Tenemos el rescate a la vista o, como se llama ahora, la ‘asistencia financiera’. Un rescate de una economía se pide cuando un país está en unas circunstancias muy específicas: alto nivel de endeudamiento público, alto nivel de déficit público y bajo crecimiento económico, más bien decrecimiento. Esta situación provoca que el país no tenga acceso a los mercados y, en consecuencia, no tenga capacidad de endeudamiento privado institucional y tenga que acudir a un financiador de su deuda. Así ha ocurrido en los casos griego y portugués y, en menor medida, en el irlandés. Los dos primeros no tenían acceso a los mercados por las condiciones de su deuda. El caso de Irlanda, lejos de parecerse, se fraguó por la necesidad de intervenir en sus bancos para solucionar los desmanes de los directivos que habían generado un desfase que cubrió el gobierno con un incremento del déficit público del 30% de su PIB.
Aquí tenemos un déficit público persistente en niveles elevados, básicamente por los intereses que pagamos, una deuda pública (descontando los 100.000 millones del primer rescate) relativamente manejable, pero un crecimiento económico negativo con tendencia a empeorar. Cuando se produce el famoso ‘préstamo en condiciones muy favorables’ nuestros indicadores empeoraron considerablemente y todo se precipitó, aunque nuestras estadísticas macro eran malas pero manejables desde un punto de vista financiero. Es más, con las LTRO del BCE los bancos españoles estaban en condiciones para seguir comprando deuda española sin ningún problema. Pero la necesidad de recapitalizar la banca, con los agujeros negros creados, han provocado que avancemos en el camino del rescate total de la economía sin remisión. Porque nuestros socios nos exigieron que redujéramos el déficit público en la cantidad que nos prestaban y eso, lógicamente, provocó que nuestra economía entrase en una pendiente descendente más acentuada y que nos situase ante una incapacidad de pagar nuestra deuda pública, que se incrementará automáticamente en los 100.000 millones que nos prestan para recapitalizar la banca,
Con eso, y según las previsiones, nuestra deuda pública alcanzará algo menos del 90% de nuestro PIB en el año 2012 y que se incrementará en el año 2020 hasta el 101,5% (según previsiones de la Comisión), lo cual se complementa con unas previsiones de decrecimiento de 1,8% para 2012 y del 0,3% para 2013, lo cual provocará que nuestro mercado laboral seguirá deteriorándose y, en consecuencia, las dificultades serán mayores. En fin, que el panorama no pinta nada bien y, en consecuencia, las previsiones de financiación empeorarán considerablemente. De ahí que vayamos de cabeza a la ‘asistencia financiera’ que nos ahogará un poco más.
Hasta aquí las condiciones objetivas. La realidad es distinta: si analizamos los datos del sistema target, España debe a sus socios por sus transacciones alrededor de 350.000 millones de euros. Alemania tiene un saldo favorable, en el mismo sistema, de 700.000 millones de euros. Es decir, los organismos europeos quieren garantizar, con la ‘asistencia financiera’, los pagos a Alemania que debemos hacer. Ese es el principal desequilibrio que preocupa a los dirigentes. Y esa es la principal causa de las presiones que estamos sufriendo para acogernos al rescate. Luego la verdadera razón de la ‘asistencia financiera’ es el pago de nuestros acreedores
La pregunta es ¿servirá esto para solucionar nuestros problemas? La respuesta es, como todo en economía, matizable y opinable. Aunque pienso particularmente que no. Y lo hago por la especial circunstancia que tiene la economía española, y es que nuestro principal problema no es la deuda pública, sino la privada. En porcentaje del PIB, los sectores privados de la economía debemos al exterior un 216% de nuestro PIB. Es decir, queremos garantizar la financiación del sector público para pagar sus deudas (90% del PIB), pero no nos damos cuenta que el problema real está en el sector privado, que debe mucho más y que, con las políticas puestas en marcha hasta ahora, no podrá pagarlas de ninguna manera. Es por ello que siempre digo lo mismo: sin crecimiento económico que posibilite a los agentes económicos incrementos de renta y creación de empleo, será imposible que nuestros bancos, nuestras empresas y los ciudadanos mismos podamos hacer frente a nuestras deudas y, en consecuencia, cualquier política que queramos poner en marcha, fracasará. Pero los técnicos de la UE no parecen querer ver esta situación y se centran exclusivamente en la garantía de reducir el déficit público y de la sostenibilidad de la deuda pública.
No sé qué condiciones nos impondrán (seguro que no serán suaves) ni lo qué harán con el dinero (aunque me temo que nada nuevo) pero o incrementamos nuestra actividad económica o no podremos pagar nuestras deudas ni aunque despidamos a todos los trabajadores públicos de la economía y privaticemos la sanidad y la educación. Así que, señores economistas de la Comisión, analicen bien los datos y planteen cosas distintas de las que seguro que van a plantear. Es sólo un consejo de un economista desfasado (y perplejo).
@juanignaciodeju
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Anímate a comentar!