22 sept 2012

Similitud entre regiones: Estructura productiva y el determinante nivel educativo


Escrito por Miguel Puente Ajovin en Caótica Economía / @caoticaeconomia

Hoy he querido hacer un pequeño análisis simplificado (muy simplificado) de la similitud en la estructura productiva de nuestras regiones, en este caso, las comunidades autónomas, para intentar destacar la importancia de dos de sus determinantes, la estructura del gasto familiar (demanda interna) y la estructura educativa de la población (oferta). A parte de ciertas curiosidades estadísticas, veremos como la educación es un determinante claro para la estructura productiva.

Sobre la similitud


Como digo, no vamos a ver directamente la estructura productiva de cada comunidad autónoma, sino la similitud que hay entre dos comunidades autónomas. Por ejemplo, imaginemos que la economía tiene solo dos sectores {A,B}. La región 1 tiene la estructura {1,0}, es decir, el 100% de los que produce es del sector A, y la región 2 {0,1}, es decir, el 100% de lo que produce es del sector B. Ambas regiones serian totalmente diferentes.
Utilizando una simplificación del índice Finger-Kreinin (que utiliza el peso de cada sector económico sobre el total) podemos estudiar la similitud con estructuras más complejas, es decir, con más sectores. Este índice nos dará un valor de 0 si las dos regiones a comparar son totalmente distintas y de 1 si son totalmente iguales. Un valor mayor, por tanto, implica mayor similitud.

Es importante también elegir la escala a la que vas a dividir los sectores. Si solo elegimos dos sectores las regiones van a salir mucho más similares que si desagregamos la producción en 100 sectores, puesto que las especializaciones (y por tanto las diferencias) de las regiones surgen sobre todo en sectores concretos.

¿Importa la similitud?


Dos regiones que compartan una misma estructura productiva (o, más específicamente, un mismo patrón de especialización productiva), serán más proclives a competir, tanto por atraer inversiones externas como atraer demanda, de la misma manera que dos empresas iguales tenderán a competir más que dos empresas distintas. A la hora de estudiar la competencia y colaboración entre diferentes regiones (o unidades geográficas), es importante conocer este tipo de factores.

Pero aquí no hemos venido tanto a eso, que exigiría un estudio algo más específico y completo, sino a echar un vistazo a las cosas que más puedan ser de interés.

Similitud entre regiones


Lo primero que podemos hacer es observar directamente las similitudes entre regiones. Al ser 17 comunidades autónomas (excluyo a Ceuta y Melilla), tenemos 153 relaciones.
El nivel sectorial escogido es el que da el INE, que divide la producción en 22 sectores. Es poco, pero servirá. He cogido 2008 para recopilar todos los datos.

¿Cuáles son las dos comunidades con una estructura económica más similar? Aragón y Galicia.
¿Y las dos comunidades más diferentes?
Madrid y Extremadura.
¿Cuál es la comunidad con una estructura económica media más diferente al resto? Madrid.
¿Y la que tiene una estructura económica media más similar al resto? Murcia

En cierto modo todo bastante esperable. Madrid, entre otras cosas por ser la capital, tiene una estructura económica bastante más diferenciada que el resto. Pero la rivalidad traspasa la frontera del futbol (por decir algo light): La comunidad más pareja a la de Madrid es Cataluña. Lo cual implica desde el principio que estas dos comunidades son muy proclives a competir. Justamente, como decía anteriormente, la competencia en la atracción de inversiones ha sido totalmente patente este verano con la pugna por la adjudicación de Eurovegas.

Determinantes de la similitud


Preguntarnos porqué dos regiones tiene cierta similitud en su estructura es, en cierta forma, preguntarnos qué determina esa misma estructura productiva, aunque de una manera indirecta.

Cuando pensamos en lo que conforma que una región se especialice en uno u otro sector, tenemos varias teorías explicativas que podemos utilizar (y de diferentes ramas de la economía). Pero aquí estamos en un grado muy poco especializado (22 sectores), y solo voy a emplear tres factores explicativos: De demanda, oferta y espacial.
Para explicar la similitud productiva voy a emplear la similitud en la estructura del gasto de las familias de cada región (demanda, que divide el gasto familiar en 12 clases), la similitud en la estructura educativa (oferta, que divide la población según su nivel de estudios) y si ambas regiones son parte de la costa o del interior.

Utilizando logaritmos para poder obtener los efectos en tasas de crecimiento, un estudio econométrico simple nos dice el efecto que un aumento en la similitud de los factores explicativos tiene en la similitud productiva:

Si aumenta en un 1% la similitud de la estructura del gasto familiar entre dos regiones, aumenta en un 0,443% la similitud de la estructura productiva. El efecto es aun mayor si aumenta la similitud a nivel educativo. Y muy pequeño si ambas regiones son de interior o de costa.
Lo que nos dice este pequeño análisis estadístico es que dos regiones con una estructura educativa y una estructura del gasto familiar similares tendrán una mayor similitud en su estructura productiva. Por tanto, podemos decir que, en cierto modo, el gasto familiar y la estructura educativa son parte de la base que genera y fomenta una cierta estructura productiva.

Si bien el condicionante de la oferta es ampliamente estudiado, la demanda es muchas veces relegada a un segundo plano a la hora de explicar la especialización productiva (es necesario destacar a Linder como máximo exponente de la demanda interna como factor explicativo del comercio y la especialización productiva).

Educación. Un motor importante


La educación no es solo un determinante importante, sino que además es el único que podemos mejorar (es muy intrusivo, a la par que ineficiente, intentar cambiar la estructura del gasto familiar, no así el nivel educativo de una región).

El porcentaje de analfabetos superaba en 2008 el 4% en cuatro comunidades autónomas: Andalucía, Castilla La Mancha, Extremadura y Murcia. Y es inferior al 1% en seis: Cantabria, Castilla y León, Madrid, Navarra, País Vasco y La Rioja. Pueden parecer diferencias pequeñas, pero denotan de por si que algo falla. La heterogeneidad regional, tanto a nivel de empleo (no costaría mucho establecer un paralelismo con la tasa de paro) como a nivel productivo, dependen de la propia heterogeneidad del nivel de estudios de nuestras regiones, y eso es un lastre si queremos tener un país cohesionado. Más aun si queremos establecer políticas conjuntas que permitan a este país salir adelante, en una especialización de mayor valor añadido en vez de la asiatificación (¿existe esa palabra? porque debería) a la que nos vemos abocados.

Podemos hacer otra regresión para ver el impacto del nivel educativo en la estructura productiva en los dos extremos.

% de producción básica (sector agrario e industrias extractivas):

% de producción altamente tecnológica (información y comunicaciones, actividades profesionales, científicas y de recreación):


Así, aumentar en un 1% la cantidad de gente con un titulo superior, disminuye en un 0,063% la actividad agraria y aumenta en un 0,347% las actividades de mayor valor añadido.  Caso parecido con el aumento de población con educación secundaria.

La educación por tanto es fundamental para establecer un patrón adecuado que permita a España especializarse en aquellos sectores que más fácilmente nos permitan competir a nivel internacional.
Las tasas de analfabetos han llegado a niveles altos hasta 2008 seguramente impulsados por la inmigración, y ha ido bajando poco a poco, del 2,4% en España en 2008 al 2,2% en 2011. Pero es importante seguir escalando, tanto a nivel general como en la homogeneidad regional.

Y también es importante, además de las cifras cuantitativas, las cualitativas. Y a ese respecto, los recortes en materia educativa a los que nos vemos (y nos vamos a ver) expuestos, no van a fomentar (si no todo lo contrario) la estructura económica adecuada.

Conclusión


Estudiando la estructura productiva de las regiones podemos saber la similitud existente entre ellas y, por ende, la proximidad a nivel competitivo. Dos determinantes claros de la estructura y de la similitud entre dos regiones es la estructura de gasto de las familias y el nivel de estudios de la región. Este ultimo es unb factor fundamental en la generación y potenciación de sectores de valor añadido que permitan, no solo a cada región, sino al conjunto de España, el impulso necesario para cambiar el llamado “modelo productivo”.

Mezcla de obviedad y simplicidad analítica, espero que les haya resultado interesante.

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Referencias:


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18 sept 2012

Expectativas racionales, Bernanke y Rajoy

Escrito por en Juan Ignacio de Juan en El Economista Perplejo

La curva de Phillips es un instrumento que se utilizaba en la política económica para determinar una relación entre inflación y desempleo y que fue muy importante durante los años 50 y 60 del siglo XX. Según esa interpretación, un gobierno podía elegir una cantidad de inflación a cambio de un determinado nivel de desempleo, bastaba para ello poner en marcha las medidas que considerara oportunas. Sin embargo, Robert Lucas y Milton Friedman realizaron una crítica a esta teoría que resultó ser importante en economía: si el gobierno anuncia una determinada medida para establecer un determinado volumen de inflación y desempleo, como los agentes económicos cuentan con toda la información y son capaces de interpretarla convenientemente, no será efectiva y lo único que se conseguirá será una variación de la inflación sin repercusión en el empleo. Ese mecanismo que ‘filtra’ las medidas es lo que los economistas llamamos Las Expectativas Racionales.

Establecido el concepto lo importante es ver si se cumple dicho enunciado. Y, efectivamente, se cumple. Inicialmente la crítica a la teoría de la curva de Phillips realizada por Friedman y Lucas cambió el concepto mismo de la curva, estableciendo un concepto nuevo que resulta más o menos complejo de comprender: la tasa de desempleo no aceleradora de la inflación (tasa NAIRU). Es decir, existe una tasa de desempleo que provoca que la inflación no tenga tendencia creciente.

Esta introducción me sirve para analizar dos cosas que he empezado a leer en algunos medios y que me han dejado un poco más perplejo: la primera, la opinión de que la Reserva Federal, con la QE3 puesta en marcha la semana pasada, pretende intercambiar un ligero incremento de la inflación con una disminución del desempleo; la segunda, las crecientes dudas de nuestro presidente del Gobierno en relación con el rescate (o ‘asistencia financiera’ que le llaman ahora) de la economía española.

En la introducción ya queda claro que lo que supuestamente pretende la Reserva Federal no va a ocurrir, y mucho menos de forma duradera en el tiempo. Más bien pretende acomodar la política fiscal con la monetaria para eliminar los posibles efectos negativos de la primera sobre la economía. Y de esa manera acercar la economía a la tasa NAIRU de forma que no aparezcan efectos perversos, especialmente la deflación.

Alguien se preguntara ¿no estáis un poco esquizofrénicos los economistas con eso de los precios que si suben es malo y si bajan también?, es decir, si la inflación es mala,  ¿por qué es también mala la deflación?. La respuesta es evidente: la deflación es mucho peor que la inflación, en cuanto que destruye actividad económica a un ritmo mucho mayor que la inflación y, por consiguiente, hay que evitarla a toda costa. Lo que desde un punto de vista del consumidor individual puede ser positivo (que los precios sean cada vez más bajos), desde el punto de vista macroeconómico es perverso, ya que desincentiva las compras de bienes dado que esperaremos que éstos continúen bajando de precio de forma indefinida. El ejemplo más claro lo tenemos en el mercado inmobiliario español: si pensamos que los precios de los pisos van a continuar bajando, ¿por qué invertir ahora en ellos si serán más baratos en el futuro? Ese comportamiento colapsa el mercado haciendo desaparecer inversión, empresas, valor y actividad.

Con respecto a la segunda de las noticias, las dudas de nuestro presidente para solicitar el rescate, ponen en evidencia que por mucho que nos empeñemos en divulgar las relaciones económicas y los conceptos de forma muy simple, siempre quedará alguno no asimilado y se cometerán errores de bulto. Con las repetidas solicitudes de ayuda al BCE realizadas por los miembros el gobierno español de las últimas semanas forzando al establecimiento de unos criterios de actuación por parte de la institución monetaria, una vez obtenidos éstos, estamos obligados a solicitar el rescate más pronto que tarde. Sin embargo, el presidente está demorando la decisión pensando que la mejora de la situación provocada por el anuncio de Mario Draghi va a ser permanente y le va a evitar el estigma de solicitar la ayuda. He leído en algún medio de comunicación que el gobierno estima que si se mantienen las condiciones actuales en el mercado de deuda no necesitará pedir la asistencia financiera. Y en ese gobierno se sientan, si no me confundo, al menos 3 economistas.

Pues la realidad será muy distinta. Por mucho que la subasta de letras de hoy y de bonos del jueves sean positivas, será inevitable que el gobierno español pida el rescate, ya que el mero anuncio indirecto del mismo, al ser conocido por los agentes económicos y ser capaces de prever el resultado, ha operado ya en contra de la economía española y cualquier demora provocará un empeoramiento de las condiciones. Una vez más operan en el mercado las expectativas racionales de los agentes que anticipan las decisiones. Como vamos a solicitar el rescate, ahora los inversores están más seguros y aceptan el riesgo; si no lo hacemos, el mercado se hundirá y acabaremos obligados a la solicitud aunque empecemos a crecer al 10% anual. Es lo que tienen las expectativas racionales: una vez puestas en marcha es imposible dar marcha atrás.

Por lo tanto, un retraso en la solicitud por el gobierno únicamente va a generar un empeoramiento de la situación y la necesidad de adoptar medidas cada vez más drásticas para intentar convencer a los mercados de nuestra buena voluntad. Y lo peor del caso es que si se están aplicando cálculos electorales, como ocurrió con los presupuestos, la situación se va a hacer inmanejable incluso después de solicitar la ayuda de Europa y corremos el riesgo cierto de terminar como Grecia. Son las expectativas racionales quienes nos forzarán a ello. Y mucho más pronto que tarde.



@juanignaciodeju


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16 sept 2012

Crecimiento y libertad


Hace unos meses escribí un artículo sobre la libertad en el que la situaba como punto de partida para el progreso. En concreto,  se destacó que sin libertad el crecimiento y el desarrollo, tanto económico como social, se encuentran “atrapados”. Sin embargo, también se mencionaba algo que no se debe olvidar nunca: la libertad necesita límites. Así el artículo escrito en clave filosófica, más que económica, trata de establecer pros y contras de la libertad individual. Partiendo del punto establecido, ¿por qué la libertad es una parte imprescindible de la ecuación para el crecimiento económico?

Para empezar es necesario diferenciar crecimiento y ciclos económicos. En la actualidad muchas economías se encuentran en una espiral recesiva y, obviamente, la única posibilidad de salir de la recesión es crecer. Sin embargo, se debe distinguir entre el crecimiento a corto plazo, el cual es el que se está reclamando desde algunos colectivos y está estrechamente relacionado con la demanda agregada, y el crecimiento a largo plazo, que tiene sus bases en el lado de la oferta y que se fundamenta en las llamadas reformas estructurales.

Este artículo se centra en el crecimiento a largo plazo y, por tanto, se establecerá que factores contribuyen al mismo. Para analizar esto de una forma sencilla voy a utilizar una función de producción Cobb-Douglas como la siguiente:

Y= output
A= productividad total de los factores
K=  capital
L= trabajo
α= participación sobre el output de los factores productivos

La función muestra la relación entre los factores productivos y su productividad para obtener el output. Este artículo se va a centrar en la relevancia de la productividad total de los factores en la actualidad. Esta elección no es azarosa ya que existen numerosos trabajos de investigación que establecen que las principales diferencias en output entre economías se encuentran en el término “A”.  A pesar de que la acumulación de factores es relevante, hay indicios que reflejan que utilizando en, por ejemplo, Uganda y  Estados Unidos la misma cantidad de capital y trabajo los resultados en el output serán muy diferentes. Por tanto, la relevancia de la productividad es clave en el crecimiento, sobre todo en las economías más desarrolladas. (El potencial de las economías en vías de desarrollo de crecer mediante la acumulación de factores es amplio.)
Ahora bien, ¿qué se mide en la A? Este término es algo así como una caja negra que evalúa todas las diferencias en output que no se pueden explicar debido a la acumulación de factores. De esta forma, puede explicar desde diferencias en el clima hasta diferencias en el entramado institucional entre países. En este ámbito, existen numerosas investigaciones que tratan de explicar qué exactamente es relevante dentro de esta caja negra. Las respuestas son de diversa índole, por ejemplo Daron Acemoglu y James Robinson destacan la relevancia de las instituciones en el crecimiento y desarrollo económico, por su parte Edward C. Prescott habla de las “barriers to riches”, esto es como los impuestos minan el crecimiento; Robert Lucas Jr. destaca la relevancia del capital humano, o Paul Romer la importancia de la innovación.
Puede que en unos países alguno de estos elementos tenga más importancia que en otros, sin embargo, parece obvio que es una combinación de todos ellos lo que puede explicar tanto las diferencias en el output de cada país como en sus tendencias de crecimiento. De este modo, es en la productividad total de los factores donde la libertad juega su papel más importante. La ausencia de libertad, en regímenes autoritarios por ejemplo, sesga todos estos componentes que impulsan la productividad hacia los intereses de ese régimen y, por tanto, se pierden valiosas oportunidades para el desarrollo de nuevas ideas o tecnología que aumenten la eficiencia productiva y la sostenibilidad del crecimiento; pero que también mejoren y faciliten la vida a las personas que son las que en última instancia deben verse beneficiadas tanto por la innovación como por el crecimiento.
La capacidad incentivadora de la libertad, por tanto, es una maravillosa oportunidad para crecer y mejorar los estándares de vida. Sin embargo, no debe olvidarse que la libertad por sí sola no tiene porque ser guía del progreso, tanto las instituciones inclusivas y de calidad como el papel del sector público son igual de importantes, no sólo para favorecer el correcto ejercicio de la libertad sino también para establecer los cimientos que impulsen y dinamicen el crecimiento y desarrollo económico.
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15 sept 2012

Redes empresariales de colaboración productiva

Escrito por Miguel Puente Ajovin en Caótica Economía / @caoticaeconomia


Cuando hablamos de empresas solemos tener en mente, como un adjetivo parejo a la esencia misma de su existencia, la palabra competencia.
Las empresas compiten, sí, pero también colaboran entre si, formando redes empresariales de todo ámbito, en casi cualquier tipo de sector y de muy diferentes formas. Es importante entender cómo se forman y porqué, tanto desde un sentido dinámico (evolución), estático (comportamiento estratégico) y geográfico (su relación con clusters y especialización espacial).

¿Qué es una red empresarial?

Una red empresarial (interfirm network), se define por una serie de actores económicos (empresas), que actúan como nodos, y una serie de relaciones (de colaboración) entre las mismas. Podemos imaginar la gran casuística de redes que pueden surgir, tanto por la composición de las empresas (homogéneas o heterogéneas), la cantidad y forma de las relaciones (publicitadas o secretas), la distancia geográfica (o en un sentido más amplio, institucional), la distribución de poder entre las empresas (con una líder, o con gran similitud entre ellas)…

Una red horizontal (en la que las empresas realizan una producción similar) suele estar bastante cerrada y ser una forma de disuadir la entrada de otras empresas y aumentar en conjunto su cuota de mercado.
Una red vertical (en la que hay diferentes escalas de producción y el output de unas es el input de otras), suele emplearse para beneficiarse de las economías de escala.
Pero los objetivos de estas redes pueden ir mucho más allá, tratando de aumentar su poder informativo (tanto a la hora de obtener esa información como en la necesidad de  generarla), o pueden existir con un objetivo puramente regionalista o geográfico (o político). Pueden surgir como una forma de generar un nuevo producto que sirva de puente o unión sobre ámbitos o productos que en sí son muy distintos. Pueden surgir como forma de potenciar y agilizar el proceso de investigación e innovación.

Estas redes pueden tener un componente muy heterogéneo, sobre todo si se trata de empresas jóvenes que traten de interactuar unas con otras como una forma de conseguir crear una reputación, ampliar sus marcos de actuación y beneficiarse de clústeres de información. Empresas de alta tecnología que comparten tanto inputs, o la forma de usar estos inputs (como puede ser la misma tecnología) como un mismo espectro de consumidores son un ejemplo bastante común estos días. Aunque en general pueden ser redes más pequeñas (dúos o tríos) y con propósitos más concretos (creación de productos específicos) que las redes de corte más homogéneo.

Pueden beneficiarse de un mayor poder de negociación (a través de aumentar su escala productiva, publicitaria…), lo cual permite obtener inputs a menor precio o una mayor financiación, elementos que son muy necesarios sobre todo para empresas jóvenes. Las empresas que ya estén bien posicionadas en el mercado pueden preferir mantener estas relaciones en secreto, entrando por tanto en otras prácticas estratégicas como la colusión, pactar precios, etc, que permiten ampliar sus beneficios pero que, en gran parte, son ilegales.

Ejemplos más o menos estudiados recientemente incluirían la formación de una red  empresarial en torno al cluster de producción vinícola chilena, la investigación del genoma en empresas francesas (que formaban redes para mejorar el acceso y uso de los recursos) y el desarrollo y explotación de la biotecnología en empresas alemanas.

¿Cómo se forman?


Estudiar la formación de estas redes es importante para entender la casuística que pueda afectar la manera en la que estas redes se forman. No es lo mismo un sistema institucional que fomente la creación de redes secretas y colusivas que aquel que fomenta las redes de innovación o colaboración productiva.

Claro que la propia forma en la que se establecen estas redes también cambia en el tiempo. Es una evolución continua.
La fuerza triádica (o transitiva), refuerza el hecho de que si dos empresas no ligadas entre si colaboran con una tercera, es muy probable que acaben colaborando también entre sí. También existen diferentes fuerzas que crean un mayor peso colaborativo entre diferentes partes de una misma red empresarial. Pero en general, si bien estas fuerzas hacen evolucionar y cambian el desarrollo de la propia red, no explican su creación.

Podemos definir cinco parámetros de proximidad que afectaran positivamente a que varias empresas decidan crear una red de colaboración.
Es más fácil que dos empresas se relacionen si utilizan una misma base tecnológica e informativa (proximidad cognitiva), si las empresas comparten unas mismas normas, valores o formas de organizarse (proximidad organizativa), si pertenecen al mismo sector productivo (proximidad institucional), si participan en el mismo contexto social y su output va dirigido a un mismo sector de consumidores (proximidad social) o si comparten una misma área geográfica, lo cual incluye no solo una proximidad física, sino el hecho de compartir unas mismas instituciones, idiomas, misma cantidad y estructura de consumidores, etc (proximidad geográfica). Esta última es muy potente si la estudiamos de forma aislada, sobre todo porque incluye en cierta forma un poco de cada una de las anteriores.

Un ejemplo: El sector audiovisual


Una forma muy visible de ver estas redes es en las películas o series de televisión (donde colaboran diferentes productoras o agencias). Por ejemplo, cuando Antena 3 colabora en la producción de una película, gana prestigio o publicidad si la película es buena, y la película gana un extra publicitario en la cadena (que sale hasta en el telediario). También los videojuegos son productos que comparten diferentes compañías, si bien una suele ser la cabeza visible, suele haber como mínimo una desarrolladora y una productora (que la publicita y pone a la venta).

En este gráfico podemos ver el porcentaje de productos (en este caso videojuegos) que se han formado de forma autónoma (1 empresa) o con la colaboración de hasta 6 empresas:


 En la primera generación de videojuegos (años 72-81), el 60% de los videojuegos eran realizados por una sola empresa, y el 40% por dos. En la sexta generación (años 05-07), solo el 9% de los videojuegos se hacen en una sola empresa. El 82% implica la colaboración de dos, poco más de un 7% se hacen entre tres empresas y poco más del 0,5% entre más de 4. Como vemos, la colaboración va en aumento.

En el estudio de la evolución y creación de estas redes, obtenemos resultados que son similares a la creación de clusters (que aunque parecidos son cosas totalmente distintas, los clusters son aglomeraciones geográficas de empresas que compiten, no colaboran). La proximidad geográfica influye, y mucho, en la generación de lazos y redes de colaboración. Además es un efecto que, lejos de lo que pueda pensarse, es cada vez más potente. Curiosamente, el efecto que va perdiendo fuerza es el componente institucional (aunque yo lo definiría mejor como sectorial, ya que se refiere al hecho de pertenecer al mismo sector productivo). Cada vez más los productos, sobre todo los de consumo relacionados con las nuevas tecnologías, adquieren una mayor heterogeneidad de roles y actores en su formación. A un videojuego, no solo el pedimos que entretenga, tiene que tener una buena historia, realismo, una buena banda sonora… Las series de televisión o incluso las películas también gustan de salir de la pantalla, ya sea en forma de comic (series como Fringe, o Doctor Who han tenido, ya no se si siguen), producción de merchandising (que hizo rico al amigo Lucas), o entrar en otros sectores como el de las novelas o, de nuevo, los videojuegos.

La colaboración empresarial permite, además, especializar aun más el sistema productivo, lo cual, ya desde Smith, se plantea como uno de los factores más importantes a la hora de aumentar la productividad y producción de un determinado sector.

Espero que haya resultado interesante este vistazo rápido a uno de los fenómenos más interesantes en la interrelación de las empresas consigo mismas y sus consumidores. Una relación compleja y evolutiva que merece la pena estudiar. 

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11 sept 2012

Notas sobre la independencia de la Comunidad X. ¿Les convendría?

Escrito por José Luis Ricón en Artir contra el mundo


Me gustaría generalizar un análisis inicial al hecho de la independencia de una comunidad, a la que he llamado X, mirando su idoneidad o no según varios criterios que he considerado relevantes. No he mirado datos para una comunidad en concreto (Aunque todos sabemos que este artículo surge a raíz del tema Catalán : ) )

La consecuencia inmediata de la independencia sería que la recaudación en X a se quedaría en X. En principio, si lo que se recauda ahí es mayor de lo que el Estado le transfiere, saldría mejor parada independizándose. Por este criterio, saldría a cuenta a toda comunidad que aporte más que reciba independizarse, desde un punto de vista meramente ‘gorrinil’.
Luego tenemos un posible asunto arancelario. Si hacemos un ceteris paribus y las relaciones entre la comunidad X y España en materia comercial no ven modificadas en represalia por el Estado Español, no habría nada que temer. En caso de que sí se modificasen, serían un punto a favor de la permanencia. Personalmente opino que tales represalias comerciales no serían llevadas a cabo.
A continuación está el tema de la mayor competición fiscal: Haciendo ceteris paribus nuevamente, esto es irrelevante. Pero de no ser así, introducimos esta nueva variable y vemos qué pasa: Si la región baja los impuestos (asumiendo que el incremento de la actividad económica de ello derivado supliese la caída de tipos en la recaudación, o si se produjese un recorte de gasto público paralelo), producirá un incentivo a establecer allí empresas (Si se ha reducido el IS), desplazar capitales (IRPF, tasas varias) o incluso la residencia (IVA y otros). Esto genera una presión sobre los demás países para bajar los tipos, pero esto no es más que la sana competición del ‘mercado’ en el que están inmersos los países y donde en vez de votar a golpe de billete, votas con los pies estableciendo tu residencia (o la de tus capitales) en uno u otro país. Así que igual nos encontraríamos un éxodo hacia la comunidad X, que se ha convertido en un nuevo paraíso fiscal, en detrimento del resto de habitantes de España.
Claro está, España podría recoger el guante e igualar la rebaja o reducir tipos fiscales hasta que no compense a la gente establecerse en X. Si la gente valora más unos determinados servicios públicos a cambio de unos impuestos más altos que no tener esos servicios pero tener impuestos más bajos (por la razón que fuere), no se producirá éxodo (pensemos en los nórdicos y lo contentos que parecen estar), pero si por otro lado la comunidad X ofreciese unos servicios que igualasen a los de España o si a la gente le compensase no tener los servicios y disponer de más renta, sí que podría establecerse un flujo migratorio hacia X. Esto le sería positivo, en detrimento de España.  Pero  esto (que los ciudadanos Españoles ‘huyan’ a X) querría decir que claramente prefieren el modelo de X, y hacer permanecer a X en España sujeta a su modelo que en este caso consideraríamos más ineficiente sería un inconveniente constante, desde este punto de vista, para los habitantes de X y sería un motivo para su independencia.
Por otro lado, si subiesen los impuestos y se convirtiesen en un infierno fiscal (para pagar su enorme deuda, por ejemplo), las consecuencias serían exactamente las opuestas y les resultaría claramente perjudicial.
¿Qué combinación de opciones se producirían? ¿Qué darán como resultado? Eso ya no lo sé y necesitaría datos para intentar elucubrar algo realista. Pero en principio las posibilidades del modelo son las arriba expuestas.
¿Qué pasaría si todos se independizasen y se convirtieran en minipaíses? Así a bote pronto, los países pequeños de hoy (que tengan un gobierno medianamente decente) son unos lugares bastante buenos para vivir. Da qué pensar.
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Incoherencias e independencias

Escrito por Germán García Aguilar en No todo vale

¿Podéis imaginar que algún país pida la capacidad de emitir moneda… ajena? Suena descabellado. Y está claro por qué:

Emitir moneda -y gastarla en el acto, se entiende -tiene un coste y un beneficio (produce devaluación, inflación, inseguridad, pero puedo emplearla para pagar cosas a partir de… ¡la nada!). Si yo emito la moneda de mi país vecino obtengo todo el beneficio de hacerlo, mientras que es él el que se lleva todo el coste. Un chollo para uno, una putada para otro. Hacer algo así es poco menos que declarar una guerra, claro.

El federalismo fiscal es la rama de la ciencia económica que se dedica a estudiar estas cosas cuando no resultan tan obvias. No conoce de banderas, por supuesto, sino de localidades y ‘regiones’ de tamaño variable en las que establece niveles de gobierno. Ahora mismo, en España tendríamos gobierno local (de tu ciudad), gobierno autonómico, gobierno nacional y gobierno europeo, y aunque los hemos conformado de una forma desastrosa (que probablemente beneficie a algunos y perjudique en mayor o menor medida a todos: por desgracia habrá regiones a las que les salga a cuenta) tiene sentido que lo hagamos así.

¿Por qué? Porque ello nos permite tomar decisiones que de otra manera sería imposible. El tema es complejo para lo que mi mente se puede expresar tras una jornada estudiantil, pero prácticamente siempre comparte la premisa del ejemplo de imprimir moneda: Que aquél que obtenga el beneficio, soporte el coste.

Una vez establecidos estos sistemas, a las partes más o menos pequeñas del mismo la independencia tiende a resultarles una idea apetitosa: Por lo general, independizarse no te quita de los beneficios y sí de los costes. Para ejemplarizar: Si una región española fuera independiente, un posible programa de estímulo (un aumento del gasto público para aumentar la demanda agregada) español pasaría por su economía casi tanto como por aquella en la que se ha efectuado el gasto. Así, recibiría el mismo impulso económico sin asumir costes (el estado español ha tenido que subir impuestos o endeudarse para ejecutar ese gasto): Una ganga.

Además, también puede beneficiarse de las bases fiscales móviles, esto es, de aquellas fuentes de ingreso públicas que pueden decidir dónde tributan. Es el caso de todo paraíso fiscal: Al ser tan pequeños, los capitales financieros extranjeros que llegan para tributar a sus menores tipos impositivos compensan de sobra los ingresos que se dejan de obtener por la menor recaudación de sus (encantados) ciudadanos. Los países vecinos que quieran establecer tipos más altos sobre capitales financieros deberán controlar su movilidad, dado que éstos tratarán de emigrar al paraíso fiscal... pero ese es un coste que asumirán ellos, y mientras su eficacia no sea total y sigan llegando capitales suficientes como para compensar al pequeño paraíso, su modelo seguirá siendo un chollo.

Claro, si todos fuéramos paraísos fiscales y los capitales extranjeros dejasen de tributar entre mis fronteras, la broma ya no sería tan divertida, y quizás se diera la desfachatez de que los ciudadanos de vastas regiones quisieran economías con un tipo impositivo concreto pero por la falta de coordinación se vieran obligados a establecerlo lo más bajo posible.

La pregunta que deben hacerse los catalanes es si es esto lo que pretenden ‘reclamar’ (algo que previsiblemente no pueden obtener; por algo no lo hacen todos) o si, quizás, lo que buscan es una coherencia en el reparto de competencias autonómicas que, efectivamente, no existe en España. Una que, por cierto, podría indicar que en unos años ningún español o catalán debería estar obligado a estudiar o atender a sus clientes en sus respectivos idiomas nativos... sino en inglés.
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9 sept 2012

¡No olvidemos el desempleo!


En las últimas semanas la palabra más utilizada en los medios de comunicación en España es el rescate (y su condicionalidad macroeconómica). También, por ejemplo, se ha hablado mucho (y criticado) de la subida del IVA llevada a cabo por el gobierno de Mariano Rajoy. Estas dos cuestiones son las que han tenido mayor peso últimamente a la hora de hablar de los movimientos de España hacia la recuperación de la economía. Sin embargo, el gravísimo problema del desempleo parece que únicamente es relevante cuando el INE publica sus escalofriantes datos.
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Oda al presente

Escrito por Miguel Puente Ajovin en Caótica Economía / @caoticaeconomia

Me sentía en la obligación de escribir algo sobre el nuevo anuncio del BCE sobre la forma en la que han articulado la ayuda a los países con problemas en su financiación.
Pero como soy bastante escéptico con el tema y no me gusta tirarme a la piscina por nada (¿por qué tenemos que tener siempre opinión firme sobre cualquier cosa en el acto? ¡Reivindico mi derecho a dudar!), prefiero irme por otros derroteros.

Para los que gustamos de seguir la actualidad económica, creo que hemos conseguido traspasar un poco el fino velo de la mera información para llegar a divertirnos con el tema. Me recuerda a aquella polémica cita de Fernando Savater en la que decía que se había divertido mucho con el terrorismo. Pero creo que la palabra correcta no es diversión, que implica en cierto modo alegría, sino, simplemente, entretenimiento.
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4 sept 2012

El problema de la economía española

Escrito por Juan Igancio de Juan en El Economista Perplejo

Todos los años, al principio de curso, recomiendo a mis alumnos que lean los periódicos. Pueden ser los especialistas, es decir, los específicamente económicos, o los generales, que en la actualidad da más o menos igual, ya que el principal foco de atención en estos momentos es la economía, por lo que centrarán sus noticias en esa materia. Y como reconozco que ellos tendrán problemas económicos como el resto, les sugiero que los lean por internet, de forma que se ahorrarán el dinero y contribuirán al medio ambiente.
Y que lean todos los que puedan, que no discrimen. Son todos accesibles desde la red, gratuitos en la mayor parte de sus contenidos, y siempre es conveniente conocer distintos puntos de vista de forma que podamos tener una opinión propia fundamentada, aparte de conocer los argumentos de otras personas y, en consecuencia, ser capaz de aprender de argumentos cercanos a los nuestros y de otros muy diferentes.
Y aunque ya conozcamos los datos por nuestra profesión o nuestras inquietudes, como es mi caso, cuando se ponen blanco sobre negro en formato periodístico parecen tener mayor relevancia. Pues precisamente hoy se han conocido dos cosas muy importantes en la economía española: en primer lugar, y por la tragedia que eso está suponiendo, el dato del desempleo: 4.625.634 desempleados inscritos en las oficinas de empleo. A este dato hay que sumar algo así como 1.300.000 desempleados que no figuran en esas listas porque están desanimados (y así se les denomina estadísticamente), luego cerca de 6 millones de personas sin empleo en un país con 47 millones de habitantes; más de un 10% de la población total española está en desempleo. Este debería ser la principal preocupación de las medidas a adoptar por el gobierno y por los técnicos de Bruselas. La tragedia es de tal magnitud que, de no ser por la economía sumergida (que se estima en un 25% del total de la renta), se provocarían grandes movimientos sociales, probablemente violentos. Y las medidas no están teniendo en cuenta este problema, sino el déficit público. Eso es lo que podemos llamar un error en el objetivo: no podremos reducir el déficit mientras la cifra de desempleo no disminuya a la mitad.
La segunda es también muy reveladora: la deuda de las familias españolas es de 848 mil millones de euros, de los cuales, 652 mil millones son créditos hipotecarios; la de las empresas es de 1,218 billones de euros. Y sí, la noticia es que han disminuido un 4%  anual, cifra del todo insuficiente para nuestras necesidades. Pero sumando ambas cifras, las empresas y las familias debemos a los bancos 2,066 billones de euros, es decir, casi el 200% de nuestro PIB, y esa debería ser la noticia. Son cifras relevantes por dos motivos: el primero es que demuestran, efectivamente, que hemos vivido una fiesta descomunal de la cual unos han sacado más provecho que otros, pero casi todos hemos participado en mayor o menor medida.; el segundo porque pone de manifiesto que el problema no es la deuda pública (80% del PIB al final de año, sin considerar el rescate bancario; 90% si lo incluimos), es la deuda privada. Y, una vez más, el gobierno y los técnicos fallan en el objetivo y se preocupan por la parte pequeña del problema y no por la relevante, y las medidas van dirigidas al problema manejable dejando fuera el problema grave de verdad.
Sumando ambas cifras podemos concluir que o cambiamos radicalmente el objetivo de la política económica, con medidas a corto plazo, o no tendremos medio plazo que gestionar en el futuro, dado que nuestro sistema económico quedará colapsado. Y eso es así porque podemos entrar en el círculo vicioso de los rescates: la deuda pública ocasiona el rescate de la economía, se imponen medidas restrictivas, se incrementa el desempleo, esto ocasiona problemas de pago a los bancos, los activos de éstos se deterioran, se producen pérdidas, el gobierno tiene que hacerse cargo de los problemas bancarios y se incrementa la deuda y el déficit públicos. Con este mecanismo  no sólo no reducimos nuestro endeudamiento, sino que se incrementa considerablemente con una socialización y duplicidad que nos hace a todos más pobres, dado que deberemos nuestra deuda (la privada) y la de todos (la pública), que tiene su origen en la deuda privada. Es por ello que me he manifestado contrario al rescate (‘una asistencia financiera probablemente errónea’) y abogo, constantemente, por un cambio en la política económica del gobierno con diferentes argumentos intentando sensibilizar a los que mandan (‘¿Por qué es tan mala la política económica del gobierno?’; ’22 medidas para avanzar’) y de otros actores en esta situación (‘Europa: una solución’; ¿Cómo salimos de esta?).
Con todo esto, podemos concluir dos cosas: una, que nuestra economía será rescatada porque nadie parece saber de economía (o, al menos, parecen haber olvidado las nociones más simples); y segunda, que no servirá de nada porque el problema es la parte privada de la deuda, de la cual nadie se está preocupando. Lo volveré a decir: sin crecimiento económico, que posibilite una mayor renta a los agentes económicos, no podremos salir de esta situación. Y nuestro problema de deuda, y el de otros muchos países en Europa, tiene soluciones distintas mucho más racionales (‘Teoría de juegos y crisis de deuda’). Pero seguiré sin ser tenido en cuenta, ni Yo ni otros muchos economistas que hablamos constantemente de los mismo. Y Yo seguiré siendo un Economista Perplejo.

@juanignaciodeju
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