20 sept 2013

Estafas que nos persiguen III: La Crisis

Uno que ya tiene unos años recuerda como a principios de los años 90 los ministros de economía de este país nos decían que el estado del bienestar era impagable y que tendríamos que renunciar a él. Y leía periódicos que decían que los gobiernos eran unos manirotos por aquello de gastarse el dinero en cosas tan ‘poco productivas’ como la sanidad, la educación, el desempleo. Y recuerda como un ministro de economía llamado Solchaga era el primero que se dedicaba a hacer reformas en el desempleo limitando los derechos de los ciudadanos.
Otro ministro de economía que ya lo fue en aquella época, Solbes, dijo solemnemente a la ciudadanía que aquellos que en los noventa tuvieran entre 40 y 50 años deberían pensar que no iban a cobrar una pensión del Estado. Y, por supuesto, los más jóvenes era evidente que pagarían las pensiones que nunca iban a cobrar.
Y había un país, Alemania, que se ponía ejemplo de reducción del estado del bienestar porque eliminó un derecho de sus trabajadores: el de pasar una semana al año a costa del estado en un balneario.
Es decir, que hace ya 20 años que, con motivo de una crisis económica ocasionada por la deuda (ya sea pública o privada) se nos amenazaba con que el estado del bienestar era inviable y que deberíamos pensar en liquidarlo.
Y los gobiernos ya nos decían que eso de que el Estado pagase la educación, la investigación y la sanidad de la población en general era inviable y que había que establecer un sistema de copago que posibilitara la supervivencia del sistema.
Es decir, hace 20 años que aquellos que influyen en la economía (que no los gobiernos, que de esto no saben) ya nos advertían que algo teníamos que hacer.
20 años después, después de una crisis de deuda (básicamente privada, no lo olvidemos) se nos dice que el Estado no puede pagar el sistema del bienestar y se nos empiezan a recortar los derechos: nos hacen pagar parte de la sanidad; nos hacen pagar una parte cada vez mayor de la educación no obligatoria; se deja de financiar el sistema de investigación con dinero público; se recortan los derechos laborales de los trabajadores lo que ocasiona una disminución salarial y, en consecuencia, de la renta y el consumo, … Se ha aprovechado que hay un problema para aplicar un programa económico de máximos que hemos evitado durante muchos años.
Y no es casualidad que en los países europeos, único continente con un sistema de protección social avanzado, los países centrales estén todos gobernados por gobiernos de un mismo color político, y que el único que no lo está, Francia, se le diga que tiene que actuar urgentemente antes de tener un serio problema de financiación.
Porque la crisis que estamos viviendo esta ocasionada por un sobreendeudamiento privado, especialmente en España. Cuando comienza la fiesta, allá por el año 2008, nuestro país tenía sólo un 50% de deuda, mientras que el sector privado ya estaba cerca del 300%. Luego no era un problema de insostenibilidad del sistema de pensiones, o de exceso de gasto del sistema sanitario, que lo había; ni de excesivos profesores en las aulas; era un problema de deuda privada lo que provocó que la economía frenase en seco y provocase lo que estamos sufriendo en la actualidad.  Y no era un problema de déficit público por el excesivo gasto sanitario del estado el que ocasionó que los bancos no pudieran financiarse en los mercados, sino la propia codicia de los directivos que acumularon deuda incobrable procedente de los derivados norteamericanos que ni ellos mismos sabían que los tenían.
A finales del año 2008, el primer ministro laborista del Reino Unido, Gordon Brown, solicitó solemnemente a los bancos ingleses que le dijeran cuántos de sus activos eran tóxicos para que el gobierno británico los comprase y así pudieran funcionar. No hubo respuesta. O no lo sabían o no lo querían decir.
Aquí se hizo algo parecido. El gobierno les dijo a los bancos que les avalaba deuda por importe de 150.000 millones de euros con tal de que la utilizaran para limpiar sus balances y deshacerse de los activos no útiles. El resultado lo conocemos todos: no lo hicieron y, al final, les tuvimos que nacionalizar (en el caso de las cajas, en primer lugar privatizar e inmediatamente después, nacionalizar: una jugada redonda, en sentido literal). Y la broma nos costó otros 40.000 millones adicionales.
Y, al final, la conclusión que los que mandan han puesto en boca de los políticos: ‘hemos vivido por encima de nuestras posibilidades’ no es una frase vacía, encierra toda la filosofía que nos están aplicando inmisericordemente a los ciudadanos. Pero con una salvedad: los que hemos vividos por encima de nuestras posibilidades éramos el sector privado; el ajuste lo estamos haciendo en el público.
Y tampoco es casualidad que los recortes se estén realizando en aquellas áreas donde el sector privado está más implantado: sanidad, educación, investigación. ¿Por qué ningún gobierno ha planteado, por ejemplo, la desaparición de todos los cuerpos de policía duplicados? ¿o del ejército, transfiriendo esa función a la OTAN?, ¿o de las embajadas, proponiendo la fusión de todas las delegaciones de los 27 en una sola?. No se generaría negocio, luego no es interesante.
En definitiva, que la crisis, que es cierta, se ha utilizado, como siempre, para aplicar unos postulados específicos, con el argumento de que no podemos hacer otra cosa. Y eso implica que dejamos de pensar por nosotros mismos y aplicamos las recetas que nos mandan, aun cuando estén equivocadas, que lo están a pesar de los resultados que nos estén vendiendo. Y que se aprovecha una cosa (la crisis de deuda) para eliminar aquello que no nos interesa (el estado del bienestar) sin que se produzcan protestas. Y al final hasta lo conseguirán.
 
 
@juanignaciodeju
 
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13 sept 2013

ESTAFAS QUE NOS PERSIGUEN II: LOS MERCADOS

La elucubración sobre el futuro que nos espera es un ejercicio al que me he dedicado en las últimas semanas con el objetivo de completar la serie de artículos que comencé con los bancos de inversión. Si no somos capaces de controlar el funcionamiento de los mercados financieros (y después de seis años de crisis, seguimos igual que al principio) abandono cualquier intento de reformar lo más básico y, simplemente, me dedico a elucubrar sobre cómo serán las cosas en el futuro en función de cómo han evolucionado hasta el momento actual.
Y en ese ejercicio me he sorprendido intentando conocer los mercados actuales y su evolución futura. Y he comprendido que, en la gran mayoría de los casos, son estructuras que tienden a la concentración y a la dispersión, situación contradictoria que pienso mantener. Tienden a concentrarse, creando inmensas estructuras empresariales que son capaces de dominar los mercados y, en lugar de continuar según el modelo económico del líder y seguidor, a dispersarse los demás en busca de nichos de mercado más específicos y que les permitan mantenerse, pero que rápidamente generan entradas de nuevos competidores y, en consecuencia, de estrechamiento de los mercados y abandono de las empresas.
Por ejemplo, los bares. Antes las cafeterías o los bares eran lugares indefinidos, que se mantenían por la inercia y donde no existían excesivas diferencias entre ellos, de forma que uno podía entrar en cualquiera y tomarse las mimas cosas. La diferencia la encontrábamos en la excelencia de la persona que se encontraba tras la barra. En la actualidad, se tiende a una concentración del negocio en pocas manos, existiendo cadenas de cafeterías como Starckbucks, donde uno se toma un café, o de restaurantes como los  100 montaditos o Cañas y Tapas, donde la especialidad es la misma. Y sólo termianrán sobreviviendo aquellos bares tradicionales donde exista una especialidad muy marcada en algo muy concreto, pero que les permita mantener una relación calidad / precio adecuada y, obviamente, unos beneficios suficientes para mantenerse en el mercado.
Eso implica que los mercados, tal y como los hemos estudiado hasta el momento en la disciplina de la teoría económica, están desapareciendo y generándose nuevos modelos que deberemos comprender y estudiar. Modelos que se basarán en la dualidad de Muy Grande/Muy Pequeño, es decir, algo donde podemos encontrar lo general (Muy Grande), donde no tendremos problemas de nada, y varias mucho más pequeñas que se especializarán en aquello que el otro no pueda abordar. Eso significa que todo aquello que no se adapte a este modelo tenderá a desaparecer. Si nos fijamos en los mercados de distribución, las grandes cadenas serán las dominantes en el futuro, pero existirán oportunidades de negocio en aquellos productos que no sean capaces de cubrir y que deberán ser abordadas por los Muy Pequeños. Es una fragmentación de los mercados evidente, que posibilita la concentración en pocas manos de grandes cantidades del mercado dejando las minucias para el resto, generándose nuevos mercados cada vez más pequeños y con muy pocos oferentes.
Esta estructura implica varios peligros desde el punto de vista de la economía. En primer lugar, la concentración implica disminución de la competencia, el dominio del mercado y, obviamente, la existencia de precios más elevados. Si cogemos el mercado de la distribución de petróleo en España, la concentración en pocas manos ha propiciado que los precios puedan subir en condiciones donde la teoría económica predeciría una bajada por la disminución de la demanda. O la electricidad, donde la concentración de la distribución implica que el precio no baja aun cuando la demanda disminuya. La teoría económica no explica esos procesos, al caer la demanda el precio debería bajar, pero está subiendo.
Y esta nueva forma de organizarse los mercados implica que la sociedad debe cambiar de forma de actuar y adaptarse a esta nueva realidad, donde tendrá más peso el marketing que la calidad y donde el éxito a corto plazo será más fácil, pero más complicado mantenerse a medio plazo. Al mismo tiempo, las superestructuras que se generan tendrán tal peso en la sociedad que se convertirán en sistémicas, de forma que el papel de los estados se modificará hacia protector de los muy grandes por su importancia en la economía. ¿Algún político podría aceptar que, por ejemplo, el Corte Inglés se declarara en quiebra? Parece que si eso fuera a ocurrir, la actuación del político sería la de ayudarle para evitar esa mancha.
Por lo tanto, tendremos sectores clave dominados por empresas clave. Y los estados deberán abandonar el capitalismo en ciertos momentos para ayudar a esas empresas clave en esos sectores clave, dejando todo lo demás al margen. No será posible que cualquier gobierno deje caer a una empresa como Endesa, aunque le dará igual que se hundan todas las empresas generadoras. Ni, por supuesto, podrá dejar que una empresa como Repsol desaparezca, aunque le importará poco que la gasolinera de la esquina tenga que cerrar. Ese es el modelo que se está construyendo y al que nos tendremos que ajustar, aunque no nos guste.
Ya lo hemos visto con los bancos y en el futuro lo veremos con todos los demás sectores clave de la economía. Por lo tanto, lo primero que tendríamos que hacer es empezar a crear estructuras de salvamento de esas empresas, mecanismo de regulación de las actividades y tasas específicas para la resolución de los problemas. Cualquier cosa que no vaya en ese camino nos conducirá a situaciones como las vividas con los bancos.
Aunque lo más racional sería modificar el funcionamiento de los mercados, establecer de nuevo la competencia, liberalizar los sectores y evitar la concentración de las empresas generando oligopolios u oligopsonios. Pero eso es lo racional, no lo habitual. Y ya no espero nada de racionalidad en los que mandan.

 

 

@juanignaciodeju
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9 ago 2013

Necesidad de una regenaración en el mainstream económico


Artículo escrito por Jorge Segura (@jorgel_segura). Podeis visitar su blog en "La condición mecánica". 

A finales de 2012 el ex-vicepresidente del Banco Mundial y nobel de economía Joseph Stiglitz, impartió en Zurich una conferencia titulada “Crisis, contagio y la necesidad de un nuevo paradigma” (disponible en youtube), donde analizaba la necesidad de un nuevo paradigma económico, los problemas de las interpretaciones económicas actuales y el fracaso de las teorías económicas vigentes desde hace algunas décadas y que son inconsistentes con la realidad.
1. Fallos en la disciplina macroeconómica moderna (y sus modelos)
  • No ha predicho de ninguna forma la crisis económica.
  • Los modelos estándar afirman que las burbujas no pueden ocurrir.
  • Está basada en modelos simplistas con fuertes presuposiciones matemáticas y económicas.
  • Los individuos somos racionales y tenemos expectativas racionales.
  • Los modelos típicos son los de “agente representativo” para los que no hay problema de información asimétrica ni problema de externalidades.
  • Los shocks son externos.
  • No había riesgo porque los modelos incorporan distribuciones diversificadas, al asumir que sus modelos eliminan el riesgo creen que el riesgo no existe.
  • Conclusiones y creencias inconsistentes con la experiencia histórica y la evidencia microeconómica.
2. Políticas económicas (monetarias) basadas en modelos erróneos, políticas fallidas al cuadrado
El marco conceptual en el que se basan las políticas monetarias de las instituciones oficiales siguen estas tres pautas:
  • Mantener la inflación baja es necesario, y casi suficiente, para la estabilidad y el crecimiento.
  • Los gobiernos no tienen herramientas para prevenir las burbujas.
  • Es más barato arreglar los problemas después de que estalle la crisis que hacerlo antes.
Incluso después del estallido de la burbuja financiera se sigue afirmando que sus efectos están controlados porque:
  • hay diversificación de los riesgos
  • los mercados ofrecen buenos márgenes de maniobra para rectificar (colchón)
3. Respuestas inadecuadas a la crisis
  • Alto desempleo 5 años después del inicio de la crisis
  • Los modelos estándares no se centran en el crédito y por lo tanto no tienen mucho que decir sobre cómo reparar el sistema de crédito (sistema financiero); para ellos no existen asimetrías de información, ni diferencia entre los diferentes agentes de mercado (p.e. prestamista-prestatario) ni incentivos de los bancos o sus empleados.
  • Tampoco tienen nada que decir de las deficiencias inherentes a la titularización, a pesar de que esta (1) ha supuesto una de las principales innovaciones y avances en los mercados financieros, (2) es más que cuestionable su poder de diversificación de riesgos, (3) atenúa los incentivos (perversos), (4) algunos mercados toman ventaja con la información asimétrica (los bancos por ejemplo), (5) evidencia clara de que la mayoría de los participantes no entendían los problemas perversos de la información asimétrica (preferentes, derivados, coberturas, etc) y (6) muchos tenían creencias y realizaron acciones que nada tenían que ver con el modelo de racionalidad y expectativas racionales.
4. Lenta recuperación
La deslocalización del capital a lo largo del planeta ha hecho que, en contra de lo que establece la teoría ortodoxa, la recuperación está siendo muy lenta.
  • Teoría: rápida recuperación, la economía se ajusta a una nueva realidad y se llega a un nuevo equilibrio asociado a una nueva realidad.
  • Realidad: persistencia de los efectos de los shocks, mucho mayores de lo que los actuales modelos pueden explicar. Solo hay que mirar los balances de los agentes económicos.
5. Operaciones beneficiosas para algunos agentes privados son perjudiciales para el conjunto de la economía
Algunas transacciones beneficiosas para algunos agentes privados no son socialmente deseables porque pueden llevar a que riesgos de mercado se conviertan en riesgo sistémico y este último envuelve el comportamiento del sistema como un todo.
El exceso de préstamos e interconectividad hacen que el sistema sea más volátil y vulnerable a los shocks, ya sean estos internos o externos.
Lo peor de todo es que los participantes del mercado ignoran estos efectos.
6. Los incentivos financieros empeoran las cosas
Todas las instituciones “demasiado grandes como para caer” (too big to fail) tienen un incentivo a tomar más riesgo; el sistema evoluciona hacia grandes instituciones (todas las representadas a través de lobbies en Washington o Bruselas) porque:
  • Implícitamente están garantizadas: riesgo moral (hazard risk)
  • Pueden conseguir dinero muy barato
  • Tienen poder de mercado y lo que es peor,
  • Poder político que da forma a las regulaciones y sus consecuencias perversas.
7. Transformación estructural
La gran depresión supuso una transformación estructural; de una estructura agrícola a una estructura industrial.
Esta gran depresión supone otra gran transformación estructural; de una estructura industrial a una estructura de servicios.
8. Conclusiones
(1) El paradigma de las últimas décadas se ha mostrado erróneo y las políticas económicas basadas en él han contribuido a la crisis financiera y su inadecuada recuperación.
(2) La “diversificación” de riesgos puede hacer a una economía más inestable (a veces diversificación = dispersión).
(3) La arquitectura financiera importa muchísimo.
(4) Una transformación estructural de la economía no es lo mismo que una fluctuación “normal” de esta (teoría de los ciclos económicos obsoleta).
(5) Los modelos importan muchísimo:
  • fuertes asunciones/hipótesis llevan a fuertes conclusiones (excesivamente rígidas y con dificultades para adaptarse a la realidad)
  • los supuestos matemáticos importan (p.ej.convexividad-concavidad)
  • las redes y fricciones importan
  • los viejos análisis son intelectualmente incoherentes con la realidad
  • hay que intentar buscar un conjunto de modelos que provean de una mejor descripción y más coherente con lo que ha ocurrido y ocurre en la realidad
  • estas son las bases mínimas para comenzar con nuevas políticas que mejoren el comportamiento económico
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25 jul 2013

Análisis gráfico de la EPA

Ya hay varios análisis críticos de los datos de la EPA recen publicada, y después de haber estado en twitter dando la coba con los variados e interesantes gráficos que he podido sacar creo que es conveniente aderezar los análisis con una muestra gráfica y bastante elocuente.

Los ocupados han aumentado en 149.100 personas. Un dato bastante alentador. El problema, es que la mayoría del empleo creado es simple y llanamente, hostelería, derivado del turismo:

Veremos que ocurre en el tercer y cuarto trimestre. Quizás esto sea un impulso que permita mejorar aun más la tendencia, que de momento sigue siendo de mejora paulatina, si bien en términos desestacionalizados seguimos destruyendo empleo, en términos interanuales:


Y en términos intertrimestrales:
Otro de los problema, es el alto grado de concentración geográfica del empleo generado:
Con gran peso en Baleares y Andalucía.
Además, la modalidad de los contratos en el empleo no solo son un reflejo del tipo de empleo generado, sino del futuro que nos espera:

Por otro lado, tenemos que fijarnos en el detalle de fondo, la población. En este trimestre se han creado 149.100 empleos, y ha bajado el paro en 225.000 personas. La diferencia en la evolución, es la caída en la población activa, de 76.100 personas. De ellas, 32.900 son personas que se han ido a la inactividad (han dejado de buscar empleo) y el resto, 43.200, es el reflejo de la caída de la población (emigración, sobre todo). 
En términos interanuales, estos datos abultan aun más. El número de ocupados ha caído en el último año en 633.500 personas. En cambio, el número de parados ha aumentado solo en 284.400 personas. La diferencia, de nueva, es la caída en la población activa. 349.100 personas menos. De ellas, 108.000 se han ido a la inactividad, y el resto, 241.000, es el reflejo de la caída en la población.

Pero si atendemos a la evolución de la población total por tramos de edad, el resultado asusta un poco más:
Un gran grueso de la población menor de 40 años se ha ido del país, lo cual es muy problemático porque se supone que es la gente más preparada y la que debería dar el estímulo productivo y fomentar el cambio de modelo productivo de nuestro país. 

Y sin embargo, lo que estamos viendo, es un lento declive en la población en edad de trabajar de nuestro país, y con ello, un elemento muy negativo para que esto pueda levantar de manera consistente:

Un saludo.

Miguel Puente Ajovín - @caoticaeconomia
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11 jul 2013

Y la economía se estabiliza. El futuro en forma de L.

Al final parece que la economía española se está estabilizando, que ya no va a caer más y que dejaremos de perder capacidad productiva. Después de siete trimestres consecutivos y de 6 años de crisis profunda, los indicadores empiezan a mostrar que hasta aquí hemos caído. Es una excelente noticia, sin duda, pero está llena de sombras.
La primera de ellas (y la más evidente) son los 6 millones de personas que están en el desempleo. De ellos, los 4 millones que han perdido su trabajo en los últimos 6 años  y sobre los que nadie parece estar preocupado. En particular, los 1,5 millones de parados de larga duración y edad superior a los 45 años. Será difícil que vuelvan al mercado regulado de trabajo y tengan que conformarse con mantenerse en la economía sumergida, el subempleo y la  vida subvencionada. Perderemos ese talento, la experiencia y el conocimiento que han acumulado a lo largo de sus vidas.
Preocupan extraordinariamente los jóvenes sin empleo, sobre los que se ha puesto en marcha un plan, que empieza en el año 2014, dotado con 1.800 millones de euros. Debemos centrarnos en reducir también esta cifra que amenaza el capital humano atesorado en su etapa de formación y que parece vamos a perder (vía la emigración a países donde se valoran sus conocimientos) y, en aquellos casos en que abandonaron la educación por un trabajo fácil y bien remunerado, habrá que apostar fuerte en el reciclaje de sus conocimientos. La labor es titánica y parece insuficiente la dotación presupuestaria asignada por la Unión Europea.
Inquieta las casi 2 millones de empresas (pequeñas y autónomos) que han desaparecido en este periodo. Será difícil que ninguna ley o ventaja fiscal, recupere el agujero que se ha producido en el tejido productivo. Por bienintencionada que sea la ley, la empresa necesita algo más que rebajas de costes para ponerse en marcha.
Descorazona la desaparición de una treintena de bancos de la economía española. Es cierto que el sector estaba sobredimensionado, pero la concentración del mercado que se ha producido (y la que, probablemente, se va a producir en los próximos meses) puede terminar siendo muy costoso a las PYMES españolas en relación con sus homólogas en el resto de Europa. Los elevados costes de financiación que sufren nuestras empresas (si consiguen tener acceso al crédito) están relacionados con nuestra prima de riesgo, es indudable, pero también con la cada vez más escasa competencia en el mercado financiero español. De momento, sólo podrá cubrirse con entidades extranjeras que quieran instalarse aquí, de ahí la importancia de la unión bancaria que se quiere potenciar.
Y, finalmente, asusta el futuro al que nos enfrentaremos con una política cortoplacista que ha desdeñado al I+D+i para centrarse en la coyuntura más cercana. Cuando estabilicemos nuestros desequilibrio y creamos tener un futuro por delante, nos encontraremos con un déficit de I+D+i que ya no podremos cubrir. Y habremos perdido ingresos que pudieran derivarse del conocimiento abandonado, de forma que las patentes serán de otros y los royalties, obviamente, también. Este retraso tecnológico será una gran losa que nos pesará en los siguientes cincuenta años a no ser que alguien se ponga ya a recuperar parte del camino perdido. Y digo recuperar conscientemente de que lo que se necesita es dotar los proyectos abandonados como si no hubieran sufrido los recortes y continuaran en su misma línea, pero 5 o 6 años después, acumulando las cantidades que deberían haberse aportado desde ese instante. No se recuperará el terreno perdido, pero el estado del conocimiento actual permitirá avanzar en nuevas líneas y plantear un futuro para dentro de diez años. Porque podemos parar todo, menos el tiempo.
La economía se estabiliza. Es un hecho importante. Pero hay que ver en qué centramos la recuperación para empezar a apuntalarla.
En primer lugar, el consumo. Parece que no será un motor de la recuperación. Continuaremos con un nivel de apalancamiento muy elevado y una tasa de ahorro excesivamente baja. Todo ello unido a una renta individual cayendo como consecuencia de la política de deflación interna que nos han obligado a poner en marcha y un mercado del crédito paralizado por la situación de nuestro sistema financiero. Es decir, no podemos esperar que el consumo crezca mucho en los próximos años. Y sin consumo, no habrá un punto de apoyo de todo lo demás.
El gasto público parece condenado de por vida a mantener niveles cada vez más pequeños, dado el altísimo nivel de deuda pública que tendremos en un futuro más o menos cercano (se alcanzará más pronto que tarde el nivel del 100% del PIB). Por lo tanto, difícilmente el estado podrá convertirse en motor de nada, eso si, con un déficit público que podemos denominar ‘cosmético’: bajo pero positivo.
Con respecto a la inversión, con el panorama que se prevé en la economía, tampoco parece que sea una palanca para la recuperación en el futuro cercano. Es de esperar que crezca, si, pero a niveles próximos a la inflación, es decir, estancamiento total.
Nos quedaría el sector exterior, que puede ser el único motor de la economía. Pero con el panorama de las economías emergentes en la actualidad (con datos preocupantes en China y Brasil) y el de las economías desarrolladas, paralizadas por su alto endeudamiento, será difícil que el comercio internacional se incremente y, en consecuencia, sólo podremos ganar mercado si vamos compitiendo con otros países. Y la actuación del BCE no es garantía de ganancia de competitividad a medio plazo.
Con este panorama. Parece evidente que, o cambian las cosas o nuestra economía se enfrenta a años de estancamiento y, en consecuencia, a mantener desequilibrios preocupantes durante un largo periodo de tiempo. Espero confundirme.



@juanignaciodeju
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1 jul 2013

Educación como futuro

En medio del conflicto que se está generando en España con la reforma de las becas, acompañado de la lamentable perspectiva que tienen muchos jóvenes sin formación de encontrar un puesto de trabajo; es completamente necesario continuar haciendo hincapié en la necesidad de formarse.
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29 jun 2013

Geografía económica (III): Competencia imperfecta



Una de las patas fundamentales de la Nueva Geografía Económica es el marco de competencia imperfecta. En este artículo pretendo detallar los problemas que surgen de la relación entre el espacio y la competencia y cómo solucionarlos.

Conviene recordar que este es el tercer artículo de la serie de Geografía Económica. En los siguientes enlaces podeis encontrar el primero, con una pequeña introducción, y el segundo, con un repaso histórico del espacio.

Hace mucho tiempo, en una galaxia muy competitiva…

Uno de los componentes principales dentro del análisis microeconómico básico es la hipótesis de competencia perfecta. Esta característica del mercado se expresa, comúnmente, en la incapacidad de las empresas de poder modificar el precio. En otras palabras, son “precio-aceptantes”.
Para que esta hipótesis tenga algo de sentido, tenemos que pensar en una economía con muchas, muchas empresas (todas ellas iguales) ofreciendo el mismo tipo de producto (de hecho, el mismo producto, homogéneo).
Además, como estamos en un mercado perfecto, tampoco va a haber barreras de entrada y salida, por lo que cualquiera podrá montarse su propia empresa sin problema.
En este contexto, las empresas acabarán poniendo un precio que iguale el coste de producir la última unidad producida (llamado coste marginal). Nadie pondría un precio mayor, porque nadie le compraría, y nadie pondría un precio menor, porque no le saldría rentable.
En un contexto donde el coste marginal es creciente con respecto a la cantidad producida (es decir, en un contexto de rendimiento decrecientes a escala, donde conforme aumenta el tamaño de producción el coste por unidad va aumentando), tendremos la conocida función de oferta ascendiente que, junto a la función de demanda descendiente (a menor precio consumiré más), tenemos la conocida ley de la oferta y la demanda con el equilibrio clásico. 
Una de las consecuencias de este marco es que las empresas (por la libre entrada y salida de las mismas del mercado) no tendrán beneficios. Si los tuvieran se crearían más empresas para aprovecharse de estos, lo cual reduciría la cantidad que vende cada uno hasta el punto de igualar el beneficio al coste fijo de la instalación empresarial.

Sin  embargo, este mundo idílico, si bien es importante para tenerlo como base de operaciones en nuestro intento por completar el marco teórico que nos permita entender la realidad económica, es obviamente una simplificación muy poco realista. El mundo es imperfecto, y la competencia también.

Competencia imperfecta: Un argumento espacial

La competencia perfecta no es solo una estructura teórica con unos fundamentos poco convincentes a la hora de reflejar la realidad económica. Las conclusiones a las que se puede llegar son, también, poco realistas, sobre todo si introducimos el espacio, como así hizo Starrett en 1978 en un paper titulado “Market allocations of location choice in a model with free mobility”.

En un contexto donde existan varios centros de producción y consumo (es decir, donde toda la actividad económica no esté concentrada en un punto adimensional) bajo la hipótesis de competencia perfecta y asumiendo que exista cierto coste de transporte entre los diferentes puntos (ciudades, países) obtenemos un resultado curioso, a la par que obvio: Ningún bien será transportado y, por tanto, no existirá el comercio. No solo tendremos un resultado autárquico, sino que, además, es meramente trivial.

The Spatial Impossibility Theorem: Considerando una económica con un número finito de localizaciones. Si existe un cierto coste de transporte (entre las localizaciones), el espacio es homogeneo (en cada localización con los mismos inputs se obtiene el mismo output) y la competencia es perfecta, ningún equilibrio competitivo (de existir) generará comercio. Cada localización es autosuficiente. 

Para una mejor comprensión y distensión sobre las implicaciones recomiendo este paper de Ottaviano y Thisse del 2000

No solo eso, el teorema demuestra que si algunos bienes no son perfectamente divisibles, no existe ningún equilibrio competitivo.

Claro que esto ocurre por que todo se está sustentando bajo las tres patas de la perfección competitiva: No existe diferenciación entre los centros de producción (el espacio es homogéneo), no existen externalidades ni en el consumo ni en la producción y los mercados son perfectos.
El propio Starret afirma que: 
“The degree of market imperfection which is required in order that a location allocation be stable is also related to the transport cost”.
Es decir, que cuanto mayores sean los costes de transporte, mayor tiene que ser el grado de imperfección en el mercado para obtener un resultado estable.

A partir de aquí se podría argumentar, en defensa de la competencia perfecta, y a la luz de que el comercio es algo importante en nuestra economía global, que los costes de transporte no son realmente importantes, sino algo marginal. Sin embargo, en 2013 aproximadamente  un 11,7% de los trabajadores del sector servicios se dedica a actividades relacionadas con el transporte, y un 1% en actividades relacionadas con las comunicaciones (que indirectamente también sirven para garantizar la cohesión espacial del territorio en torno a la actividad económica y productiva), ocupando en conjunto aproximadamente el 13% de la cifra de negocios total del sector servicios, cifras relativamente importantes.

Así que, a la hora de estudiar el comercio internacional o la distribución de la actividad económica en el espacio, deberemos partir de un marco competitivo ligeramente diferente, el de la competencia imperfecta.

El espacio como fuente de diferenciación

Una de las fuentes básicas en cuanto al desarrollo de la estructura teórica básica del equilibrio competitivo es el modelo de Arrow-Debreu, de 1954, donde prueban que, bajo ciertas condiciones (entre ellas la competencia perfecta) existirá un equilibrio (un vector de precios que hará que la demanda agregada se iguale a la oferta agregada). Lo que me interesa no es tanto el modelo, sino la definición de bien económico (commodity) que proponen. 


En ella, un bien no solo lo va a definir sus características físicas principales o las necesidades que pueda satisfacer, si no el tiempo y la localización en la que se encuentre. Así, una barra de pan en la tienda de debajo de tu casa es un bien económico diferente a una barra de pan vendida en alguna tiendecita de Texas.

Ambas tiendas, a pesar de estar vendiendo el mismo bien físico no compiten entre si, puesto que no hay una libertad de movimiento del consumidor tal que le permita decidir sobré ambos bienes sin tener en cuenta el coste de transporte en el que incurriría si quisiera comprar la barra de pan en Texas.
Por tanto, esto se debe a la localización específica de la demanda que consume dicho bien.

Arrow-Debreu no incluyen el espacio en su modelo,, pero si extendemos un poco más su idea de bien económico y lo contextualizamos en el espacio se complican bastante las cosas.
Si decimos que un bien económico está definido, entre otras cosas, por la localización en la que se encuentra, el mercado de dicho bien (entendido como el conjunto de oferentes y demandantes) también lo estará. Entendiendo este mercado como un espacio ya no adimensional, sino localizado e intrínsecamente asociado al espacio, nos surge otro problema ¿Cuántos oferentes y demandantes puede haber?

Y es que si un mercado está adscrito a un espacio concreto, la cantidad de oferentes y demandantes que puede caber es, no solo finito, sino relativamente pequeño, y esto afecta al principio básico de competencia perfecta.

The more finely the commodities are described, the less likely are the commodity markets to have many buyers and sellers (i.e. t be competitive) - Palgrave

El espacio económico, por tanto, genera diferenciación en el producto, no permite que haya (físicamente) una gran cantidad de oferentes y demandantes y genera ciertos costes de transporte, otro envite más hacia el marco teórico de la competencia perfecta que parte de la misma definición de bien económico.

Diferenciación de producto: Marco Dixit-Stiglitz

Obviamente el estudio de los mercados imperfectos es un elemento totalmente independiente del concepto espacial de la geografía económica.
Los dos ejemplos anteriores sirven, no obstante, para mostrar como la introducción del concepto espacial tiene que ir inherentemente apegada al concepto de competencia imperfecta.

En general, el marco competitivo que se suele emplear en los modelos más generales de la Nueva Geografía Económica es el modelo de competencia monopolística Dixit-Stiglitz, de 1977. (Aquí tenéis una versión completa donde se derivan todos los resultados de manera más menos sencilla, el paper original es un poco más complicado).

En este marco, cada empresa ofrece un producto diferenciado. Los consumidores querrán consumir un poco de todas las variedades, de forma que aunque una empresa ponga un precio mayor, si bien atraerá a menos consumidores, seguirá vendiendo parte de su producto.

El resultado fundamental es que el precio de un bien ya no solo va a depender del coste de producción, si no también de la diferenciación que mantengan los diferentes bienes. Si estamos en un mercado que tienda más hacia la competencia perfecta, los consumidores no verán diferencias entre los bienes y tenderán a dejar de comprar en aquella empresa que suba los precios (lo que hará que los precios se acerquen a su coste productivo). En cambio, si estamos en un mercado con productos muy diferenciados, una empresa puede subir mucho los precios sin que su demanda disminuya, lo cual hará que en el equilibrio los precios sean mucho más altos.
Esto, además, potencia los beneficios empresariales al alza (aunque también se puede suponer la entrada y salida libre de empresas para eliminar este hecho).

Esto genera el comercio, al permitir que una empresa pueda vender fuera de su mercado local.
En un contexto de competencia perfecta, el aumento de precio derivado del espacio (que le haría incurrir en un coste de transporte) haría que no vendiera nada, pero en el nuevo marco competitivo, y dado que el producto está totalmente diferenciado (sobre todo porque pertenece a otro “mercado”), aun con un precio mayor podrá obtener beneficios, incentivándole a exportar.

Otro de los elementos fundamentales que incorpora cierta imperfección es el hecho de incluir rendimientos crecientes a escala, donde las empresas, al incrementar su escala productiva, reducen el coste medio de producción. En un contexto de competencia perfecta nos llevaría al estado económico del monopolio (con una sola empresa operando), pero bajo la diferenciación de producto se mantienen un número finito de empresas y, por tanto, bienes económicos. Esto es lo que da nombre al marco teórico de la “competencia monopolística”.

Concluyendo imperfectamente

En este pequeño artículo he querido reflejar la importancia de incluir un marco de competencia imperfecta en el seno del análisis de la actividad económica sobre el espacio.

No deberíamos pensar en el modelo perfectamente competitivo como un lastre anticuado y equivocado, sino como la base teórica que nos permite ampliar y complicar (intentando atisbar nuevas abstracciones del mundo económico más realistas) el análisis. Si bien muchas veces es equivocadamente utilizado como una generalización apropiada de un sistema socioeconómico mucho más variopinto y complejo.

La Nueva Geografía Económica, cuya distinción principal frente al resto de ramas económicas es el espacio y su relación con la actividad económica, no puede, a la luz de los resultados teóricos de Starrett, partir de un mercado competitivo. Si bien, aquí he descrito la forma más funcional y básica de generar una imperfección en el mercado, la diferenciación de producto, no es la única.

Sin embargo, es la que utilizaremos cuando explique el resultado fundamental del paper de Krugman que dio comienzo a la variopinta explosión que le siguió y que dio forma a esta rama del estudio económico. Pero eso será en el siguiente artículo.


Escrito por Miguel Puente Ajovin / @Caoticaeconomía
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