiente).
Otro estudio (3), que puede reforzar los resultados de la figura
anterior entre la relación positiva entre gasto público y resultados en salud,
muestra la siguiente tabla:
Vemos como (para este estudio), un aumento de 100€
per cápita en gasto de gestión pública permite reducir la mortalidad evitable,
mientras el mismo incremento en la gestión privada no.
Por tanto, vemos las diferencias que existen entre
un tipo de gestión y otro en relación a los resultados en salud. Pero, ¿Qué ocurre
con la eficiencia? El concepto de eficiencia se refiere a si podemos obtener un
mayor nivel de output (mejores resultados en salud, por ejemplo) con el mismo
consumo de recursos; o, de forma similar, si con un consumo menor de recursos
podemos obtener el mismo nivel de resultados.
En este sentido, es comúnmente aceptado que la
gestión privada es más eficiente que la pública, debido a la estructura de
incentivos, la presión competitiva, etc. Sin embargo, ¿esto es así en la
gestión de servicios sanitarios? No existen demasiados estudios (que yo
conozca), en los que traten de analizar este hecho. De uno de ellos he extraído la siguiente tabla (4):
¿Es más eficiente la gestión privada? La tabla no
recoge los resultados, pero sí el consumo de inputs y su coste. Y, como, queda
patente, no parece que la relación consumo/gasto sea más eficiente en los
hospitales de gestión privada.
Obviamente todo esto no es concluyente y se
requieren más estudios. Pero da indicios de que debemos tener cuidado con creer
ciegamente que una cosa es mejor que otra, cuando, hasta el momento, no existe
evidencia que lo corrobore. Además, también queda patente que el sector público
ofrece ciertos servicios con fines no lucrativos; objetivos como la equidad en la salud o en el acceso tienen un mayor peso a la hora de decidir. Así, como reza este artículo de Stephen Kinsella: “The public sector does not produce pizzas, nor should it.”
Por
tanto, el desafío está en modernizar la gestión pública buscando mejorar la eficiencia en el consumo de recursos sin
penalizar los resultados. Mecanismos como la introducción de los
incentivos adecuados, la competencia por comparación; o informar
y concienciar la sociedad; pueden ser útiles para alcanzar el objetivo
planteado.
(1)
Sören Holmberg and Bo
Rothstein. “Dying
of corruption.” Health Economics, Policy and Law
(2)
Devereaux
PJ, Choi PTL, Lacchetti C, Weaver B, Schünemann HJ, Haines T, et al. “A systematic review and metaanalysis of studies comparing mortality rates of private for-profit and private not-for-profit hospitals.” CMAJ. 2002
(3)
Quercioli C, Messina G, Basu S, et al. “The effect of healthcare delivery privatisation on avoidable mortality: longitudinal cross-regional results from Italy”: 1993-2003.
J of Epidemiol & Comm Health. 2012
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