“Hay muchas personas y corrientes de pensamiento que consideran al Estado como una entidad innecesaria, antinatural o incluso maligna. Los marxistas, por ejemplo, creen que el Estado es un instrumento de opresión de las clases dominantes, el cual, de acuerdo a ese relato mágico de cuento de hadas que hace Marx, “se disolverá” luego de un breve período de “dictadura del proletariado” (léase: “dictadura del Partido”) para dar luz a la sociedad comunista. Varios de sus sobrinos progresistas sostienen que el Estado es una entidad represiva y coartadora de derechos, cuya existencia es un mal necesario y sólo tolerable mediante la reducción de sus poderes. Las tradiciones del liberalismo ven al Estado como un ente cuya sola misión es la protección de los derechos y libertades de los habitantes mediante la restricción del goce de los mismos. Finalmente, los anarquistas lo consideran un mal completamente injustificable y una estructura nefasta e innecesaria, ya que las personas son naturalmente buenas y perfectamente capaces de organizarse espontáneamente para castigar violaciones a las normas de convivencia.”
Antes de comenzar a escribir éste artículo había estado pensando durante bastante tiempo si era realmente serviría de algo explicar, desde mi humilde punto de vista, por supuesto, por qué es necesario el Estado. Vista la existencia en la actualidad de corrientes del pensamiento económico, sobretodo, que creen firmemente que el Estado no es necesario para evitar un mal mayor creí no necesario, pero sí interesante, intentar terminarlo. Ustedes se encargan de juzgar.
¿Quién no ha oído hablar alguna vez de que el Estado es un arma manipuladora que utiliza a los grandes empresarios, los políticos y, en definitiva, a gente de poder, para reprimirnos y alienarnos? Es uno de los discursos más utilizados, llamativos y, en un principio, convincentes, de los que he escuchado. Es fácil que nos venga a la cabeza la imagen del banquero con el traje negro, el puro y la chistera manejándonos con los hilos, como si fuéramos marionetas.
No se equivoquen, no les voy a vender el Estado como la solución a nuestros problemas, porque no lo es, de hecho sin apenas esfuerzos podemos encontrar argumentos bastante sólidos contra él. Es evidente que las gestiones estatales españolas años ha, cuando se atisbaba la caída después del boom del ladrillo, no fueron las mejores -creo que me quedo corta- y presupongo que la indignación y el movimiento anarco-reivindicativo reciente que tanto vemos hoy día viene de ahí, en parte. También cabe decir que la distorsión política influye muy mucho, pero ésta es otra historia.
Cualquiera con una idea básica de Ciencias Sociales sobre los principios de la Teoría de la Acción Racional (TAR) sabe que el hombre nunca fue altruista por propia voluntad y que siempre -excluyendo situaciones en las que intervengan sentimientos como la empatía o similares- vamos a mirar más, como agentes egoístas y racionales que somos, por nuestro propio beneficio que por el del vecino al que apenas conocemos, ya saben, individualismo metodológico.
Cualquiera con una idea básica de Ciencias Sociales sobre los principios de la Teoría de la Acción Racional (TAR) sabe que el hombre nunca fue altruista por propia voluntad y que siempre -excluyendo situaciones en las que intervengan sentimientos como la empatía o similares- vamos a mirar más, como agentes egoístas y racionales que somos, por nuestro propio beneficio que por el del vecino al que apenas conocemos, ya saben, individualismo metodológico.
Sé de un ejemplo genial y muy fácil de entender: hace 2 o 3 años se oía decir, a veces, que debíamos comprar bolsas reciclables para hacer la compra porque eran mejores para el medio ambiente, sin embargo, prácticamente nadie las utilizaba, no porque les diera igual el medio ambiente, ni mucho menos, sino porque les salía mucho más rentable utilizar las de plástico que daban gratis. ¿Qué pasó cuando estas empresas decidieron ponerle un coste a las bolsas de plástico que todo el mundo utilizaba? Exacto, a partir de ahí se podía comprobar sin esfuerzo alguno cómo la gran mayoría ahora sí utilizaba las bolsas reciclables.
Lo cierto es que a casi ninguno de ellos le importaba lo suficiente el medio ambiente y la contaminación por el derroche de los plásticos como para gastarse 1€ en una bolsa reciclable, porque siendo estas primeras gratuitas no suponía ninguna ganancia inmediata para el comprador, pero sí les importaba su economía cuando vieron que con 1 céntimo, otro céntimo y otro céntimo, al final, les salían caras las bolsas de plástico y entonces decidieron que lo mejor para sus bolsillos sería comprar una bolsa reutilizable o un carrito de tela de éstos que suelen llevar las señoras al mercado.
Y eso no es para nada reprochable, de ninguna de las maneras, es lógico que todas estas personas actuasen así en ese momento.
Volviendo al tema que nos ocupa. ¿Por qué sí debemos tener un Estado, por qué es un bien y no un mal -necesario o no- como muchos predican? Mancur Olson ya distinguió en su último libro “Poder y prosperidad” entre los problemas que podrían surgir si hubiera o no Estado. Formularé otra pregunta, ¿por qué se le tenía tanto miedo a los Hunos? Estos no tenían un sitio concreto al que atacar, un día aquí y otro día allá, por eso mismo no les importaba la magnitud de los daños. Como no sabían cuándo volverían para llevarse algo más, arrasarían con todo y, sin ningún tipo de remordimiento, matarían a quien se cruzara con ellos.
Imaginemos que éstos se hubiesen instalado en un sitio concreto y hubieran dicho: “Este es nuestro territorio, aquí estarán los que trabajen para nosotros y nadie entrará si no está dispuesto a producir beneficios”. Otro gallo hubiera cantado, claramente.
Veamos por qué con otro simple ejemplo: pongamos que yo soy la típica abusona de clase -los Hunos o el Estado- y le tengo echado el ojo a 10 de mis compañeros -las víctimas de los Hunos o el pueblo- que sé que me darán su bocadillo a cambio de que no les pegue pero, sin embargo, yo tendré que protegerles para que éstos puedan seguir dándome su bocadillo todos los días y no se lo den a otro. De esta manera se establece una relación que les conviene a todas las partes.
El Estado ofrece claras ventajas: nos proporciona cierta seguridad con un ejército que nos defendería en caso de que fuera necesario, nos asegura una sanidad, educación, nos permite adquirir una vivienda y comprar todas las cosas que podamos y necesitemos a cambio de que le demos una parte de lo que ganamos para que éste pueda seguir ejerciendo el poder sobre nosotros.
No podemos hablar de este tipo de gobierno hasta el comienzo del tradición liberal política, cuando teóricos como Locke, al que podríamos considerar perfectamente uno de los padres de esta escuela proponen una serie de condiciones y empiezan a ven al Estado como una institución capaz de ejercer el poder sobre los ciudadanos con el fin de garantizar una serie de derechos, pudiendo así penalizar a quienes no cumplan la ley e impidan que los que sí la cumplan puedan disfrutar de la libertad que les corresponde. Es con el nacimiento del concepto del estado moderno cuando se busca limitar el poder de éste órgano de gobierno con otros dos poderes que controlen a éste primero, quedándonos así con tres: ejecutivo, legislativo y judicial.
Huelga decir, ahora que estamos en fechas de celebrar la elaboración de la Constitución de 1812 que, hace aproximadamente unos 200 años, se sentaron las bases de la que hoy es nuestra Constitución. Es difícil encontrar a alguien a quien le guste mucho la Constitución, pero esa es una buena señal.
Es un ejercicio interesante preguntarse por qué, hoy día, no hay ningún país próspero, o con vistas de prosperar de aquí a unos años que mantenga la anarquía como sistema de funcionamiento. Si no lo hay es porque es necesario para el desarrollo de cualquier nación. ¿Por qué no funcionaron las comunas de los hippies en libre asociación comunitaria, sin ningún tipo de normas que regularan la convivencia? ¿Por qué tuvieron que imponer las mismas normas que querían evitar?
Todo apunta a que necesitamos un gobierno bien formado, que nos quite lo justo, pero que lo invierta bien -ya lo dijo Bastiat en “Lo que se ve y lo que no se ve”, los impuestos mal utilizados son perdidas para todo el que haya contribuido- en definitiva, un Estado transparente.
Esto lo asentó Weber, el creador de la definición moderna de Estado: “El Estado es una organización capaz de ejercer el monopolio de la violencia legítima en un territorio”. El Estado que mejor sepa hacerlo más estable y seguro será, económica y socialmente.
Teniendo en cuenta que el hombre es un lobo para el hombre, el Estado, queridos lectores, no es imprescindible, pero sí necesario si lo que queremos es evitar el mal mayor.
El apunte que realizas enfoca muy bien las diferencias entre el liberalismo 'moderno' y el liberalismo de antaño. En muchos aspectos, pareciera demostrado que las decisiones en comunidad pueden ser más eficientes que la suma de los comportamientos individuales; sin embargo: ¿quién toma esas decisiones?
ResponderEliminarLos políticos son individuos tan egoístas -¡si no más!- que sus conciudadanos, por lo que más Estado no significa precisamente 'más sociedad', cuando sí que conlleva estrictamente un expolio de la riqueza del individuo.
Y sí, yo también tengo un amigo declarado a la vez marxista y fan de '1984', y también me cuesta entenderlo.
Quizás la principal diferencia entre mi punto de vista y tu post radique en que cuando yo abogo por una remodelación importante de los sistemas democráticos, tú optas por la opción más 'limpia' y carente de ambigüedades en ese aspecto, que es la reducción del Estado (que ejercería menos de herramienta y más de 'mal necesario').
El ser humano no es que no sea altruista por naturaleza, es que no puede ser altruista, en el sentido de que siempre está eligiendo de entre varias posibilidades el fin que más beneficio le reporta, incluso si el beneficio es la ayuda a otros. Y resulta que la cooperación social y la división del trabajo imperan no porque se impongan desde arriba, sino porque nos beneficia más individualmente operar de tal manera. De no ser así, hoy no viviríamos en una sociedad donde el crimen es algo puntual, sino en una barbarie, donde lo social es la excepción.
ResponderEliminarEl caso de las bolsas de plástico lo que ilustra es la "tragedia de los comunes": lo que es de todos (en teoría) es tratado como si no fuera de nadie. Se solucionaría con derechos de propiedad de aquellos lugares que resulten contaminados.
Y luego, la pregunta, bastante pertinente de ¿Por qué no hay ninguna zona anárquica hoy en día? Pues por la misma razón que no había coches en la Prehistoria, u ordenadores en la edad media: el desarrollo.
No cabe duda de que la cantidad de guerras en el mundo se han ido reduciendo progresivamente, y las que quedan se concentran en países pobres, amén de las intervenciones de abusón de patio de EEUU por el mundo, cuyos intereses puede que fuesen económicos, pero su casus belli fue político. De haber habido Estados mínimos y no represivos, no hubiese habido tales guerras. Ídem con las tensiones con Irán y su petróleo: si el Estado no controlase su venta, no las habría.
Yo coincido en que el Estado es un mal, pero no comparto que sea necesario; aunque tampoco afirmo esto de forma rotunda, pero en cualquier caso, la alternativa de la construcción social pasa por el minarquismo, o el anarcocapitalismo, alcanzable éste desde aquel.
Cuando más mercado y menos Estado, más prosperidad, eso dicen los datos.
Llevando el caso del altruismo a la práctica la diferencia entre no poder y no hacer es mínima, pues, al final, no se hace, sea por la razón que sea, aunque en éste caso, como bien dices, si somos "altruistas" o mejor dicho, si colaboramos es porque nos interesa, cosa totalmente comprensible. Yo no voy a darte nada a ti si después tú no me das nada a cambio.
EliminarCreo que los casos de altruismo total -entiendo total como dar algo por absolutamente nada a cambio, ni siquiera satisfacción- son la excepción, lo que solemos ver continuamente es altruismo recíproco, o sea, yo te rasco si tú me rascas.
Lo que yo pretendía hacer ver con el ejemplo de las bolsas era que no actuamos 'por amor al arte', que nuestras acciones están condicionadas por lo que ganamos o lo que perdemos y que, por lo tanto, esperar que nos abracemos como hermanos o incluso que nos respetemos en un lugar donde nada nos asegura que tenemos nuestra propiedad privada, libertad, y lo más importante, seguridad es improbable, por desgracia y digo por desgracia porque creo que a todos nos encantaría que el mundo fuera paz y amor y que todos colaboráramos con todos. También nos encantaría erradicar el hambre en el mundo, pero lo cierto es que con dar el 20% de los beneficios de Apple ni es suficiente, ni es la solución definitiva, esa es la realidad.
Ojo, no digo que nuestro Estado sea el que yo desearía, no mucho menos, lo que sí digo es que no estamos tan mal y que, trabajar por mejorar nuestra situación es lo que toca.
Lo que yo quiero saber es: ¿si no crees que el Estado sea necesario -ya sea bien o mal-, qué propones?
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EliminarBueno, es que depende de cómo definas altruismo.
EliminarPuede definirse con no recibir, ni esperar recibir, nada material a cambio. En ese caso, yo soy super altruista :P . Pero creo que es más conciso definirlo como "no recibir nada". Y el hecho es que ayudar a los demás voluntariamente nos da satisfacción cuando lo hacemos.
Yo ahí ví como que era necesaria la acción del gobierno para solucionar ese probema; y se me pasó decir que el propio sistema a la larga tenderá hacia la eficiencia y el respeto al medio ambiente. El petroleo se acabará, y según se encarezca, plásticos, gasolinas y demás subirán de precio y harán rentables energías y materiales alternativos.
Yo digo lo siguiente: En este momento tengo la corazonada (concepto poco científico y razonable donde los haya) de que el anarcocapitalismo es viable. Por supuesto, estoy en proceso de leer a los teóricos para confirmar o negar mis sospechas.
Pero por lo pronto, creo que es factible ir reduciendo el Estado, a la manera que propone el Partido de la Libertad Individual
http://www.p-lib.es/wp-content/uploads/2010/10/PPM.pdf
o la web Desde el Exilio
http://www.desdeelexilio.com/2010/05/21/el-estado-10-una-alternativa-liberal-al-estado-del-bienestar/
Una vez que tengamos la libertad económica de Hong Kong o similar y nuestra economía esté realmente on fire, como diría Aleix Saló, podríamos o bien seguir recortando Estado, a ver si efectivamente lo privado puede suplir las funciones nucleares del Estado de Justicia y Defensa.
De esta manera creo que todos contentos.
¿Cómo llegar a esto?
Pues una manera es por supuesto mediante la acción política, pero otra que defienden Mascaró, del IJM (y a la que se adscribe Juan Ramón Rallo, entre otros) es la que se plantea aquí http://www.juandemariana.org/comentario/395/teoria/desprendimiento/
Aunque la economía sumergida va en decremento(!), luego no estoy muy seguro de ese camino.
Añado cita de esa última afirmación que hago
http://procesos-de-aprendizaje.libremercado.com/2012/03/12/a-vueltas-con-la-economia-sumergida-prosigue-el-debate-parte-2/
: 3
¿Si los individuos libremente quieren conformar un estado que vele por sus intereses públicos?
ResponderEliminarYo no creo que el estado se me haya "impuesto", de hecho, si tuviera que elegir libremente, preferiría que existiese. Por lo que no creo que la "libertad" y el "estado" como tal sean antagónicos.
El estado es una elección social, una institución social, al menos por parte de una mayoría de ciudadanos que, libremente, así lo valoran.
Yo no me consideraría más libre sin un Estado.
Entonces no hay problema. Que un grupo de personas forme una institución para defender sus intereses, vele por su seguridad, etc... no tiene problema alguno. Siempre y cuando sea voluntario y no fundamentado en un voluble e implícito "contrato social".
EliminarPero al final estaríamos entrando en problemas con los bienes públicos y los free raiders de los que ya hablamos aquí, sin tener encienta externalidades...
EliminarSí, hay escuelas de pensamiento que no lo ven así. Incluso creen que toda externalidad puede solventarse con derechos de propiedad (teóricamente está muy bien, pero en la practica es algo harto dificil).
Al final, el contrato social lo determina el pueblo, y la mejor forma que tiene el pueblo de decidir la forma de establecer económica y políticamente su forma de gobierno es mediante la democracia. Actualmente la gran mayoría vota a partidos que defienden, en mayor o menor medida, la presencia de un estado. Cuando el partido liberal tenga mayoría absoluta, y una mayoría social determine que el estado no es necesario, entendería su defensa. Actualmente no es así.
Claro, que también quien piensa que democracia y libertad no van de la mano, los hay incluso quien los ve antagónicos, yo no.
Sería un artículo interesante para hacer, ese de la reflexión de los derechos de propiedad como solución para las externalidades negativas. Pero sí que concedo que privatizar, por ejemplo, el aire y el mar se antojan altamente difíciles, aunque no los descarto por imposibles.
EliminarLas decisiones democráticas no siempre son compatibles con la libertad: la mayoría puede votar expropiar las grandes empresas de una nación, o siendo más extremistas, la mayoría puede votar a un Adolf Hitler. El Estado debería por ello tener sus funciones limitadas, como se plantea en el artículo.
Siempre vas a tener grupos de interés que tratarán de aprovecharse de los privilegios que puede conceder el Estado por ser tal; y esos grupos de interés condicionan mucho la política, ya que el criterio político de actuación suele reducirse al final a hacer lo que más votos le reporte.
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En España no sé si mientras viva veré una absoluta del PLIB, pero en estos momentos de crisis, el liberalismo está resurgiendo con particular fuerza en EEUU (A la par que el marxismo lo hace en España). Y al existir una correlación entre libertad y prosperidad, no es de extrañar que desde que aparezca una nación verdaderamente liberal, las demás tengan que seguir al menos un poco ese camino, o quedarse atrás.
Ya hemos visto que las grandes empresas facturan en países con impuestos bajos. De la misma manera los empresarios abren sus empresas donde se les facilita la labor.
El nivel de gobierno al que se deben asignar las diversas funciones no es tan arbitrario como a priori podría parecer. Llevándolo fuera del terreno económico: ¿Qué sucedería si una persona, acorde a sus propios intereses, decidiese acabar con tu vida? ¿No estaría limitando eso más tu libertad que pagar un sistema de seguridad estatal? Pero, ¡ey! ¡si impido a alguien asesinarme estoy coartando SU libertad!
ResponderEliminarPareciera que tu ideal de sistema económico incluiría sólo carreteras cerradas a quienes no fueran sus 'socios', parques herméticos de pago, autocares sin obligación de tener un seguro contra terceros y, casi casi, ejércitos privados. Personalmente, opino que la batalla está contra el despilfarro que te ha conducido a una conclusión semejante contra una pluralidad de ventajas muy importante.
Y nótese que si uno quiere un sistema económico diferente, emigrar de población es una opción. Una enorme comunidad de liberales podría montarse una ciudad propia con, puedes creerme, mucha libertad de actuación. ¿Se trata de una opción restrictiva? Puede ser, pero no más que las que impondría un mercado 'privado'.
Mucha tela que cortar, vaya.
No: nadie tiene derecho a arrebatarle a otra persona sus propiedades (empezando por su vida). Como suele decirse: la libertad de uno termina donde empieza la libertad del otro.
EliminarLo de las carreteras privadas es un tema que ya está presente en el mundo; UK quería privatizar parte de su red de carreteras según leí hoy en libremercado. Para las carreteras de ciudades, digo yo que quienes acabarían pagando una tasa serían los comerciantes que se instalen; o quizá formasen una asociación entre todos los que tuviesen salida a la calle para mantenerla.
En Suecia funciona así el tema de las privadas, al menos.
Parques herméticos de pago... pues no sería mala idea! :P Pagar 20 cts cada vez que entra uno al retiro, o comprar bonos puede parecer una estafa; pero hay que tener en cuenta que la brutal bajada de impuestos correspondiente (y el mayor aumento de la actividad económica consecuente) creo que dejaría la situación mejor que antes.
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Y me alegro de que menciones eso:
Citando a Bender, de futurama "Nos montaremos nuestras propias ciudades liberales, con casinos, y furcias"
http://www.seasteading.org/
http://chartercities.org/blog/191/a-new-city-in-honduras
Ya está en marcha el tema. El liberalismo por suerte no necesita de sangrientas revoluciones para abrirse paso..
De eso hablamos al final. De la enorme implicación que sobre el individuo tienen muchos aspectos comunes. De lo difícil que es actuar sin afectar a la libertad de tu vecino. Y hablaremos mucho, estoy seguro.
EliminarY bueno, hasta donde yo sé, tampoco el 'estado del bienestar' se caracteriza por derramar sangre.
Por cierto, los proyectos a que haces referencia serán fantásticos para la observación de la ciencia económica. Ya veremos cuánto tienen al final de Liberalia, y cuánto de Conservadovia.
Bueno, esa referencia que hacía sobre las revoluciones sangrientas no iba enfocada por ahí; sino que hacía una analogía con el comunismo, debí haberlo expresado mejor.
Eliminar-
Ciertamente, una teoría económica de poco sirve si luego al final no describe la realidad. Es cuestión de esperar.
Otro proyecto que es muy interesante es Blueseed http://www.blueseed.co/ , parecido al de seasteading, pero menos ambicioso en su meta.
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EliminarNota: Esta hipotética ciudad liberal, que creo que ilustraré a menudo de ahora en adelante (^^) ¿permitiría una migración completamente desregulada?
ResponderEliminarPodemos llamarla Liberalia (Porfavooor :3 ) xD
EliminarPues en principio sí; con arreglo a la propiedad privada de cada uno, no sé dónde estaría el problema.
Dices que el hombre nunca fue altruista por propia voluntad, aunque pareces admitir la excepción de que intervengan empatía u otros sentimientos. Pues bien, tal vez esa empatía no pueda ser contemplada en mucha gente como excepción.
ResponderEliminarEl hombre es capaz de lo peor, pero también de lo mejor. ¿Y cuáles son los caminos que llevan a uno u otro comportamiento? Ese es un misterio que aún has de descubrir, Marina. Aunque no me cabe ninguna duda de que lo conseguirás.
Totalmente de acuerdo. El mito (mejor dicho"El fraude") del Buen Salvaje de Margaret Mead, ha echo muchísimo daño, indiscutiblemente. Vale que era otra época, otra forma de pensar, (tanto porro hizo estragos), pero tenemos que tener en cuenta que el hombre no es bueno por naturaleza, necesitamos de una institución que regularice su comportamiento y sea superior a todos, pero no podemos deshumanizar esta idea como hacen otros grupos, como anarquistas... La paz no brota ni emana de ninguna grieta, la paz se impone, y para imponerla necesitamos el Estado.
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