27 nov 2012

Déficit del Estado hasta octubre


Hoy se han publicado los datos del déficit del estado hasta octubre.  Una de las primeras sorpresas que nos hemos podido llevar ha sido la revisión, al alza (como siempre) de los déficits alcanzados en los años previos que aumentan en 316 millones en 2010 y en 323 en 2011. Nada muy grave.

Vamos a echar un vistazo a las cifras que nos dan para ir viendo como va la tributación y los gastos del estado y las posibilidades que existen de cara a cumplir con las exigencias de Bruselas, recordando siempre que, (1) la creatividad contable se hace exponencialmente más necesaria conforme se acaba el año y que, (2) las continuas revisiones que se harán en 2013 elevaran, a buen seguro, estas cifras.

Lo primero que vemos es que el déficit del Estado (excluyendo, por tanto comunidades autónomas y ayuntamientos), alcanza hasta octubre una cifra de 43. 374 millones. Lo doy todo en cifras “no homogéneas”, aunque a Montoro no le guste, porque el proceso de homogeneización es otra trampa para mantener la calma de los que no miran las cifras, sobre todo si no van acompañadas de la otra cara de la moneda (CCAA).
Esta cifra es un 8,9% superior a la registrada en octubre de 2011. Lo cual ya nos da indicios de que la cosa no va del todo lo bien que debería ir, sobre todo cuando es el propio Mariano el que acopla en sus discursos la coletilla (mal enunciada) de que “no se puede gastar más de lo que se tiene”.

Podemos hacer la media móvil de ingresos y gastos para ver el déficit medio por mes y hacernos una idea de la evolución subyacente del mismo:


Como vemos, los gastos subieron durante todo el periodo hasta, más o menos, comienzos de 2010, donde el proceso de ajuste y austeridad dio comienzo.  Desde ese momento se denota un ajuste cada vez mayor en donde los intentos de reducir el déficit estructural pasaban por disminuir los gastos de los ministerios, personal, etc. Sin embargo, con el retorno de la recesión en el anunciado “doublé dip” hace que sean los gastos cíclicos (derivados del gasto en pensiones, parados, transferencias…) los que tiren del carro y aumenten continuamente sin poder ser reducidos.

A su vez, con la entrada en recesión ya en 2008, los ingresos cayeron en una proporción bastante notable, haciendo que el saldo (diferencia entre ingresos y gastos) volviera a terreno negativo, es decir, entráramos en déficit.
Los ingresos van mucho más acorde con el estado cíclico de la economía. Con el pequeño repunte que pegó la economía a mediados de 2010, derivado de que los procesos de ajuste aun no habían afectado a la economía, ya que hay lags entre las políticas y sus efectos, y de que Europa en su conjunto parecía estar despegando (falsamente) de la crisis, parecía que la cosa iba a mejorar. Pero de nuevo, aun a pesar de los incrementos del IVA (ya van dos) y las nuevas necesidades en torno a ingresos, estos comenzaron a bajar. Ahora, (en este último mes), parece que la cosa ha vuelto a mejorar (las medidas de IRPF y el IVA puede estar empezando a hacer efecto), pero estas mejoras se irán diluyendo en el tiempo, como así ocurrió con las de Zapatero, cuando el efecto recesivo de las subidas fiscales impacten en la propia economía.

Podemos ver algunas partidas desagregadas para ver mejor su evolución. Para ello podemos ver el informe del IAGE y los datos provistos por el Banco de España.


Aquí vemos la media móvil de los ingresos mensuales por partidas.
En cuanto a recursos, vemos que la recaudación por IVA hasta octubre cae en un 64,3%, derivado de una caída brutal en las ventas (tanto minoristas como mayoristas) y en el más que seguro aumento de la economía sumergida.
En la suma de los meses de septiembre y octubre en cambio ha aumentado un 24,15%, derivado del aumento en el propio impuesto (y el cambio de algunos productos entre sus diferentes estratos).

Y la recaudación por IRPF, que pegó un bajón considerable en julio, parece volver a estar reponiéndose, aunque la tendencia sigue siendo decreciente (ahora es un 13,9% inferior a la recaudación del año pasado).
Así pues, estos últimos meses estamos viendo una mejora paulatina en los ingresos del estado, que ya son un 3% superiores a los del año pasado, una mejora bastante tímida para lo que necesitamos.

En cuanto a los gastos, podemos ver como las transferencias entre administraciones públicas (dinero que se les da a las comunidades) no ha ido en aumento, a pesar de lo que Montoro nos diga para hacer parecer al déficit que ha aumentado solo por esto. 



Han aumentado las transferencias corrientes (12,6%), pero han bajado las de capital (-62,9%), básicamente porque hay ordenes de no invertir en nada.
La remuneración por asalariados ha disminuido un 1,7%, no mucho, pero cada mes va a mas. Y los intereses nos han subido ya un 15%.

No podemos decir mucho más porque gran parte de los servicios prestados están transferidos, por lo que sobre esa evolución, así como para hacer una radiografía completa del déficit, habría que esperar a que publiquen los datos de las propias comunidades autónomas.
Pero atendiendo a los gastos no en contabilidad nacional, sino en la contabilidad de caja podemos ver los intentos por promover esta austeridad como son la caída en los gastos corrientes del 20%, la caída del 24,4% de las inversiones (el único ministerio que aumenta sus inversiones es, como siempre, el de defensa), o la caída en transferencias de capital (en conjunto, es decir, CCAA, locales, empresas…) del 55,5%. No gastamos, no invertimos.

Luego no nos podemos quejar de que no crezcamos sí, además, nuestro sector exterior no ayuda todo lo que debería.

A falta de los datos del resto de las administraciones públicas, podemos ver que, al menos por parte del Estado, la cosa no pinta muy bien. Los ingresos parecen repuntar, y es que las medidas han empezado a tomar efecto, pero los gastos siguen aumentando al margen de la reducción de los gastos estructurales y discrecionales (básicamente por que el ciclo es el que es). Nuevos ajustes se anuncian, y viendo lo mal que se está tratando el tema de Grecia por parte de una Europa manirota, lo que está claro es que políticas de conjunto y de crecimiento (lo único que necesitamos) están al margen de la agenda a seguir. 

Así que nos tocará seguir sufriendo. 


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