Hoy voy a hacer un análisis de por qué la política económica puesta en marcha por el actual gobierno es muy mala y nos lleva al desastre tanto a corto como a medio plazo si nadie lo remedia. Porque vamos de cabeza al hoyo, sin remisión.
En primer lugar a corto plazo. Evidentemente, dada la situación de los mercados y los fallos de construcción del euro tal y como ya he puesto de manifiesto, si no hacemos una estricta política de ajuste (por imperativo de Alemania) no podemos financiarnos. Y eso implica serias dificultades a corto plazo. Pero siempre nos han vendido que con las reformas estructurales que estamos llevando a cabo, el medio plazo será mejor y todos seremos muy felices. El problema es que eso, en las circunstancias actuales, es mentira.
Porque ayer leí que la tasa de ahorro de los españoles había sido negativa por primera vez desde el año 2005 (que es cuando se empieza la serie). Y ¿eso que significa? Pues el abismo, tal y como intentaré explicar en estas líneas.
La economía la componen diferentes sectores que los podemos agrupar como agentes económicos individuales (es decir, los consumidores), el sector público, las empresas y el sector exterior. Y, en macroeconomía, todos ellos interaccionan, de forma que, para que la economía esté en equilibrio (entendido éste como que no existan fuerzas que induzcan al cambio) la rentas de todos los sectores deben cumplir la ecuación fundamental: Y = C + I + G + XN. Y lo que se gaste más uno de ellos, debe ser compensado con un superávit en algún otro. De esta forma, si aplicamos un par de pequeñas transformaciones, en el equilibrio debe cumplirse que:
S = I + (G – T) + XN
Para ver más claro lo que quiero plasmar, vayamos a la economía de Robinson Crussoe, es decir, de una isla desierta, donde sólo existen dos agentes: empresas y consumidores que producen todos los bienes que se necesitan. En esas circunstancias, .S = I, es decir, el ahorro financia la inversión y una caída del ahorro implica otra de la inversión. Y aquí les contamos a los alumnos el bonito cuento de la ‘paradoja de la frugalidad’ es decir, cómo un incremento del ahorro a corto plazo produce una disminución de la renta, aunque es bueno a largo plazo para la economía. En fin, historias de la economía.
Volviendo al caso general, un incremento del ahorro no tendría por qué producir una disminución de la renta ya que podría ser compensado por las otras patas del modelo, o bien el sector público o bien el sector exterior. Podemos verlo más claro si escribimos:
S + T + M = I + G + X
Que es exactamente lo mismo, pero ordenado de otra forma.
A los alumnos de economía les contamos también que el ahorro generará renta en el futuro y lo explicamos convenientemente (no voy a hacerlo aquí porque me llevaría bastantes páginas). Pero no incrementará la renta, incrementará la capacidad de producción de forma que seremos más ricos cuanto mejor utilización de la capacidad tengamos. Es decir, que el ahorro actual incrementa nuestra renta de pleno empleo del futuro.
Pues bien, analicemos la situación. Las familias tienen una tasa de ahorro negativa, lo que significa que el ajuste de los costes laborales llevado a cabo en la economía, vía despidos, regulaciones de empleo, disminuciones de salarios junto con las medidas adoptadas por el gobierno (incremento de impuestos, congelación o supresión de las subvenciones, etc) hacen que los agentes económicos no pueda ahorrar, sino más bien tengan que desahorrar. Por otro lado, las Administraciones Públicas tienen también una tasa de ahorro negativa, dado que sus gastos son mayores que sus ingresos (es decir, tiene déficit público). Cómo además el sector exterior se está ajustando aunque manteniendo el déficit comercial, lo único que puede ocurrir es que la inversión disminuya a tasas elevadas, que es precisamente lo que está ocurriendo en este momento. En consecuencia, y volviendo a la primera ecuación que he puesto, si el consumo está ya en los mínimos de forma que los consumidores deben reducir su ahorro, la inversión está cayendo por el mecanismo que acabo de explicar y el gasto público es objeto de continuas reducciones, sólo el sector exterior podría solucionarnos algo el panorama. Pero también está mal. Luego a corto plazo, la renta caerá.
¿Y a medio plazo? Como ya he dicho antes, al caer el ahorro de la economía, disminuirá nuestra renta de pleno empleo y, por consiguiente, nuestra renta. Lo cual es una muy mala noticia. ¿Y qué tiene el gobierno que ver con esto? Pues mucho, dado que lo que tendría que hacer es procurar incrementos de la renta disponible de los agentes para que se incrementarán tanto el ahorro como el consumo. Y eso podría hacerlo disminuyendo los impuestos. Pero está haciendo todo lo contrario.
Y el ahorro público no está subiendo por la sencilla razón de que la bajada del consumo y de la inversión está provocando que la austeridad que se está aplicando no se transforme en un incremento del ahorro público sino más bien en un incremento del desahorro público (déficit público) por la sencilla razón que no se incrementa la recaudación a pesar de la subida de impuestos.
¿Y el sector exterior? En el caso español, mantiene un saldo negativo, es decir, importamos más que exportamos, luego también implica un desahorro.
Luego el ahorro total de la economía está disminuyendo. Y esto está provocando que nuestra renta de pleno empleo a medio plazo esté cayendo.
Otra variable que produciría el mismo efecto que el incremento del ahorro es la inversión en capital humano (vulgo, educación). Y el gobierno también la está recortando. Las consecuencias de esto son dramáticas: menores niveles de educación generarán menores niveles de renta en el futuro. Propuse que la reforma del sistema debería centrarse en incrementar el número de años que los jóvenes estuviesen en el sistema como garantía de mejoras futuras del nivel de renta de la economía. Pero la reforma presentada por el ministro se basa en otras cosas (incremento de las horas lectivas de determinadas materias, anticipar la decisión de abandono de los jóvenes a los 15 años, aunque nominalmente se mantengan en el sistema, etc)
Propuse igualmente que se potenciara la educación (formación) en la edad adulta adaptada a las necesidades del mercado de trabajo o de la empresa. Es fundamental, en un mundo tan competitivo como en el que nos encontremos, que nuestra mejor arma sea el valor añadido, no el coste laboral como se pretende. Si tenemos que competir con países con costes laborales mucho menores que los nuestros, invirtamos en capital humano que proporcione mayor valor añadido a nuestros productos o dejemos de producir, dado que la alternativa es la esclavitud. Pues bien, el gobierno también disminuye estas partidas en el presupuesto.
Alternativamente, dado que hemos reducido el ahorro de la economía y la inversión en capital humano, centrémonos en otra cosa: seamos los dueños, al menos durante un periodo de tiempo, de las innovaciones y, por consiguiente, establezcamos un monopolio de esos productos que nos permitan competir. Pues tampoco: también se reduce la inversión en I+D+i.
Luego sin ahorro, sin inversión en capital humano y sin I+D+i el futuro de nuestra economía es más bien negro. Yo ya estoy recomendando que la gente emigre, que España va a seguir dedicándose al sol y playa y a la construcción como únicos motores de la economía. Y esa ya sabemos donde termina. Pero estamos a tiempo: cambiemos el rumbo y las cosas tenderán a mejorar.
@juanignaciodeju
Gracias. Me voy a renovar el pasaporte.
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