20 abr 2012

Sobre educación: Permítanme estallar

Escrito por Germán García Aguilar

Stephen Hawking, el que es probablemente el físico de más renombre y quizás uno de los científicos más brillantes de la historia de la humanidad, no fue en su momento un gran estudiante. Como tampoco lo fue Albert Einstein. O Steve Jobs.

Muchos de mis profesores sí lo fueron. Quizás todos. Y, si bien es cierto que algunos valen muchísimo, también lo es que una inmensa mayoría son un ejemplo de los males del país mucho mejor que la mayoría de ‘alumnos repetidores’ que tengo a bien conocer.



Esto podría no decirnos mucho sobre las últimas medidas adoptadas por el Gobierno: ¿Que algunos grandes hombres fueran malos estudiantes implica que no debemos castigar a los mismos? No, claro que no. Sin embargo, que existan unas razones por las que estas grandes mentes no se adaptaran al universo estudiantil con la maestría con la que luego lo hicieron al profesional, que esas razones se conozcan, y que nuestra educación no haya variado un ápice al respecto sí son cosas que nos deberían preocupar. Y mucho, cabría destacar.

El estudio del cerebro lleva más de veinte años encontrando evidencias probadas de dimensiones de su funcionamiento que nuestros abuelos apenas hubieran llegado a imaginar. Obteniendo conclusiones sobre educación que rompen con las creencias que arrastrábamos.

De ahí que me encolerice que llegue la hora en que el Gobierno de un país disfuncional se encuentre en la obligación de hacer reformas y siga obviando todas las evidencias científicas sobre todas y cada una de las materias que trata. Ahora resulta que los repetidores son estudiantes que no saben apreciar ‘la cultura del esfuerzo’; y no víctimas del auténtico culto al sacrificio que se realiza en nuestras universidades: Memorizaciones arcaicas, profesores menos profesionales que los primeros homínidos cazando moscas, horas y horas de trabajo en labores improductivas y la exigencia constante de que el alumno se dedique a satisfacer a sus superiores en una filosofía que no puede evitar recordar a la teocracia de la edad feudal: En aquel momento, si querías dedicarte al universo académico habías de ingresar en un convento, respetar las misas, presentar castidad, no pecar y cienmil arbitrariedades sinsustanciales que sólo conducían a la insanidad mental.
Hoy, para dedicarse a las letras y/o las ciencias no hay que darse a Dios, sino a un ‘título oficial’ concedido por un sistema igual de endogámico y casi tan absurdo como fuera la Iglesia de por aquel entonces.

Todo lo que envuelve a la educación ha evolucionado mientras ella se aferraba a la obsolescencia. Conforme más alternativas tenía el estudiante, más arcaica se empeñaba en quedar, hasta convertirse en un mecanismo absurdo que no te prepara para la vida laboral ni te curte en los aspectos teóricos más interesantes (además de desentenderse de todo lo que tenga que ver con la actualidad) cuando más falta nos hacen dichas habilidades para desempeñarnos en un mundo de fuerte competitividad global.


Sin embargo, this is Spain, y en nuestro país los fracasos escolares se solucionan disminuyendo la dificultad de los exámenes y subiendo las tasas a los malos estudiantes para que abandonen la educación que han decidido cursar.
¿Cuándo llegará la hora de los porqués? ¿Cuándo los exámenes a profesores? ¿Cuándo una universidad moderna que no aspire a satisfacer cuatro egos sino a saciar la voluntad de estudiantes que están pagando por estudiar?

Tengo entendido que el excelente modelo educativo finlandés (que no sólo se basa en una disminución de alumnos por aula, sino también en una mayor libertad para los profesores, sobre los que la exigencia es enorme) se gestó en una época de crisis nacional. Rajoy, y su precioso equipo de gobierno con preciosos expedientes académicos, una vez más, prefieren ejercer una maniobra Titanic tremendamente populista -lo que manda huevos, joder- que afrontar la realidad.

Y así nos va.



4 comentarios:

  1. Creo que no podría estar más de acuerdo.
    Lo cierto es que quizás sea porque, como estudiantes lo hemos vivido en nuestras carnes, lo cual implica que no seamos objetivos y no se nos pueda tener en cuenta cuando, realmente, debería ser al revés.
    Lo de meter más alumnos por aula no es más que una exigencia necesaria si lo que se quiere es no seguir contratando personal. La subida de las tasas no tiene nada que ver con una mayor “exigencia”. Digámoslo claro, esto no es una reforma. Simplemente, necesitan dinero. Y como tenemos lo que nos merecemos, deciden conseguirlo de la base del crecimiento y la estabilidad del desarrollo económico.
    No deberíamos ponerlos melodramáticos si no fuera porque la educación que tenemos ya es de por sí de pena.
    Solo puedo hablar de lo que sé, y puedo decir que he aprendido tanto o más de economía por mi mismo que lo que me han querido enseñar en la propia universidad. Solo gracias a la especialidad se me permitió indagar y aprender justamente lo que me gustaba, el análisis económico, donde pude explayar mis ganas, mi ilusión, mis conocimientos y mi esfuerzo. Especialidad, por cierto, que gracias al plan Bolonia nos quitaron. En cierto modo he tenido suerte. Un par de años más y no sé como habría salido. Porque sí, siento lastima, mucha, por lo que vienen detrás.

    ResponderEliminar
  2. Totalmente de acuerdo. Yo además puedo dar la versión del 'otro lado': la del docente. Como tal, no me quejo de las condiciones porque es para mi un deahogo de las tensiones diarias, pero cada vez nos encontramos con menores espacios de libertad para la ordenación de nuestras clases y con menos maniobra para, incluso, la elección de los manuales que utilizamos. Hasta tal punto que el año pasado tuve que encabezar una rebelión en mi escaso ámbito para modificar el texto que se enseñaba. Al final, como siempre, se busca una sociedad borregil que sea fácilmente adoctrinable y manipulable sin capacidad de reacción a las políticas cada vez más en blanco y negro.

    Sumemos al deterioro de la educación la falta total de perspectivas y la condena a una generación perdida (junto con otra abducida) y tendremos enfrente nuestro futuro más deprimente. Si añadimos a esto el abandono de nuestros mayores a su suerte y las ideas circundantes que hablan de exceso de años de vida tras la jubilación, nos quedaremos sólo con aquellos que nos interesan y que nos pueden útiles en el futuro.
    La ignorancia es la base de la insensatez, y el gobierno un reflejo de lo que nos quieren hacer. La verdadera redorma de nuestro sistema educativo tendría que tener otros parámetros que el simple ahorro de cantidades de dinero, sino en el reconocimiento, de una vez, de la educación como inversión en el futuro. Y que los años de crecimiento explendoroso de nuestra economía coincidieron con la salida al mercado laboral de la primera generación española que tuvo acceso general a TODO el sistema educativo. La tozudez de los datos es clara, y las recetas actuales muy destinados a calmar las codicias mercantiles que pensar en el futuro. Así nos va y así nos estamos creando el futuro. El futuro será de otros, que nuestro ya no es posible.

    ResponderEliminar
  3. También estoy muy de acuerdo con el artículo. He conocido a muchas personas sin título ni estudios que se han abierto camino en la vida de forma envidiable, así como a gente con título que no se come ni los mocos, así que algo se le escapa al sistema, y algo gordo.

    El sistema educativo español actual puede decirse, lisa y llanamente, que no prepara para la vida. Así de simple y duro.

    El sistema educativo actual es un anacrónico compromiso entre el mantenimiento de unos empleos públicos de docentes de asignaturas de poca o nula utilidad, y la necesidad de la economía productiva de hombres-máquina que contribuyan a hacer crecer el PIB. Las personas como tales, su independencia y autosuficiencia, sus talentos individuales y capacidades personales, únicas y diferentes, parecen importar una mierda.

    ResponderEliminar
  4. Todos los comentarios, dentro y fuera del portal, coinciden. Pero no se hace nada. ¿Mal funcionamiento democrático, o simplemente me muevo por un entorno muy, pero que muy sesgado?

    ResponderEliminar

¡Anímate a comentar!