28 feb 2013

Análisis económico del cuarto trimestre de 2012

28 de febrero. El INE publica los datos de crecimiento del cuarto trimestre, que dan por finalizado un año duro de ajustes y recortes que se suman a la cada vez menor aportación de un sector exterior que está de capa caída.
2012, el año de la recaída anunciada, el año de Mariano, el de las mareas de arcoíris que han poblado las calles de nuestro país, el del rescate bancario. Pero aquí nos centraremos en la evolución que presenta el último trimestre, viendo la evolución de las partidas que determinan la producción agregada de nuestro país, para ver como de mal o bien han ido progresando.
Os invito a hacer este pequeño recorrido gráfico por los datos que presenta nuestra economía española. Os recuerdo que todos los datos reflejan tasas de crecimiento interanual (es decir, comparan un trimestre con el mismo del año anterior), son términos reales (descuentan la inflación) y están corregidos de calendario.

Contexto internacional

Lo primero que hay que hacer es enmarcar el crecimiento de nuestra economía en el espacio y el tiempo. Para ello, debemos atender al crecimiento de los países que nos acompañan en este aventura que es el euro.
Así vemos una caída generaliza del ritmo de crecimiento, y caídas en la producción en casi todos los países de Europa (excluyendo a Alemania que crece un nimio 0,4%), con Grecia marcando el ritmo de caída, con un 6% que al menos refleja una cierta mejoría frente a la caída del 6,7% que registró el trimestre pasado.
Estados Unidos, pese a todos los problemas que arrastra, como la lenta recuperación del empleo y las vicisitudes interna sobre el abismo fiscal (que fue el tema de finales de 2012) consigue aumentar su producción un 1,5%, algo que ya querríamos muchos.
España reitera y aumenta el rimo de caída de su producción, que cae en un 1,9%, un empeoramiento frente a la caída del 1,6% que se registró en el anterior trimestre. Veremos ahora qué hay detrás de negativa y particular evolución de la economía española.

Evolución del PIB

Primero contextualicemos el crecimiento del cuarto trimestre en el tiempo.
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A través de la variación interanual podemos ver el comienzo de la segunda V que conforma lo que de momento va a ser la W. Aunque en 2010 conseguíamos volver a una senda de crecimiento, tanto los problemas estructurales sin resolver, como las políticas instauradas desde las instancias europeas tanto en España como en su entorno, han hecho que el retorno al decrecimiento sea inevitable. Por ello hay que ser cautelosos incluso cuando se empiecen a ver brotes verdes y cifras al alza. Nadie garantiza que en una senda de expansión, si no viene reforzada con las políticas adecuadas, no volvamos de nuevo a caer al abismo. Huelga decir que ni siquiera estamos en ese estado, pues la economía suma y sigue cayendo. El PIB real está, aproximadamente, al mismo nivel que a comienzo de 2006.

Demanda nacional y externa

La primera descomposición que podemos hacer se enmarca en el contexto interno y externo.
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Así, vemos como la caída del PIB se debe, sobre todo, a la caída continuada de la demanda nacional, que cae un 4,7%. Esta visualización de los datos no refleja realmente los determinantes de la producción por la contabilidad (negativa) de la importación dentro de la demanda externa, es algo que ya he comentado en alguna otra ocasión. Si importáramos mucho menos (manteniendo todo lo demás constante), nuestra demanda nacional (que no interna) caería en picado, mientras aumentaría la demanda externa mostrada, pero eso no significa, como así parece, que nuestras exportaciones han aumentado.
Para ver mejor la evolución de nuestro sector exterior, clave para nuestra recuperación, atenderemos a los datos que se muestran en sus rúbricas:
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Así, nuestras exportaciones aumentan un 3,2%, un crecimiento menor si lo comparamos con el trimestre anterior (que aumentó un 4,2%)  o con el comienzo de 2011, donde nuestras exportaciones crecían a un ritmo del 10,2%. No hay que ser un lince para encontrar la razón a este menor ritmo de crecimiento, y es que el contexto europeo ha sido pésimo y, a pesar de que nos hemos expandido por otros territorios, la cercanía sigue pesando. Ya realicé un análisis de las exportaciones hace unas semanas, así que no voy a cansaros con el tema aquí.
Las importaciones caen un 5,4%, sobre todo por motivo de la caída de la renta y el consumo de las familias y por los menores requerimientos de inputs extranjeros por parte de unas empresas que cada vez venden menos.
Podemos ver esto calculando el porcentaje de demanda nacional que suplimos con importaciones:
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Si bien para calcular esto hay que ir a los datos en precios corrientes. Vemos como un 31,16% de lo que demandamos lo demandamos al exterior, es un porcentaje superior al que se presentaba en el cuarto trimestre de 2011. Esto muestra que si importamos menos no es por una sustitución de importaciones por consumo interno, sino por una caída generalizada en la demanda nacional. La tendencia (aunque con variaciones trimestrales) es incluso ascendente, aunque parece que este último trimestre puede marcar un cambio (necesario) de la misma. Si no conseguimos reducir esta variable, todo aumento en nuestra variable externa vendrá motivada por el empobrecimiento interno, lo cual es, a todas luces, un problema enorme.

Consumo

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El consumo sigue cayendo y cada vez a un ritmo mayor. Así, las familias consumieron un 3% menos que el cuarto trimestre de 2011, mientras que las administraciones públicas redujeron su consumo en un 4,1%, con motivo de los recortes y la austeridad que están obligadas a hacer (veremos con más detalles el presupuesto de las AAPP junto al déficit en el análisis del 2 de abril).
Esto motiva una caída del 3,3% en el consumo.
Los motivos de la caída en el consumo familiar siguen siendo los mismos de siempre. Las personas que están trabajando siguen cayendo. Los ocupados caen un 4,7% y los asalariados un 5,6%. Además, la renta por asalariado cae en torno al 3%, lo cual hace que la renta total de los asalariados disminuya en un 8,5%. El excedente de explotación (renta empresarial) sí que aumenta, aunque un tímido 1,4%. Con estos datos sorprende incluso que el consumo no caiga más.
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Un elemento curioso es que, por primera vez en la serie de datos que van desde el año 2000, el excedente bruto de explotación es superior a la renta de los asalariados. Tenía que pasar antes o después si uno aumento mientras otro cae. Esto creo que tiene ciertas implicaciones para la comparación a nivel teórico de diferentes modelos de corte clásico, pero eso lo dejaré para los que entiendan más del tema.

Inversión

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La inversión, como el consumo, sigue cayendo a un ritmo mayor. La construcción, que sigue estancada en caídas del entorno del 12% sigue liderando la caída en la inversión, pero los bienes de equipo, necesarios para la producción futura, caen a un ritmo del 7,9%, y eso sí es preocupante. Lo es porque la construcción es un sector del que tenemos que depurar nuestros excesos, pero debe hacerse sustituyendo su producción por otros sectores, en el llamado “cambio de modelo productivo”. Una caída generalizada en la inversión del 10,3%, motivada por la caída en las expectativas de demanda y en el nulo acceso al crédito, no ayuda para nada a la mejora paulatina de los fundamentos de nuestra economía.

Descomposición por motores

Como decía anteriormente, la descomposición entre demanda nacional y externa me parece fallida. Prefiero descomponer la producción en consumo interno (consumo menos importaciones), inversión y exportaciones. En el siguiente gráfico podemos ver la evolución (no en tasas, sino en incrementos absolutos) de las tres partidas (en términos corrientes):

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La representación de este gráfico solo sirve para reseñar que en el último año la variable que más ha impactado negativamente en la evolución de la economía es la caída de la inversión, y no tanto la del consumo, aunque esta última ha empezado a empeorar. La pregunta clara es, ¿por qué no se invierte? Que deberíamos incluir para un debate abierto junto a ¿Está dando sus frutos una devaluación interna que baja los salarios y los costes laborales pero no los precios?

Producción por sectores

Por sectores podemos ver un sector agrario que sigue aumentando, aunque con un peso ínfimo en la economía española (y con el empleo cayendo), y un sector de la construcción que sigue cayendo a tasas del 8,5%, manteniendo el ajuste necesario de la burbuja que nos metió en todo este lio.
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Por otro lado la industria sigue cayendo, aunque a ritmos cada vez menores, mientras el sector servicios aumenta su ritmo de caída. Este hecho es ciertamente curioso, y veremos si sigue dándose en los siguientes trimestres. Desde luego el sector servicios es el que más se está comiendo el impacto de este retorno recesivo, al menos en términos de empleo (como podíamos ver con los datos de afiliación). Este es el problema añadido de la crisis, cuando la caída no solo representa el ajuste del sector sobredimensionado sino que afecta al conjunto productivo.

Entonces… ¿Cómo estamos?

Es un error ver estos datos y seguir pensando en términos futuros. En el mal que puede llegar a producirse de continuar la senda marcada. Con un paro a más del 26% y un estado social resquebrajado, los males ya han llegado. Y así tenia que ser cuando se cumplen ya más de 5 años de crisis (y medio si contamos parte de 2007).
La inversión sigue cayendo, las propuestas de inversión ni se les ve ni se les espera, salvo los espejismos de un Eurovegas que es más un timo que otra cosa, y en el que caemos porque, irremediablemente, somos tontos de solemnidad. Y mientras nuestros políticos siguen fumando la pipa de los brotes verdes, la economía sigue deteriorándose. ¿Y lo peor? Que los problemas reales siguen si atenderse.
Los problemas naturales, de recursos, de productividad y eficiencia energética, siguen aparcados. El modelo productivo, como una pancarta de la que nadie quiere hacerse cargo. Europa, una mala unión de la que no se puede salir y en la que nos obligan a seguir las directrices de gente a la que no hemos votado, bajo la senda de una trayectoria ideológica que nos venden como teoría que, además, ellos mismos desacreditan.

Son tiempos aciagos.

Escrito por Miguel Puente Ajovin / @Caoticaeconomia
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19 feb 2013

Estafas que nos persiguen. I..- Los bancos de inversión

Inicio una serie de artículos sobre el mundo económico en el que nos movemos y que tienen características intrínsecas de estafa. Básicamente me centraré en los siguientes sectores: los bancos de inversión, el sistema eléctrico y el sistema de distribución. Los denomino ‘estafas’ pero que nadie se llame a engaños: son negocios perfectamente legales y regulados (o no tanto) por los gobiernos. El primero de los sectores, los bancos de inversión, tienen su mayor influencia en otras partes del mundo que no son España. Los otros dos, aunque mantienen características comunes con los de otras partes del mundo, los centraré en España.
1.- LOS BANCOS DE INVERSIÓN
¿Cómo funciona un banco de inversión? Llevamos mucho tiempo hablando de los bancos de inversión, pero no conocemos su forma de operar en los mercados y su importancia en la vida económica del planeta; nos alarmamos con el dinero que ganan sus directivos, pero desconocemos su mecánica.
Pondré un ejemplo inventado que un día leí y que me parece una buena muestra del funcionamiento de eso que llamamos ‘financiarización’ de la economía. Perdón por el palabro, pero no se me ocurría otra para mostrar el concepto.
Un padre tiene una granja de gallinas que ponen un total de 100 huevos al día y que el vende a 1 euros por huevo. El buen hombre obtiene al año 36.500 euros que le dan para vivir más o menos holgadamente. Si suponemos que no tiene costes de ningún tipo, la renta neta es de esos 36.500 euros.
Un día, el buen hombre se muere y el negocio pasa a su único hijo. Éste, lector ávido de libros de economía de la escuela de Chicago, decide que no quiere vivir como su padre, sacrificándose todo el tiempo sin ver el fruto de su trabajo. Hablando con un amigo que trabaja en un banco de inversión americano (o inglés, o alemán) le plantea el siguiente negocio: le vende la producción de huevos durante los próximos diez años a cambio de 300.000 euros. Al cabo de ese tiempo, podrían hablar de prórrogas y nuevas condiciones. Además, si el precio de los huevos subiese, los beneficios se los quedaría íntegramente el banco, de forma que el beneficio potencial de la operación son los 65.000 euros que no le paga más la posible subida de precios de los huevos durante los próximos diez años.
Tras consultarlo con los jefes del banco y analizar la operación, deciden aceptarla, de forma que pagan 300.000 euros por los huevos que se produzcan en la granja durante los siguientes diez años. El vendedor obtiene el dinero, con el que se compra un chalet en la playa donde monta una discoteca, su sueño de toda la vida. Con lo que le sobra, el mismo banco le propone inversiones que le proporcionan un 10% anual, con lo que puede vivir tranquilamente.
Los directivos del banco, alertados por sus economistas, piensan que la operación puede presentar determinados riesgos que quieren minimizar. Para ello, dividen las participaciones en 100 paquetes de 3.300 euros cada una y los venden entre sus clientes. El negocio es bueno, porque obtienen un 10% de beneficio inmediato y ponen en el mercado un producto que va a dar más de un 10% anual en los próximos años a sus clientes.
Los compra otro banco de inversión competidor que se dedica a la intermediación financiera y que ha hecho operaciones similares con otras ‘comodities’. Compra las 100 participaciones por las que paga los 330.000 euros convenidos y las empaqueta con productos similares de carne, leche, arroz, etc, En total puede vender las participaciones de los huevos compradas a un precio de 340.000 euros mezcladas con otras similares en un fondo que llama ‘European comodities investement oportunity’ que promete una rentabilidad del 5% a los partícipes si el precio de los alimentos en el mercado de Chicago al final del periodo no baja con respecto al nivel de referencia.
Sin embargo, para dotar al producto de mayor credibilidad, decide asegurar la operación con una firma de seguros de su propiedad, donde se garantiza que la producción  de huevos en la granja no podrá ser inferior al 80% de lo prometido, de forma que se obtenga una producción mínima. De esta forma, el fondo obtiene la máxima calificación de las empresas que se dedican a ello (la triple A). Los directivos de la compañía de seguros deciden reasegurar el producto de forma que obtendrá 400.000 euros en el supuesto de que las gallinas no pongan huevos durante un periodo superior a 6 meses.  Los consideran un supuesto imposible, ya que en toda la vida del ganadero nunca han estado más de una semana sin poner huevos. Al poner la prevención de los seis meses se aseguran que no pueda ocurrir, ya que con que una de ellas ponga un huevo no tendrán que pagar la prima. Negocio seguro.
Un día, sólo un mes después de la firma del contrato, las gallinas aparecen muertas, atacadas por una manada de lobos en un lugar donde no hay lobos. En el periódico de referencia aparece una noticia con grandes titulares: las autoridades económicas permiten las granjas intensivas de gallinas para aumentar la producción de huevos. En Chicago, el precio de los huevos empieza a bajar de forma constante.

@juanignaciodeju
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18 feb 2013

Bancos, burbujas y crisis económicas


Hoy quiero presentar dos papers muy recientes (ambos de febrero de 2013) uno del Banco Central Europeo, y otro de Jordi Galí, particularmente muy interesantes:

Booms and systemic banking crises.


Existen dos elementos cruciales para interesarnos en el estudio del sistema bancario o financiero. Primero, para explicar de una manera más completa las dinámicas y la evolución de un sistema económico que incorpora, en su núcleo de funcionamiento un sistema financiero al que, por desgracia, hemos olvidado (generalmente) en los desarrollos teóricos. Segundo, porque las crisis resultantes de problemas derivados del mismo sistema suelen ser profundas y duraderas, haciendo necesario y útil su estudio no solo para incrementar nuestro conocimiento sino, también, para aumentar nuestro bienestar (o intentar que no decrezca).
"Stability Is Destabilizing"
La base de este paper del BCE intenta explicar de manera endógena el porqué sucede la crisis financiera, y no tan solo explicar sus efectos. Desde un punto de vista teórico ya hay un cierto precedente que genera parte de la tesis compartida, como es la teoría de inestabilidad financiera de Minsky que ya expliqué en su momento.

Hechos estilizados


Vamos a echar un vistazo primero a los hechos que empíricamente se han ido observando durante el periodo de 1870 hasta 2008 (que es lo que cubre el artículo).

  • Las crisis sistémicas bancarias son raras. Aunque el adjetivo de raro o infrecuente, desde mi punto de vista, hay que cogerlo un poco con pinzas. Ocurre una crisis bancaria sistémica, (de media, claro), cada 40 años. La crisis económicas ocurren cada 10 años más o menos, así que se puede asociar una crisis sistémica del sistema financiero en el 25% de los procesos recesivos.
  • Las recesiones que incluyen crisis en el sistema financiero son más profundas y duran más que el resto de crisis económicas. En concreto, el PIB cae un 40% más (de una caída del 6,74% a una del 4,86% si no hay crisis bancaria), además de durar un año más.
  • Las crisis bancarias aparecen en el medio de un boom intensivo de crédito. No son shocks externos aleatorios. Suceden siempre en un ambiente en el que el PIB y el crédito son superiores a la tendencia de largo plazo (entre un 1,8% y un 3,8%). Representando que las crisis financieras ocurren siempre en medio del boom expansivo.
"Banking crises are credit booms gone wrong"

Modelo teórico


Para explicar el desarrollo del boom y el bust parten del desarrollo de un modelo teórico para revelar la generación del ciclo a partir de las hipótesis más realistas y posibles.

La primera de ellas es que el aumento de la productividad de las empresas en un año aumenta siguiendo un proceso AR(1), es decir, es similar al del año pasado, pero inferior (por lo que tiende al equilibrio).
En segundo lugar, el capital que las empresas necesitan para operar lo tienen que pedir prestado al sistema bancario (ya que en principio no tienen nada), a un tipo de interés, r.
Los individuos son racionales de la manera ortodoxa (función de utilidad intertemporal, prefieren el presente al futuro, convexidad en preferencias…
Los individuos obtienen ingresos del salario (por trabajar) del tipo de interés que cobra por el ahorro que tienen y por los dividendos que obtienen de las empresas. Pueden consumir o ahorrar lo que ganan. 

Los bancos son heterogéneos (algunos son más eficientes), de forma que existe un mercado interbancario (uno de los problemas de los modelos macro es que si no supones heterogeneidad te cargas ciertos mercados inherentes al sistema). Además, incluyen aspectos de información asimétrica y moral hazard (hay una propensión a tomar riesgos por la “seguridad” de que no se va a dejar caer al sector bancario (privatizar beneficios y socializar perdidas). El banco menos eficiente le prestará dinero al banco más eficiente (para que gestione él el dinero y así ganen puedan ganar los dos, win-win), al menos en principio. 

Primera conclusión: A partir de un determinado nivel de productividad, si esta es menor, el mercado interbancario se para.

Segunda conclusión: Si el mercado interbancario se para, cae de golpe el préstamo a las empresas.

El camino hacia la crisis


En un estado expansivo de la economía, la productividad del capital aumenta sobre su tendencia de largo plazo. Esto hace que las empresas quieran aumentar su capital. El crédito aumenta, llevado por este aumento de la demanda de crédito, impulsando hacia arriba el tipo de interés. Con el tiempo, la productividad vuelve a la tendencia, lo que hace que las empresas reduzcan su demanda de capital, mientras las familias por la incertidumbre del futuro siguen aumentando su nivel de ahorro. Esto hace que siga aumentando el crédito, pero esta vez baja el tipo de interés.
Al reducirse el tipo de interés, los bancos ven menos productivo dejar el dinero a las empresas, y se genera más incertidumbre sobre el mercado interbancario. Con una productividad muy baja, el sector acaba por griparse, por pararse en seco.

El retorno al equilibrio se daría cuando la productividad vuelva a aumentar (quizás impulsada por la destrucción de los proyectos menos productivos derivado del no acceso al crédito), y el mercado interbancario, y por ende, el crédito, vuelva a reactivarse.

Los aspectos teóricos del modelo se centran en el impacto de la economía real y los shocks tecnológicos como la causa de esta ruptura del sistema financiero y monetario (y no al revés).

Burbujas, Burbujas everywhere


A nadie se le escapa tampoco que, al menos en la crisis actual, el shock de la economía real no ha sido tan exógeno después de todo, sino derivado de una burbuja bastante grande que acabó por explotar. ¿Hasta que punto esta burbuja no estaba siendo potenciada por la economía monetaria en una transmisión que no se refleje en dicho modelo?

Sin embargo, hoy me he topado con un paper que publicaba el NBER de Jordi Galí. No puedo echarle el guante a la versión más completa, pero sí un working paper anterior. Recordemos que Galí es un reconocido economista español próximo a la nueva síntesis keynesiana.

Dicho modelo (también teórico) trae algunas conclusiones que hasta el momento no había visto, aunque me comentan desde Economía en dos tardes que el debate (derivado de los tipos de interés) no es, para nada, nuevo.

La primera de las conclusiones importantes es que la política monetaria no puede afectar a las condiciones de existencia (o no existencia) de las burbujas.

La segunda, que, contrario a la creencia popular, la mejor forma de luchar contra una burbuja no es subir los tipos de interés para frenarla, puesto que eso aumenta su volatilidad. Lo que hay que hacer, de hecho es reducir los tipos de interés.

Si las burbujas no dependen de la economía monetaria, aumentar los tipos de interés deprime la economía, pero no tanto la burbuja, haciendo que, en peso relativo, esta sea todavía mayor. Si yo compro un piso por 60.000 euros y lo vendo a 120.000, me da igual que el tipo de interés esté al 1% que al 3%. Voy a sacar rentabilidad comprando e impulsando al alza la burbuja inmobiliaria de todas formas. Puesto que las burbujas no se crean en los sectores menos productivos, sino en aquellos de los que se espera obtener una mayor rentabilidad.

Claro está, si esa expectativa es falsa (y el precio de los pisos no puede seguir subiendo), la rentabilidad real se torna negativa (una vez alcanzado el pico de la burbuja), pero eso no significa que en la formación de la burbuja, con tipos de interés menores, esta no se hubiera formado. Lo que cuentan son las expectativas y estás eran las que eran.

"If the average size of the bubble is sufficiently large, it is optimal for the central bank to lower interest rates in the face of a growing bubble."

El debate entre los animal spirits y el impulso puramente monetario en la generación y crecimiento de las burbujas sigue abierto.

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13 feb 2013

¿Hay brotes verdes, condiciones para crecer o cualquier cosa parecida?

Últimamente el optimismo nos rodea. Parece una película del oeste cuando el ejército rodeaba a los indios para derrotarles. Todo el mundo se empeña en decirnos que vamos a mejorar. Es evidente que vamos a mejorar, si no fuera así mejor nos vamos, pero otra cosa distinta es que las cosas estén mejorando.
El optimismo desbordante se fundamenta, principalmente, en dos motivos: la mejora del saldo exterior español y el descenso de los costes laborales unitarios. Veamos qué está pasando.
En primer lugar el sector exterior. El optimismo aparece como consecuencia de un hecho inédito en la economía española desde la introducción del euro: hemos tenido superávit exterior. Y no pequeño, de cerca del 1% del PIB. Es una gran noticia que debería alegrarnos a todos, pero hay que matizarla convenientemente para no llevarnos a engaño. Han crecido las exportaciones, es verdad, de forma moderada por dos causas fundamentales: la devaluación interna que nos han obligado a hacer, pero también la debilidad de la demanda externa causada por el austericidio que se ha impuesto.
La devaluación interna ha empezado a dar sus frutos, con la caída de los precios relativos de los productos españoles que nos permite vender al exterior nuestros bienes. Es una cosa que había que hacer, y que debería ser el apoyo de nuestro crecimiento futuro. No creo que lleguemos a la exageración de Morgan Stanley (“España puede terminar siendo Alemania y Alemania España”), pero si deberíamos ponernos manos a la obra para que eso no sea flor de un día. Tendríamos que empezar a cambiar nuestra estructura productiva para garantizar empresas más competitivas en el mercado exterior y formar a los trabajadores para poder mantener esas relaciones. Y debemos recordar que nuestro principal hándicap se encuentra en nuestro nivel de idiomas extranjeros. Podríamos haber ido más rápido con la devaluación fiscal que algunos hemos propuesto, y seguro que habríamos llegado más lejos.
Pero, fundamentalmente, el gran avance se ha producido porque han disminuido mucho las importaciones. Y éstas dependen de nuestro nivel de renta. Con la caída que hemos sufrido como consecuencia de la política practicada, es lógico que no compremos productos del exterior, entre otras cosas porque no tenemos renta para ello. El problema es qué pasará cuando crezca nuestra renta otra vez. Probablemente volveremos a comprar productos importados y, obviamente, nuestro saldo exterior empeorará. Es sólo una previsión pesimista.
La otra mejora que hemos tenido ha sido la disminución de los Costes Laborales Unitarios (CLU). La mejora se ha basado en dos factores: la moderación de los salarios, operada por la situación y la reforma laboral, y el incremento del desempleo, también por las medidas que son posibles aplicar. Ambas noticias no son positivas, porque tampoco auguran un futuro prometedor. Cuando mejora la situación probablemente tendremos colectivos de trabajadores que empezarán a recuperar niveles previos de salarios y empleo, sin que ello implique una mejora de la productividad y, en consecuencia, una mejora sostenible de nuestra competitividad exterior.
Y luego hay alguna noticia que no es mediática pero que si es de reseñar: la estabilización de los mercados financieros. No lo digo por el mercado de deuda, que continúa con síntomas preocupantes con las primas de riesgo a la espera de lo que haga (o prometa el BCE), sino por la gran inyección de fondos que hemos hecho todos los españoles con la reestructuración del sistema bancario, que ha provocado que los bancos empiecen a pensar en otra cosa distinta de la estabilización, es decir, en el negocio bancario propiamente dicho. Es un proceso lento, probablemente tarde dos años en normalizarse del todo, pero parece que puede ser una noticia positiva.
Por lo demás, no encuentro ningún motivo de esperanza en los datos que hemos conocido hasta el momento, y las previsiones tampoco parecen ser muy alentadoras. En fin, que habrá que esperar a ver la evolución económica a medio plazo.

@juanignaciodeju
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5 feb 2013

Corrupción, política y economía

Hemos llegado al punto en que la sociedad empieza a estar cansada de soportar sobre sus hombros todo el peso de los ajustes sin recibir nada a cambio. La sociedad ha alcanzado el punto de inflexión de su aguante y empieza a cambiar su percepción de la clase política de forma que se puede estar fraguando un cambio, lo cual puede ser muy positivo para aquello que nos preocupa que es la crisis económica.
Vayamos por partes. El nivel de corrupción de la clase política, con independencia de las siglas concretas, es de tal magnitud que empieza a ser necesaria una regeneración de la sociedad en su conjunto. Independientemente de los nombres (no acusaré a nadie no vayan a querellarse contra mi) se ha instalado en la sociedad un sentimiento de cansancio que posibilita ese cambio. Porque hemos pasado de tener una clase política vocacional, que debía dedicarse a su profesión para poder vivir, a unos dirigentes que se embarcan en la política para poder vivir. No puede ser que nos representen personas que se han dedicado toda su vida a la política sin haber conocido otra forma de ganarse la vida. Gente que se afilia a los partidos políticos desde antes de poder votar para hacerse una carrera en la estructura de la organización. Que busca únicamente ser complacientes con los dirigentes para acceder a las posiciones importantes que les permitan hacerse un nombre y, de esa forma, medrar en su profesión. Y una vez alcanzado lo máximo posible según el principio de Peter, dedicarse a explotar sus conocimientos adquiridos de forma que puedan vivir holgadamente el resto de sus vidas.
Cuando uno tiene ya cierta edad echa de menos a aquellos políticos que pactaron la transición y las leyes fundamentales de nuestro ordenamiento jurídico actual cobrando sueldos normales y, evidentemente, saliendo de la política con un nivel de patrimonio normal, en la mayoría de los casos. No como ahora, que quien más quien menos de nuestros dirigentes abandona la política con patrimonios elevados, no siempre de origen corrupto. Y uno se cansa de ver como mentes normales con un nivel de inteligencia normal abandona sus puestos de representación y pasa a ser consejero de no sé cuántas empresas que actúan como lobbies de los gobiernos de turno. Ejemplos no faltan, y no los nombraré aquí para evitarme problemas judiciales, y resultan, en algunos casos, patéticos.
Lejos queda el concepto de que la política tendría que atraer a los más preparados para la gestión, profesionales que tengan una probada experiencia que aporte esos conocimientos para el bien común. Porque de los últimos ministros de economía que hemos conocido, ¿cuántos de ellos se habían dedicado antes a la enseñanza, por poner un ejemplo?
Ese sistema ha generado una endogamia preocupante en la profesión política. A las universidades se les acusa de ser endogámicas en la elección de sus profesores, y no les falta razón, pero en la política eso ha llegado a tal nivel de perfección que empieza a ser preocupante. Es tan perfecto el sistema que a nadie le preocupa que nuestro presidente lleve prácticamente toda su vida laboral dedicada a la política en los distintos niveles. O que otra miembro muy destacada de ese partido en Madrid haya ocupado todos los puestos posibles en la estructura política del estado, desde humilde concejal hasta presidenta del Senado y de una comunidad autónoma. O que el jefe de la oposición lleve en la política profesional más de 30 años. ¿Esto es un problema? En principio no debería, pero proporciona unos conocimientos sesgados de la realidad que les incapacita para el conocimiento de la sociedad. Digamos que en vez de transformar el Estado para mejorar la vida de sus ciudadanos, el Estado les transforma a ellos y les convierte en personajes de novela alejados de la realidad. Es por ello que necesitamos cambiar nuestra clase política en todos los niveles, racionalizando su funcionamiento y estructura. Es el reclamo de los ciudadanos: gente nueva con nuevas ideas y mecanismos de funcionamiento modernos y mejorados.
Es hora también de cambiar las estructuras de la sociedad, de afrontar de una vez los cambios que deben realizarse, desde mi punto de vista, para que lo que nazca sea más sano. Y para ello, deberemos empezar por concienciarnos todos que la sociedad la formamos juntos y que si va bien a la sociedad nos irá bien a todos, mientras que lo contrario no se cumple necesariamente: que nos vaya bien a todos no implica que le vaya bien a la sociedad. Que tenemos que volver a los viejos postulados de la solidaridad y el compromiso común, abandonando el individualismo que nos invade desde el mes de noviembre de 1989. Y esa solidaridad mejorará la sociedad y mejorará la economía. Si todos remamos en la misma dirección, nos irá mejor a todos. Pero plantear esto con nuestro actual nivel de clase política provoca, lógicamente, rechazo inmediato.
Tendremos que recuperar un concepto en desuso actual: la empatía. Si todos fuésemos empáticos, mejor nos iría a todos. Y, evidentemente, desaparecería la corrupción (basada en el enriquecimiento individual por encima de todo), el despilfarro (porque consideraríamos el dinero como nuestro) y el fraude fiscal (porque tomaríamos eso como una traición). Sin embargo, todos preferimos cerrar los ojos y, si es posible, pedir factura sin IVA (Yo también).  Ese es un cambio fundamental en la sociedad que debemos empezar a operar para que la siguiente generación pueda sucedernos con la garantía de mejora que necesitamos. La actual ya la doy por perdida.
Y ese cambio empieza por la educación, pilar fundamental de la sociedad. En vez de preocuparnos por el rendimiento individual, deberíamos fijar nuestro objetivo en el rendimiento colectivo. Ensalzamos a Messi o a Ronaldo, pero nos olvidamos que el éxito, en el futbol como en la vida, es siempre colectivo. Y que cuando un equipo se preocupa del éxito individual de cualquiera de sus miembros, normalmente fracasa en su conjunto. Y esto es, obviamente, aplicable a las empresas y a la economía en su conjunto.
Entre los políticos y la sociedad en su conjunto, mi estado de perplejidad continúa creciendo. Sólo espero que mis hijos, junto con los de otros, puedan cambiar esta sociedad y mejorar la economía. De nuestra generación ya no espero nada.
@juanignaciodeju
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¡Somos unos privilegiados!

Artículo enviado por Nuria Marchante:

Con la que está cayendo hoy en día, lo habitual es que de una pareja uno de los dos este en el paro, o ya se les haya terminado. Esto implica que con la mitad de ingresos se ha de hacer frente a todos los pagos (hipotecas, seguros, gasolinas, comidas, luz, agua, impuestos, internet, móviles…), con esto estamos desarrollando una actitud austera, sólo gastar lo imprescindible, y hacer maravillas con una sola aportación. Por tanto, creo que nuestra parte la hemos cumplido, se nos pedía austeridad y esfuerzo, pues bien creo que no hay ninguna familia “trabajadora” que no sepa lo que significa esa palabra, bueno sí, las familias de los políticos.

Se han llenado la boca pidiendo al país austeridad, recortes, y esfuerzo. Y mi pregunta es: ¿a cambio de qué? Porque no hemos recibido nada, ni trabajo, ni bajada de impuestos, ni ayudas… bueno sí, hemos recibido la noticia de que el partido político que nos ha pedido esos esfuerzos, aparte de cobrar sus respectivos sueldos, se adueñan de otras cantidades de dinero que provienen de nuestros esfuerzos.
Ante esta situación, creo que a todos se nos queda cara de idiotas, nos arde un sentimiento de impotencia y generamos desprecio hacia la figura de los políticos, ellos mismos se encargan de desacreditarse continuamente con todos estos escándalos de corrupción. Pero vivimos en una época en la que reina el conformismo, tal vez porque los que en su día lucharon por tener lo que hasta hace un tiempo teníamos están hartos de guerras o ya se sienten mayores, y las nuevas generaciones no creen en ideologías políticas, ni se sienten parte de esta sociedad. Ya no hay pensamientos de izquierdas o de derechas porque el único pensamiento que hay es el de llevarse dinero ajeno y hacer relaciones importantes para tener una buena jubilación o un buen puestazo. Se ha hecho la bola tan grande, hay tanta gente implicada con estos intereses que parece imposible deshacer una red tan grande e influyente.

No vemos solución, ni políticos capaces de ser honestos y poder mirar por el interés común, simplemente no confiamos en nadie.

Ante este panorama, las personas que hoy en día mantenemos nuestro trabajo se nos reconoce como “los privilegiados”, no niego que lo parezcamos, porque mensualmente recibimos una cantidad en el banco, pero ¿a costa de qué? Al igual que los políticos, los empresarios también se aprovechan de las crisis, y saben que hagan lo que hagan o exijan lo que exijan los trabajadores van a seguir en la empresa. Te piden que trabajes más horas, que te esfuerces más, el ambiente de trabajo se tensa, la presión entre compañeros aumenta y las discusiones surgen diariamente, pero tienes que aguantar porque no hay ninguna opción, no hay ofertas de trabajo, ni valentía para arriesgarse a cambiar. Esto provoca estancamiento en las empresas, y en muchos casos frenan su evolución.

Así que el sentimiento de impotencia, e indignación se suma al de los demás, pero eso sí podemos ir con la cara bien alta por la calle porque no robamos dinero, no hacemos sobornos, no mentimos a millones de personas prometiendo algo que sabemos de antemano que no lo vamos a cumplir, simplemente nos esforzamos por sobrevivir de la mejor manera posible, así que nos podemos considerar unos privilegiados, porque podríamos dar clases de esfuerzo y enseñarles a los que manejan el dinero cómo administrarlo.
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1 feb 2013

¿Pueden crecer todos los países exportando?


Antes de ponerme a hablar de este tema, dejo la respuesta para los impacientes: Sí. Pero vamos por partes.

El otro día en los comentarios del artículo que publicaba en mi blog sobre la supuesta Guerra de divisas que se iba cerniendo, hablábamos de un diferente enfoque sobre el sector exterior que puede llevar a equivocaciones por parte del discurso que suelo tener en este blog.

La pregunta tiene su intríngulis en la forma que tenemos de observar cuales han sido los motores del crecimiento. Para eso, partimos de la formula tautológica que divide toda producción en sus factores de demanda:

Y = C + I + G + (X – M)

Es decir, Producción = Consumo + Inversión + Gasto Público + Exportaciones netas.

Este caso, que es el más utilizado (por no decir el único), conlleva un problema en el que muchos suelen caer. El consumo se forma tanto por el consumo interno (aquel que se destina a satisfacer con producción interna) y consumo externo (lo que se consume de procedencia de otro país, es decir, las importaciones).
Obviamente, el consumo externo no potencia la producción del país, por lo que a la hora de calcular la producción debemos restar las importaciones, pero en vez de restárselas a la variable de consumo, se restan a las exportaciones.

La razón es para poder ver como se relaciona nuestra economía con el sector exterior. Viene de una forma de entender que las importaciones deben financiarse con las exportaciones, que hay que buscar un saldo positivo para potenciar el bienestar y el crecimiento. Pero nada de eso es cierto.

Como comentábamos en los comentarios, a efectos de las exportaciones netas, lo mismo da exportar 2 millones e importar 1 que exportar 1000 millones e importar 999. Las exportaciones netas en ambos casos serían de 1 millón de euros, pero obviamente nuestra producción sería mucho mayor (habría empleo) y importaríamos mucho más (por lo que consumiríamos más y, en un sentido materialista, estaríamos mejor).

La gracia, es que en la formula puesta arriba, este aumento brutal de comercio externo que implicaría pasar de importar y exportar 1 y 2 millones a 999 y 1000 millones (son ejemplos numéricos para simplificar el análisis) vendría reflejado en la variable consumo. Como ya he dicho la variable consumo incluye consumo interno y externo. Al aumentar las importaciones de 1 a 999 millones, el consumo aumentaría en 998 millones, y sería la variable que registraría el aumento del PIB.

Esta forma de verlo nos hace equivocarnos. Nos hace pensar que para crecer con el sector exterior debemos exportar netamente (independientemente del valor de las variables X e M). Lo cual es falso.

La formula que deberíamos seguir para mostrar cuales han sido los “Motores” de la economía es esta otra:

Y = (C-M) + I + G + X

Es decir, Producción = Consumo interno + Inversión + Gasto público + Exportaciones.

De esta forma, al aumentar nuestras importaciones de 1 a 999 millones, la variable de consumo interno no se ve alterada. Serán las exportaciones las que aumentarán de 2 a 1000, es decir 998 millones (los mismos que en el caso anterior, como es obvio).

La diferencia entre una y otra formula, es que una muestra como motor del crecimiento el consumo, y la segunda las exportaciones. Y desde el ejemplo que hemos puesto, lo más claro es decir que ha aumentado por exportaciones.

Aquí tengo un gráfico mostrando las tasas de crecimiento de cada sector con la 2º forma:



¿Pueden crecer todos los países exportando?

Si uno mira la primera formula, su respuesta inicial es no. No, porque toda exportacion es también la importación de alguien, por lo que si un país tiene el motor (X – M) positivo, otro lo tendrá negativo, ya que, en conjunto X = M.

Si uno mira la segunda formula, que para mi es la correcta para estos casos, observa que por supuesto es posible que todos los países crezcan en base a exportación. De igual forma que dos regiones pueden crecer comerciando y potenciando su producción entre si, o dos familias.

Recordad que cuando aumentan las importaciones, no baja (C – M), ya que la variable consumo (C) es la suma de consumo interno y externo. Realmente C = CI + CE = CI + M. Por lo que (C – M) = CI. En la segunda formula las importaciones pueden desaparecer.

¿Por qué entonces dices que no todos los países pueden salir de la crisis exportando?

La crisis tiene dos problemas. Uno es de crecimiento, y hemos visto que todos los países pueden crecer exportándose entre si (potenciando el comercio, la demanda y la producción).
El segundo, es de deuda. Y hete aquí, que esto si tiene implicaciones para las exportaciones netas. Una derivación de cualquiera de las dos formulas anteriores es:
(S – I) + (T-G) = (X – M)

Aumento del ahorro neto de las familias y aumento del ahorro neto del sector público es igual a las exportaciones netas. Para bajar, por tanto, tu deuda neta (deuda que debes menos la que te deben), tienes que tener un saldo externo (X – M) positivo.

Eso sí que es imposible para todos los países.

En tanto en cuanto en esta crisis estamos intentando bajar nuestra deuda antes que intentar crecer, estamos fijándonos más en la primera formula que en la segunda.

¿Cuál es el problema?

El problema es que potenciar un aumento de las exportaciones netas, bajando tus importaciones, hace que se genere otro ciclo vicioso en el que nadie quiere importar y, por ende, nadie puede exportar. Las exportaciones a países de la zona euro bajaron un 10% en noviembre, según el ministerio de economía, y con la apreciación del euro en ciernes las exportaciones fuera de la zona euro es posible que se recrudezcan más.

En vez de potenciar un crecimiento aumentando importaciones y exportaciones, lo que estamos haciendo es potenciar el pago de la deuda bajando importaciones, lo cual eventualmente baja nuestras exportaciones, nos deja igual de cara a la deuda y potencia la caída en la producción. Un Lose-Lose en toda regla, vamos.

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