30 abr 2013

La gestión de los servicios sanitarios (algunas evidencias)


Entre 2000 y 2010, el gasto sanitario en España en relación al Producto Interior Bruto ha aumentado más de un 30%. Esta tendencia creciente ha sido compartida por la gran mayoría de los países de nuestro entorno. Sin embargo, como mencioné en mi último artículo, en cuestiones de salud, no sólo es importante fijarse en el gasto, sino también en los resultados obtenidos.

De este modo, tanto el gasto como los resultados en salud deben tenerse en cuenta a la hora de valorar un sistema sanitario. En este sentido, como refleja el informe de la OECD de 2011, España presenta un gasto sanitario per cápita inferior a la media de la OECD, y unos resultados en salud superiores. Esto supone, que el esfuerzo realizado en la provisión de salud permite obtener buenos resultados. Sin embargo, el crecimiento experimentado en la última década requiere propuestas enfocadas a hacer sostenible el gasto a largo plazo.

Una de las propuestas estrella es la privatización de las gestión de los servicios sanitarios, para mejorar la eficiencia del sistema. El principal motivo es la creencia ciega de que la gestión privada es siempre “mejor” que la pública. Sin embargo, como ya he mencionado, en cuestiones de salud no sólo importa la eficiencia. De este modo, veamos algunos datos sobre gestión privada vs pública y los resultados obtenidos en salud(1).  

Esta figura muestra la relación que existe entre el gasto privado en salud y la esperanza de vida. Como se puede observar, no existe una relación robusta entre ambas variables, sin embargo esto puede explicarse debido a las diferencias que existen entre si la organización es con ánimo de lucro o no. Veamos un ejemplo:


En esta tabla se presenta el riesgo relativo de mortalidad (cociente entre el riesgo de mortalidad en entidades con ánimo de lucro y entidades sin ánimo de lucro) que existe entre pacientes de hemodiálisis en función de si la entidad es con ánimo de lucro o no. Como queda patente en este estudio (2), el riesgo de mortalidad es superior en las entidades con ánimo de lucro; es decir, los resultados en salud son diferentes cuando se trata de una asociación con ánimo de lucro.

Por su parte, la relación entre gasto público y esperanza de vida vienen recogidos en la siguiente figura:


Como muestra el estudio, existen diferencias entre la relación que existe entre gasto privado o público en salud y esperanza de vida. Este hecho puede tener relación con la perspectiva adoptada a la hora de gestionar estos servicios; es decir, si se adopta una perspectiva de proveedor (maximización de beneficios económicos) o una perspectiva social (análisis coste-beneficio buscando el mayor nivel de salud del modo más eficiente).

Otro estudio (3), que puede reforzar los resultados de la figura anterior entre la relación positiva entre gasto público y resultados en salud, muestra la siguiente tabla:


Vemos como (para este estudio), un aumento de 100€ per cápita en gasto de gestión pública permite reducir la mortalidad evitable, mientras el mismo incremento en la gestión privada no.

Por tanto, vemos las diferencias que existen entre un tipo de gestión y otro en relación a los resultados en salud. Pero, ¿Qué ocurre con la eficiencia? El concepto de eficiencia se refiere a si podemos obtener un mayor nivel de output (mejores resultados en salud, por ejemplo) con el mismo consumo de recursos; o, de forma similar, si con un consumo menor de recursos podemos obtener el mismo nivel de resultados.

En este sentido, es comúnmente aceptado que la gestión privada es más eficiente que la pública, debido a la estructura de incentivos, la presión competitiva, etc. Sin embargo, ¿esto es así en la gestión de servicios sanitarios? No existen demasiados estudios (que yo conozca), en los que traten de analizar este hecho. De uno de ellos he extraído la siguiente tabla (4):


¿Es más eficiente la gestión privada? La tabla no recoge los resultados, pero sí el consumo de inputs y su coste. Y, como, queda patente, no parece que la relación consumo/gasto sea más eficiente en los hospitales de gestión privada.

Obviamente todo esto no es concluyente y se requieren más estudios. Pero da indicios de que debemos tener cuidado con creer ciegamente que una cosa es mejor que otra, cuando, hasta el momento, no existe evidencia que lo corrobore. Además, también queda patente que el sector público ofrece ciertos servicios con fines no lucrativos; objetivos como la equidad en la salud o en el acceso tienen un mayor peso a la hora de decidir. Así, como reza este artículo de Stephen Kinsella: “The public sector does not produce pizzas, nor should it.”

Por tanto, el desafío está en modernizar la gestión pública buscando mejorar la eficiencia en el consumo de recursos sin penalizar los resultados. Mecanismos  como la introducción de los incentivos adecuados, la competencia por comparación; o informar y concienciar la sociedad; pueden ser útiles para alcanzar el objetivo planteado.


(1)    Sören Holmberg and Bo Rothstein. “Dying of corruption.” Health Economics, Policy and Law
(2)   Devereaux PJ, Choi PTL, Lacchetti C, Weaver B, Schünemann HJ, Haines T, et al. “A systematic review and metaanalysis of studies comparing mortality rates of private for-profit and private not-for-profit hospitals.” CMAJ. 2002
(3)   Quercioli C, Messina G, Basu S, et al. “The effect of healthcare delivery privatisation on avoidable mortality: longitudinal cross-regional results from Italy”: 1993-2003. J of Epidemiol & Comm Health. 2012

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