10 ago 2012

Tic-Tac Eurozona


En la década de 1930 las ideas de John Maynard Keynes emergieron como intento de respuesta a la situación económica global. Keynes abogó por asignarle un papel al Estado, de modo que este pudiese hacer de contrapeso de los “mercados libres”, ayudando a restablecer el equilibrio entre oferta y demanda.

Keynes consideraba que el Estado tenía la capacidad de estimular la economía cuando ésta se encontrase deprimida y “enfriarla” cuando ésta estuviese experimentando un momento de auge. La intuición de esto parece suficientemente clara, cuando el sector privado experimenta un shock negativo el Estado puede actuar a través de la política fiscal y monetaria de modo que compense la contracción en la actividad económica; y, del mismo modo, en los momentos álgidos del ciclo económico el sector público debería llevar a cabo un intervención contractiva con el objetivo de evitar el sobrecalentamiento de la economía, la formación de burbujas y alcanzar superávit para los días de lluvia. En esta entrada de Miguel Puente, se explica con más de detalle la interrelación que existe entre los sectores que componen una economía.

Como se menciona en el párrafo anterior, el Estado puede jugar un importante rol a la hora de suavizar las fases del ciclo económico. Pero esto requiere que la acción del sector público sea hecha en el momento idóneo, o mejor dicho, en la fase del ciclo adecuada; esto es, expansión presupuestaria en fases recesivas del ciclo y austeridad en la etapa álgida. En definitiva, la acción del Estado debe ser contracíclica en lugar de procíclica, puesto que, llevar a cabo políticas en la misma dirección que la fase del ciclo es similar a intentar apagar un incendio con gasolina.

De esta forma, parece claro que la estrategia de recuperación que se está llevando a cabo en la Eurozona, si todos los países practican políticas de austeridad, no es la adecuada debido al momento en el que nos encontramos; pues, únicamente están empeorando la situación y aumentando los ratios déficit público/PIB y deuda pública/PIB debido al mayor efecto contractivo sobre la actividad y, consecuencia de este efecto sobre la actividad, una mayor caída de la recaudación, lo que nos sumerge en un ciclo vicioso de austeridad-caída PIB-caída recaudación-aumento ratios y vuelta a empezar. La acción política parece ser una de las principales razones que justifique la mala elección a la hora de llevar a cabo las políticas fiscal y monetaria en los momentos adecuados como Jeffrey Frankel ejemplariza en esta entrada de voxEU.

Sin embargo, el momento para los estímulos en los países periféricos de la Eurozona se ha acabado hace tiempo y, por tanto, la solución no reside en que ellos realicen la política expansiva que requiere la fase del ciclo en la que se encuentran. La interconexión que existe entre los países que forman parte de la moneda única y que tanto benefició a Alemania mientras ésta realizaba las reformas que necesitaba, debe ser el punto de partida para la recuperación de la Eurozona en su conjunto. Es imprescindible que los países de la unión monetaria con capacidad para llevar a cabo políticas de carácter expansivo las ejecuten, de modo que se suavicen los efectos negativos subyacentes de los ajustes que los países en problemas están obligados a realizar.  

Así, ante la incapacidad de muchos países de dar respuestas contracíclicas, las opciones que restan en Europa para evitar una catástofre son cada vez más escasas y para que estas alternativas, que todavía existen, sean posibles es necesaria una mayor integración, en un formato que no todos los países están dispuestos a aceptar.

El tiempo nos contará el final de esta historia, hasta entonces habrá que esperar. Tic-Tac, Tic-Tac

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