No, los datos no dicen que las armas ofrezcan seguridad

Hoy, Lunes, tal vez comentéis en el trabajo lo acontecido este pasado Viernes en Newtown, donde veinte niños fueron asesinados con armas legales. Si compartís mi mala suerte, os encontraréis con algunas personas que os dirán -con argumentos peregrinos -que la posesión de armas también ha podido salvar muchas vidas, y es hasta probable que os recuerden que existen países increíblemente seguros que la permiten de algún modo, tales como Suiza, Finlandia, Canadá, Noruega... o incluso Francia.

Pues bien: Me atrevo a decir que podéis mandarles, finamente, a la mierda.

Correlación no implica causalidad, por mucho que tengamos un cerebro primitivo con facilidad para interpretar así, y que sean muchos países seguros los que permiten que dispongas de herramientas diseñadas para matar a otras personas no tiene por qué ser paradójico, ni contraintuitivo, sino más bien una consecuencia natural de su baja conflictividad. Simplemente, no ha habido necesidad de prohibir tal posesión en culturas de escasa tendencia al homicidio.

Ilustraré mi argumento con un par de ejemplos de libro: El primero será la presencia de policía en nuestras calles. ¿Alguien encontraría extraño descubrir que los barrios más conflictivos de su ciudad son también los que tienen mayor presencia policial? ¿Significaría eso que la policía... genera conflictividad? ¡Por supuesto que no! ¡Es la conflictividad la que propicia la asignación de una cantidad de agentes mayor!

Más ejemplos: Municipios pequeños con escaso tráfico no tienen señalización en sus carreteras y tampoco tienen accidentes; o un japonés, dicen, puede dejar aparcada su bicicleta sin candado con menos probabilidades de que se la roben de las que tendría en España con una cadena mediocre. Leer en ambos ejemplos que los candados propician el robo o que la señalización vial genera accidentes sería, simplemente, subnormal.

La posesión de armas de fuego no es nunca la única ni la última causa de un asesinato; más prohibirlas, ante la presencia del resto de causas, es sin duda una buena idea. Aunque ya nada impedirá que, para demasiadas vidas, sea tarde.


Enlaces de interés:

Politikon.es - Newtown y el control de armas de fuego

The New Yorker - BATTLEGROUND AMERICA: One nation, under the gun.

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