Si hay algo de lo que adolece España es de tener un sector
exterior vulnerable. No tenemos la fuerza exportadora de países como Alemania,
y nuestra dependencia externa en ciertas materias primas y energéticas hace que
parezca que estamos siempre un paso por detrás pero, ¿cómo ha evolucionado
este factor a lo largo de la crisis?
Lo que quiero mostrar aquí es una pequeña recopilación
gráfica de la evolución del sector exterior desde comienzos de 2009 hasta hoy.
Y el primer paso es resaltar la importancia del comercio sobre la demanda y la
oferta.
Ambos aumentando en torno a los 6-7 puntos porcentuales. De
esta forma, en estos tres últimos años hemos saciado cada vez más nuestra
demanda con productos extranjeros. A la vez, la producción interna ha tenido
una mayor salida en el exterior. Es decir, la incidencia del sector exterior en
la evolución del país ha aumentado, algo que podemos ver con la evolución de la
apertura comercial (suma de exportaciones e importaciones sobre el PIB, eje derecho), las
exportaciones e importaciones (eje izquierdo):
Importante es en ambos el pequeño repunte hacía abajo del
último trimestre (el cuarto de 2011), que
comparte su peculiaridad con la alcanzada meta que ansiábamos
esperanzadamente, que nuestro saldo exterior fuera positivo. Aunque esto puede
ser un poco falso: El saldo de bienes y servicios siguen siendo negativo, nos
salvamos por el turismo (dinero que los extranjeros dejan en nuestro país) y en
datos no estacionalizados (brutos) sigue siendo negativo.
La entrada de nuevo
en recesión ha afectado negativamente a nuestra renta y, por tanto, a nuestras
importaciones y a pesar de que el efecto también se produce en el resto de
Europa y que, por tanto, nuestras exportaciones también se han resentido, lo han
hecho en menor grado. El reto sigue siendo el mismo, hacer palanca y mantener
el nivel de exportaciones por encima de las importaciones y alejarnos de los
grandes déficits exteriores que hemos estado acumulando año tras año, base de
un endeudamiento privado del que hoy palidecemos.
¿Y como ha afectado al crecimiento?
La lectura oficial es que el sector exterior ha sido la vía
de escape para el escaso crecimiento potencial de país. Así, si la demanda
interna ha estado cayendo y seguirá haciéndolo durante los siguientes
trimestres, la demanda externa ha sido la única ayuda que hemos tenido para
poder mantener nuestro sistema productivo. ¿El problema? Seguimos teniendo
serias deficiencias que tenemos que solucionar.
La segunda: Nuestra capacidad exportadora sigue siendo pobre, y no hemos estado ganando mucha competitividad, y eso que el ratio entre el índice de precios en España sobre Europa ha bajado (nuestros productos eran cada vez relativamente más baratos), a pesar de los continuos aumentos de los costes laborales.
Esto se fundamenta en dos factores, la elasticidad precio y renta. Estudios recientes muestran como la elasticidad renta de
nuestras exportaciones es más baja que la de nuestras importaciones, y más baja
que en los principales países Europeos (de media claro). Esto quiere decir que
una mayor renta (crecimiento) incide en una perdida de poder exportador. Esto explica como en
un contexto recesivo el sector exterior nos es
positivo, es la otra cara de la moneda.
Por otro lado, nuestra escasa competitividad no se
explica solo por unos precios mayores. Si somos
particularmente débiles es porque nuestros productos no compiten en otras áreas
como puede ser la calidad, la diversificación o la tecnología, donde la
elasticidad precio es mucho menor (es decir, donde importa menos).
En definitiva, el sector exterior ha sido un apoyo para la
recuperación económica, pero seguimos teniendo los problemas básicos sin
resolver. Y aunque por primera vez hemos entrado en superávit exterior, puede
no ser más que un simple espejismo a punto de evaporarse. Si algo nos debe
quedar claro es que crecer potenciando el mercado exportador no sirve de nada
si (1) es a costa de una reducción de la demanda interna (si la mejora es una ilusión derivada de una menor renta generalizada en España y Europa) y (2) nuestro ritmo
importador no decrece por adolecer de ciertas infraestructuras, como las energéticas (nuestra dependencia energética sigue siendo del
77% como hace 30 años) o porque gran parte de nuestras importaciones son de productos
básicos para la producción como las materias primas, bienes de equipo y tecnológicos…
Conclusión: Si quieres que le mercado externo sirva de algo,
no dejes de lado el interno.
Tu segundo artículo me deja la misma sensación que el primero de saber que recurriré a leerlo en un futuro cercano para tratar cualquier tema relacionado. El rigor con el que expones tus posturas se agradece muchísimo en los tiempos que corren.
ResponderEliminarNada que objetar a tu texto, sino todo lo contrario: Mucho que aprender.
Jaja, a ver si tiene la misma buena acogida con el resto de lectores ;).
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