12 mar 2012

La importancia de las decisiones colectivas

Escrito por Germán García Aguilar desde No todo vale

A menudo me gusta hablar de lo desfasadas que están algunas ideas de las que se llenan la boca los ‘opinólogos’ -tanto amateurs como profesionales: políticos, periodistas y tertulianos- que nos rodean, pero coincidiremos en que si no digo por qué están desfasadas, casi sería mejor que no dijera nada. Es por eso que me gustaría compartir con vosotros uno de los múltiples conceptos en que me amparo. Se trata del fenómeno ‘free rider’, que apunta, bastante objetivamente, a lo adecuado que resulta que algunas decisiones las tomemos entre todos. Y creo que podrá ilustrarse de una forma bastante afortunada:

Imaginemos: Mañana tienes un examen. Eres más o menos consciente de la nota que sacarás en función de lo que estudies, y optas por estudiar, pongamos, nueve horas, para sacar un notable.

Nótese como tú mismo soportas el coste (estudiar nueve horas) y obtienes el beneficio (la nota).

En principio no habría mucho que objetar. Uno decide cómo sacrificarse en función de lo que gane a cambio, y emplea (en principio) su libertad en pos de su propio bienestar. ¿Quién podría, al fin y al cabo, conocer mejor que él la opción que le deja más satisfecho?


Ahora cambiaremos el escenario por el siguiente: Mañana, tú y tus compañeros tenéis un examen conjunto, de tal forma que cada uno responde a una parte y la nota global se asigna a todos vosotros indistintamente. Haces cuentas, y te percatas de que tu parte corresponde a 0,001 puntos de la nota.
La pregunta es: tú, que estabas dispuesto a estudiar nueve horas para sacar un notable, ¿cuánto estudiarás ahora?

Y la respuesta es evidente: Si lo que te preocupa es exclusivamente el resultado (y no tanto ‘ser responsable’, o ‘una persona de provecho’1), en ningún caso soportarás el mismo coste de nueve horas por un beneficio que no se verá ni tan siquiera reflejado en la calificación final. De hecho, el beneficio de tu estudio es tan, tan pequeño, que lo más probable es que no te salga a cuenta estudiar nada. Y, si todos tus compañeros siguen el mismo razonamiento, sacaréis un cero como una catedral.

¿Significaría esto que a ti y a tu clase os da absolutamente igual la nota del examen? ¿Que lo mejor sería que no estudiaseis? ¡En absoluto! ¡Tú estabas dispuesto a estudiar nueve horas para sacar un notable! ¡Lo sigues estando ahora...! Quizás no todos tus compañeros estén dispuestos a obtener tanta nota, pero es probable que ninguno abogue por el suspenso y que, por tanto, todos estuvierais mejor si estudiaseis de siete a once horas para sacar una nota apropiada. Lo que no quita que, por 0,001 puntos, nunca os vaya a merecer la pena estudiar a ninguno.

¿La solución? Tendríais que tomar la decisión entre todos: Podríais reuniros, votar el número de horas que querríais estudiar por una nota concreta, y quedar en una biblioteca para asegurar que, efectivamente, todos las estudiáis religiosamente.  El resultado quizás no sea estudiar nueve horas por un notable, como tú querrías, sino estudiar siete por un aprobado u once por un sobresaliente pero, en cualquier caso, sería más adecuado -de largo- que pasar del tema, como harías escogiendo cada uno por vuestro lado. ¿Y por qué? Porque esta es la única forma de que el coste total lo decida quien se beneficia del beneficio total.

En economía, a este fenómeno de no estar dispuesto a adoptar el mismo coste por una parte del beneficio que por el total se le conoce como el efecto free-rider, y se trata de uno de los principales motivos por los que se hace tan apropiada la toma de decisiones colectivas, en las cuales uno hace un sacrificio a cambio de que también los demás lo hagan.

¿Ejemplos? Los hay muchos, y cada día más, pero uno de los más notables es el de qué hacer con la pobreza. El reciente caso de Somalia, por ejemplo: Allí, mucha gente pasó hambre ante una falta de caridad por parte de occidente. Pero, ¿qué hubiera pasado si toda Europa y los Estados Unidos hubiesen votado sobre dar o no dar dinero a Somalia? El montante necesario para evitar la catástrofe humanitaria ascendía a 900 millones de euros. Sale a menos de un euro por habitante, un coste ¡ridículo! ¿Realmente era necesario que organizaciones de todo el mundo hicieran el sacrificio que hicieron para hacernos participar en la causa? ¿Por qué los ciudadanos no dábamos, sin más, un euro contra la miseria que azotaba a la región? La respuesta es tan triste como evidente: Porque no considerábamos que la molestia, que consistía más en buscar cómo donar que en gastarse el euro, sirviera para arreglar nada. De haberlo votado, sin embargo, no hubiéramos dudado un instante.

Hay muchos más: Defensa sería uno de los más notables. Todos los impuestos, de hecho, lo son: ¿Quién pagaría un impuesto voluntario?
Para interesados, existe una rama fascinante de la economía conocida como ‘Federalismo fiscal’ que se dedica, precisamente, a estudiar cómo deben organizarse los ciudadanos en la toma de decisiones.
En cualquier caso, éste es el tipo de concepto al que me refiero cuando hablo de lo atrás que está ya el debate entre socialismo y libre mercado cuando se lleva a sus extremos. No es una opinión: Es un hecho. Las sociedades existen, y son importantes, y las decisiones no siempre deben ser individuales, porque en muchos casos la toma de decisiones colectiva es la única manera de responder a determinadas necesidades.

1. Si lo que te preocupa es la realización personal, el beneficio es individual, y por tanto se sale del concepto que exponemos.

9 comentarios:

  1. has expuesto dos casos en los cuales no parece que nadie pierda con la actuación de uno u otros, porque quien no querrá acabar con el hambre en un país, pero casos en los que el beneficio de unos va en detrimento de los de otros veo mas útil la negociación colectiva pero en casos en los que si se actúa hay beneficios y sino no, pues poco hay que hablar...

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  2. Qué gran matiz acabas de hacer; y como ése, hay unos cuantos. Como ya he escrito, el federalismo fiscal constituye una rama entera de la economía, y no es en absoluto la menos polémica de todas ellas; más bien al contrario.

    Efectivamente, cuando todos mejoran, es difícil que no haya acuerdo en que no hay nada que hablar, pero cuando no es así y entramos en comparaciones pareto-potenciales del tipo a 'la parte que gana gana más que la parte que pierde...' nos metemos en el terreno de lo farragoso. Hay mucho que discutir, por ejemplo, sobre si el individuo debería marcharse de su localidad a otra que se adaptase mejor a sus preferencias como se marcha de una casa con malos administradores, o si en cambio no podemos considerar tal cosa una opción puesto que el lugar de residencia se atiene a factores mucho más importantes.

    ¿Discutir? ¿Negociar? Sí, y muchísimo. Pero aquí trataba de limitarme a exponer una de las razones por las que es tan importante la toma de decisiones en sociedad que, además, y esto es una opinión, cada vez afecta más al bienestar del individuo.

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  3. Como una vez me dijeron: "colaborar es rentable si todos colaboramos", también recuerdo haber leído otra cita que decía algo así como "en un mundo de malhechores robar es bien", por desgracia, no me acuerdo del autor. Las dos vienen a decir lo mismo: los free-riders no nos convienen a nadie, y menos aún cuando las decisiones han de ser, para tener un efecto positivo en la mayoría de los agentes -si no en su totalidad-, colectivas. Ya sabéis, al final pagan justos por pecadores.

    Sin embargo me considero una amante de la libertad -la libertad como capacidad del hombre de actuar, o no actuar, bajo la propia responsabilidad y aceptando las consecuencias, por tanto- y como buena amante de ésta misma sé que tiene unos costes y unos beneficios, pero, bajo mi punto de vista, considero los segundos mucho más abundantes que los primeros. Y lo más importante: que genera, normalmente, obligaciones a uno de los grupos implicados para que el resto obtenga beneficio y, vaya, no suele ser fácil convencer a colectivo de personas de que algo es bueno para ellas -sobretodo si los resultados se ven a largo plazo- y menos si les tocas el bolsillo.

    A lo que iba, que me enrollo: el problema de estas situaciones de decisión colectiva es la inseguridad que suelen generar pues, ¿cómo te aseguras tú de que todos tus compañeros vayan a estudiar? Probablemente, en el momento en el que sepas que 10 de ellos no van a hacerlo se te quiten las ganas a ti de hacerlo (por muy buenas intenciones que tengas), o, ¿cómo pretendes cerciorarte de que todos los habitantes -o contribuyentes, no sé a qué te refieres, supongo que a lo segundo- pagarán ese euro? En fin, los beneficios a corto plazo ni siquiera se catarán, y menos por EEUU o Europa si el dinero recaudado va a parar a Somalia, aunque a largo plazo es probable que sí sea beneficioso para todos.

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  4. Efectivamente, es necesaria la imposición de las medidas que se tomen entre todos, porque si no volvemos al mismo problema: En el momento en el que yo puedo decidir, tendré incentivos a ser un 'gorrón'. Pero fijaos en algo:

    Imaginemos que, en nuestro problema del examen, se viniese arrastrando de años anteriores la opción de estudiar (todos) nueve horas por un notable. ¡Justo la que nosotros queríamos! Sin embargo, una nueva votación resulta en cambiar esa planificación por la de estudiar siete horas por el aprobado. Saldremos perdiendo, dado que estábamos mejor antes, mas seguiremos estando mucho mejor de lo que estaríamos en ausencia de pacto. De otra manera: Simplemente, hay decisiones que no se pueden tomar de forma individual, porque no es una opción. ¡Claro que en las decisiones colectivas nuestro criterio puede salir perjudicado!

    Curiosamente, una gran aportación a este tema podríamos encontrarla en lo que acaba de suceder en Suiza. Es éste un país famoso por convocar referéndums sistemáticamente. El último, consistía en votar sobre si los ciudadanos debían tener más vacaciones. A priori, uno podría pensar que sí, que estarían encantados de obtener unos mejores 'derechos laborales'. La respuesta, sin embargo, ha sido un NO rotundo.

    http://salaimartin.com/random-thoughts/item/247-por-qu%C3%A9-suiza-es-el-pa%C3%ADs-m%C3%A1s-competitivo-del-mundo.html

    ¿Debía de ser ésta, de partida, una decisión colectiva? Yo creería que no. Sin embargo, ellos sí parecen considerar importante no permitir que el resto de ciudadanos negocien mayores vacaciones según su propio interés por los efectos que podría tener sobre el conjunto de la sociedad a largo plazo. Y no hablamos de un país amante de la socialdemocracia, precisamente.

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  5. Otro ejemplo básico podría ser el voto. ¿Cuantos no hemos oído eso de: Un voto más o menos no va a cambiar nada?
    El proceso sería el mismo, ante el hecho de que tu acción, bajar al colegio electoral, no va a cambiar el resultado final, basado en cientos de miles de votos, hace que muchos pasen.
    Para lo cual algunos países obligan incluso a votar (no es que yo abogue por ello).
    Las manifestaciones son otro ejemplo. Como con el voto. Aunque aquí estaríamos metiendo otros conceptos más próximos a los modelos de Schelling de actuación basada en la actuación del resto y me voy del tema.

    La comunicación es una parte muy importante a la hora de que los agentes se pongan de acuerdo en la toma de decisiones colectivas. No se trata tanto de una batalla entre "libertad" o "sociedad", sino de como los individuos libremente se juntan para obtener beneficios mayores basados en comportamientos similares. Con las redes sociales esto está floreciendo.

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  6. El problema de la información asimétrica, uno solo sabe el beneficio que le da a uno pero no el que le da a los demás por lo que a la hora de exigir existen incentivos a infravalorar o sobrevalorar según sea el caso las preferencias de uno mismo con el fin de conseguir esa asignación que necesitamos el problema es que eso mismo lo hacen todos y al final se distorsiona el mecanismo y tenemos al típico free-rider...

    Con lo del voto es totalmente cierto, pero a mi me pasa algo y no se si comparten mi forma de pensar: hay un problema de homogeneización de los votantes, en sentido de que: por ejemplo un ciudadano trabajador "sin estudios" ve que el partido político actual le subió impuestos y por ello en las próximas elecciones no le votará, en cambio un votante mas informado y culto valora mejor esa subida si a cambio recibe mejor servicio en sanidad o se paga deuda externa, etc... y su voto "vale" lo mismo que el del trabajador y eso es algo que me chirría un poco XD voy a citar una frase que me encanta del gran Borges: "la democracia es un abuso de la estadística"

    nota: Ojo que no estoy diciendo que el voto no sirva para nada, pongo en entre dicho su eficiencia, pero nada es perfecto y todo es mejorable.

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  7. Lo que pasa con el voto es francamente interesante, porque como bien dice Miguel, si el propio sistema de decisión acapara el mismo problema que se intenta arreglar estableciendo un sistema de decisión, vamos listos. El interés en votar y la legitimación del voto parecen animar lo suficiente a los ciudadanos cuando unas votaciones les importan, pero hablamos de un problema de los gordos, desde luego.

    Y sobre lo que aporta Max, lo cierto es que nos metemos de nuevo en una discusión que se sale del texto, que es no la necesidad de decisiones colectivas, sino el proceso. Si yo hoy votase sobre cómo construir un cohete espacial, lo más probable es que mi voto se dirigiese a un proyecto incapaz de levantar dos palmos del suelo, porque apenas sé de mecánica. Si voto cómo solucionar una crisis económica sin saber de economía, en efecto, pasa algo parecido. Por eso sería tan importante evitar la demagogia política, que convence al ciudadano de que está votando según sus intereses, y en realidad pretende hacerle votar sobre los intereses del partido.

    Con aportaciones así es un placer escribir, la verdad ^^

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  8. El otro día me enteré de que existían estudios que afirmaban que una sociedad es más estable y eficiente cuando los partidos y los agentes sociales tienen un rol muy definido. Quizás sea porque no causan "shocks" a sus votantes, canalizan mejor los votos y preferencias de la población y al no "competir" por un espacio de indefinición (como podría ser el centro), gastan menos en demagogias.
    Tan importante es que la gente vote como que la gente sepa qué está votando. De nuevo, información asimétrica.

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